viernes, 31 de mayo de 2013

“LA MUJER Y MADRE”


“LA MUJER Y MADRE”

La mujer es la criatura más maravillosa del Universo.
Pienso, en primer lugar, en la Madre de Nuestro Señor Jesucristo Dios y también en mi madre.
Al traernos al mundo, mi madre, las de todos ustedes, llenaron su vida y nos dieron la nuestra.
No hay acto humano más grande que la procreación. Las madres no solo nos llevaron dentro de su seno y luego nos dieron a luz con dolor. Por si eso no fuera bastante, nos criaron y nos educaron.
De la educación que hemos recibido, ¿cuánto le debemos a nuestra madre? Yo no soy capaz de calcularlo.
Solo sé que la educación es el cimiento de todo lo que hacemos y somos.
Las madres nos han dado bondad, cariño, dulzura, besos, caricias. Nos han tratado con amor y con paciencia.  Quienes todavía tienen a su madre en la tierra lo saben bien, porque lo experimentan todos los días.
Pero la mujer es la criatura más maravillosa del Universo no sólo cuando es madre.
Las mujeres siguieron y sirvieron a Cristo. Estuvieron al pie de la Cruz. Fueron las primeras que visitaron su sepulcro.
Las semillas del Espíritu Santo crecieron en corazones femeninos.
El primer anuncio de las enseñanzas de Jesucristo lo hicieron las mujeres, a pesar de los prejuicios de la época.
La Samaritana del pozo de Sicar. Dámaris en Atenas. En Europa, la madre de familia Lidia (...)
Las mujeres no son hipócritas. Siempre están dispuestas a la renuncia. Aman los suyos. Se conmueven con los problemas de todos. Son capaces de una entrega total.
Su papel en la sociedad es de una importancia vital: hermanas, hijas, esposas, madres, empresarias, empleadas… Desde todos los estados contribuyen a la felicidad.
San Josemaría Escrivá de Balaguer, dijo: “La mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil, a la Iglesia, algo característico, que le es propio y que sólo ella pueda dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad…”
El mundo entero, como la Iglesia, espera y confía en la mujer, en su compromiso y testimonio a favor de todo aquello que compone la dignidad de la persona humana, su felicidad y su libertad.
La vida de la mujer está llena de un sentido grandioso que ilumina la vida personal, familiar y social. Su vida y su trabajo llenan y realizan la plenitud de la personalidad femenina.
A ellas les pedimos que sigan siendo el cimiento de los valores familiares y sociales. Su participación, entrega y desprendimiento son el fundamento de la familia, de la sociedad. Las mujeres son absolutamente necesarias para que todos consigan la felicidad y la plena libertad.
Bendita sean las mujeres. Y que lo sean por siempre jamás.

martes, 28 de mayo de 2013

“LA VERDAD”


“LA VERDAD”

Quien dice la verdad es feliz. Es un ser digno. Pertenece a un grupo privilegiado: el que forman las buenas personas. Es admirable. Vale la pena imitarle.
Camina con la cabeza erguida. Mira de frente.
El mentiroso agacha la cabeza. Cabizbajo y esquivo, torvo, no mira a la cara.
“La verdad os hará libres”
¿Hay mayor satisfacción que ser libre? No lo creo. Lo añoro y lo deseo con toda el alma.
Insisto: después de Dios, creo en la libertad.
Quien miente es esclavo. La mentira es una cadena.
¿Hay mayor autoridad que la que concede el decir siempre la verdad? ¿Mayor prestigio? ¿Mayor poder? Lo dudo seriamente.
La libertad es una prolongación de la verdad. Ambas son inseparables y dan la felicidad.
El mentiroso no puede ser feliz, porque no es libre.
El hombre sincero, la mujer sincera, veraces, no se improvisan. Estas virtudes nacen y crecen en la familia.
¡Qué enorme responsabilidad! ¡Qué gran honor el que tenemos los padres: educar a nuestros hijos en valores!
Educarles para que digan siempre la verdad. Para que sean sinceros. Para que caminen con la cabeza levantada. Para que sean queridos y respetados.
No comprendo al mentiroso. Causa daño: a sí mismo y a los demás.
Sin la verdad no se puede vivir honestamente y sin honestidad no hay vida feliz y menos libre.
Recemos por los hombres y mujeres sinceros. Recemos también por los mentirosos, para que se conviertan y dejen de serlo. Para que vivan.
La palma del honor y del respeto pertenece a quienes dicen la verdad.
Seamos honestos. La verdad brillará con el resplandor de la libertad. Caminaremos de frente, con la cabeza erguida, y el alma tendrá el descanso de la plena felicidad.
Honor a la verdad  y a quien es sincero.
Felicidad y libertad para él y para la verdad.

domingo, 26 de mayo de 2013

viernes, 24 de mayo de 2013

“LA LIBERTAD INTERIOR”


“LA LIBERTAD INTERIOR”

La libertad interior se conquista con una vida coherente, actuando con rectitud o pureza de intención. Emplear como norma de conducta hacer lo que hay que hacer, aunque no sea fácil, aunque lo más cómodo sea no hacerlo. Nunca aprovechándose del cariño de los demás o de su buena voluntad.
Quienes disfrutan de la libertad interior no buscan la gloria personal ni el aplauso. Viven con honestidad.
El católico lo tiene claro: conviene agradar a Dios en todo momento; conviene buscar siempre la verdad.
Si queremos alcanzar la libertad interior debemos preguntarnos con frecuencia: ¿hago en este momento lo que debo? ¿hago las cosas buscando el alago?
San Pablo aconsejaba: “hacedlo todo para gloria de Dios”.  Una buena jaculatoria para repetir con frecuencia: “Señor, para mi nada quiero”.
Si ésta no es la intención que nos mueve, ya habremos recibido el pago. Un pago efímero, poco satisfactorio, como todas las cosas de este mundo.
Para alcanzar la libertad interior hay que examinar  y, en su caso, rectificar, los motivos que mueven nuestras acciones.
Los falsos respetos humanos no suelen ser buenos consejeros. Muchas veces nos ponen en bandeja excusas, aparentemente razonables, para  dejar de hacer aquello que debemos hacer.
Estar atentos para no descuidarnos y no buscar la recompensa del momento. Sería una lástima que no hiciéramos el bien por cobardía o por vanidad.
Somos auténticamente libres, tanto interna como externamente,  cuando hacemos las cosas solamente por Padre Dios. De esta manera no somos esclavos del “qué dirán”, ni de la gratitud (o ingratitud) humana.
La rectitud de intención es el fundamento de todos los actos. Marca el camino hacia la libertad interior.
Somos libres cuando ejercemos la libertad, interior y exterior, con rectitud de intención: buscando agradar y servir a Dios y a los demás.
La palma de la paz, en reconocimiento de las buenas obras, solo se consigue cuando nuestro fin es aumentar la felicidad de los demás, y sin pedir nada a cambio.
Ese trofeo se recibe en el más allá.
En este mundo hay, sin embargo, un adelanto nada despreciable: la libertad plena.



martes, 21 de mayo de 2013

“MIS VIVENCIAS Y CREENCIA DEL MES DE MAYO. MES DE LAS FLORES”



“MIS VIVENCIAS Y CREENCIA DEL MES DE MAYO. MES DE LAS FLORES”

El mes de mayo se ha considerado como un mes para la alabanza. Para recordar y desear lo mejor que tenemos y lo mejor que deseamos. En especial es el mes dedicado a la Virgen Santísima, la Madre de Nuestro Señor Jesucristo Dios.
La primavera, en este mes, se expande con esplendor, representando a la niña que se hace mujer, revelando las formas bellas que su cuerpo va tomando.
Es un mes de esplendor tanto en lo humano como en la Naturaleza.
La flor, la gran manifestación de aroma y color con que la Naturaleza nos adorna y embellece. La gran expresión y representación del amor.
La Naturaleza, a la que tanto necesitamos para vivir de forma natural, la estamos castigando sin que nos haya hecho nada malo.
 ¿Qué mal nos ha hecho la Naturaleza, para que la tratemos de esa manera?
 Reitero: La castigamos sin habernos hecho nada malo.
Los humanos tenemos que cambiar, urgentemente, nuestro destructor comportamiento.
Que los perversos, pasotas e individualistas la dañen: allá ellos con su pecado. Recibirán lo que han repartido.
Pero ¿qué estamos haciendo los demás para remediar el enorme mal que nos estamos causando?
Se ha impuesto el egoísmo destructor. ¿Por qué lo aceptamos, si todos estamos de acuerdo que tenemos que cambiar nuestro comportamiento?
¿Para qué y de qué forma estamos viviendo la libertad? ¿Soy libre destruyendo? ¿Soy educado destruyendo?
¿Qué significado tiene para usted la libertad? ¿A qué grupo pertenece? ¿Al de los pasotas, al de los individualistas o al de los perversos? ¿O por el contrario es del grupo de los solidarios honestos?
Le ruego, encarecidamente, conteste a las preguntas que nos debemos hacer, para que siendo conscientes, podamos corregir nuestro comportamiento, y comenzar a ser esa mayoría honesta que lidere con su proceder, y volvamos a ser lo que hemos sido: humanos normales.
De acuerdo a la contestación que demos a esas preguntas, así será el mundo que vivamos y que dejemos a las siguientes generaciones.
Creo ciegamente en el ser humanos y lo amo apasionadamente. El bien no ha vencido al mal.
Aún estamos a tiempo. Aún no estamos en el punto sin retorno.
Por favor,  seamos y vivamos lo que somos: seres humanos sociales, amándonos unos a otros como amamos a Padre Dios, y no sólo dejaremos un mundo bellamente habitable, sino que desde hoy habremos cambiado, teniendo el mes de mayo que nos corresponde: el mes de las flores.

domingo, 19 de mayo de 2013

viernes, 17 de mayo de 2013

“LA AMISTAD”



“LA AMISTAD”

A la amistad deberíamos dedicarle una parte importante de nuestra vida.
La amistad es compartir la buena voluntad con cariño.
“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”
El amigo es con quien nos comunicamos, con la mayor naturalidad, penas y alegrías; en quien confiamos plenamente, y de quien recibimos cariño, comprensión y lealtad.
La amistad es sinceridad, confianza, consuelo, ayudar con el ejemplo, animar.
El amigo nunca traiciona, sólo ayuda.
Jesucristo añadió: “amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.
La amistad verdadera es desinteresada, no busca el provecho propio, sino el del amigo. Exige renuncia; no tiene dos caras; consiste en dar más que en recibir; piensa en el amigo con generosidad, con personal sacrificio.
La amistad necesita, lógicamente, que haya correspondencia. Que el cariño y la benevolencia sean mutuos.
La amistad con el tiempo se acrecienta, haciéndose más fuerte y más profunda.
No existe la envidia, ni el odio, ni el rencor, no hay sospechas etc. Se crece con las dificultades.
San Agustín llama al amigo: “la mitad de su alma”.
Es ocasión del desarrollo de virtudes. Es un bien humano de valor incalculable. Hay quien llega al heroísmo. Tanto el amigo, como el amigo del amigo.
La amistad  es un camino para acercarse a Padre Dios, y alcanzar el cielo.
Allana el terreno de las dificultades, ha sido y es un medio natural para comunicar sentimientos, en especial de quienes están cerca de nosotros.
Al amigo se le da lo mejor que uno tiene.
La caridad debe ser el denominador común. Y el medio para acercar y acercarse a Padre Dios -que es lo más esencial de nuestra vida-, y que  quiere que tengamos muchos amigos. Es infinito su amor por todas las mujeres y hombres, y nuestra amistad es un instrumento para llegar a Él y a nuestros amigos.
La amistad, todo lo puede, con la caridad y la ayuda de la gracia.
¿Somos ejemplo para las personas que nos rodean, demostrando que somos amigos de nuestros amigos?
La amistad es de un valor incalculable, sin ella se camina por el sendero angosto de la soledad, con ella se hace el bien y se recibe el bien. Es la forma de preocuparnos por el alma de nuestro amigo.
Quien tiene un amigo, tiene un tesoro que le ayudará aquí y en la eternidad, para hacer el bien ahora y siempre.
Dichoso el amigo, dichoso el que lo tiene,  y dichoso el que lo es, porque pasaremos por sus vidas y nuestras vidas haciendo el bien, para poder ser felices y libres.





martes, 14 de mayo de 2013

“LOS RESPETOS HUMANOS”



“LOS RESPETOS HUMANOS”


La largueza en el cariño inspira al ser humano y lo hace comunicativo y expresivo. Los respetos humanos, el miedo al que dirán, no tienen ningún sentido.
La educación en valores, éticos o religiosos, genera comportamientos llenos de amor y respeto. Moldea una forma de vida plena y honesta de la que sería absurdo avergonzarse. Por ejemplo, por miedo a la opinión de los demás.
Los respetos humanos paralizan el bien y anulan las iniciativas de mejorar. La invisibilidad en la que pretenden refugiarse los timoratos es perniciosa. Y además es imposible. Actuar con naturalidad, con coherencia a las propias convicciones, con transparencia, siempre es beneficioso, porque abre espacio a la confianza. El diálogo sólo es sincero y profundo entre personas que no llevan una doble vida. 
Una de las grandezas humanas es caminar con la cabeza levantada. Sin engreimiento, con humildad. Mirando de frente. Queriendo al prójimo. Libres de las cadenas que forjan los respetos humanos.
El respeto humano paraliza acciones que son necesarias para contribuir a la felicidad de los demás y la nuestra propia.
Actuar sin respetos humanos no significa desfachatez, ser un sinvergüenza. Actuar sin respetos humanos es actuar sin vergüenza. Es dignificar las relaciones humanas conjugando sinceridad y cariño. Es respetar y ser respetados, los únicos medios de conseguir la felicidad y la libertad.
Los respetos humanos dificultan la comunicación y, como consecuencia, distorsionan la información (la que se transmite y la que se recibe).
Si queremos ser buenas personas, tenemos que eliminar el temor a quedar mal. Necesitamos muchos ejemplos de vidas plenas, atractivas: referentes que sean faros luminosos en estos momentos de crisis de valores y de ausencia de participación.
La felicidad y la libertad son absolutamente necesarias para vivir mejor. Y las dos van de la mano. No es posible ocultar el amor a la libertad. No es posible ocultar la felicidad.
Hay que tratar de eliminar los respetos humanos, sean del tamaño de la clase que sean. Entorpecen el bien que podemos hacer con el decir y con el hacer. Anulan nuestra capacidad de ser felices y de contribuir a la felicidad de los demás. Quien se deja vencer por los respetos humanos no es libre. Se ha construido una cárcel en la que no cabe la felicidad.
Seamos lo que tenemos y debemos ser: seres sociables, que nos relacionamos para querernos y ayudarnos, "sin respetos humanos". Con el corazón y el alma llenos de alegría. Alabando a Padre Dios por todos los beneficios recibidos.
Que los respetos humanos desaparezcan por siempre jamás. Que seamos honestos. Que  compartamos lo bueno que tenemos. Si no, caeremos en la tristeza porque y habremos coartado la libertad. La propia y la ajena. 

domingo, 12 de mayo de 2013

viernes, 10 de mayo de 2013

“SER SANTOS”



“SER SANTOS”

Todos podemos ser santos. No es una utopía. Aunque hay una condición: quererlo, proponérselo.
¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si luego pierde su alma? Con esta pregunta Jesucristo nos situó de forma radical ante la maravilla de la vida, cuya razón última está en Él, Dios.
Los santos fueron mujeres y hombres con los mismos defectos y virtudes que los nuestros. No hubo ni habrá diferencia.
“Quiero ser santo”. ¿Me lo repito constantemente? ¿Estoy en el camino, aunque no sé cuando llegaré? Nunca desistiré.
Esto es lo que quisiera proponerles hoy: tratar de ser santos, para ayudar a los demás y a uno mismo.
¿Tengo verdaderamente ganas de ser santo? ¿Me gustaría ser santo?
A algunos la idea de ser santo les resulta una quimera, no una realidad viva.
Santos son los que se levantan siempre, no los que no pecan.
Renunciar a la santidad porque nos consideramos llenos de defectos es una manifestación de soberbia. Es cobardía.
Dejar de querer ser santos, abandonar la lucha porque tenemos defectos o porque existen problemas es un error. Ello nos puede llevar a la soberbia.
Tenemos que poner los medios para alcanzar la santidad. Con sólo los deseos no es suficiente. Tenemos que tener paciencia.
Se necesita no desistir un solo día en el combate contra los malos hábitos. Es una guerra de largo recorrido. Ser pacientes y perseverantes.
Padre Dios cuenta con el tiempo. Él espera siempre.
Todos los santos se han considerado grandes pecadores. Pero han puesto los medios necesarios para alcanzar la santidad.
Hagamos el propósito de tratar de mejorar. El futuro se acercará y la santidad llegará.
Querer es poder. 

martes, 7 de mayo de 2013

REITERAR LA PAZ”


“REITERAR LA PAZ”

Paz. Una palabra que si se convierte en vivencia da la tranquilidad de la que surgen la felicidad y la plena libertad.
No hay felicidad sin paz. No hay libertad sin paz.
Jesucristo promete a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy; no la doy yo como la da el mundo”, y después de Su Resurrección les dijo: “la paz con vosotros”.
Estas frases nos quitan todos los temores y nos llenan de paz.
La paz ha sido, durante muchas generaciones, el vehículo para hacer el bien y el signo de una sociedad libre y feliz.
¡Sería magnífico que volviésemos a usar el saludo: “la paz contigo”! Sería un signo de fraternidad, de buena educación y de participación comunitaria.
También se puede usar para la despedida: “vete con paz”.
Desear la paz y promoverla es un gran bien humano, y unido a la caridad se convierte  en un bien sobrenatural.
Tener paz en nuestra alma, es el medio para comunicarla.
La paz verdadera es el fruto de la santidad humana y del eterno amor a Padre Dios.
San Agustín dijo: “la paz verdadera es la tranquilidad en el orden”. Orden con Dios y con los hombres. Ese orden nos dará paz que, a su vez, comunicaremos a los demás.
El Obispo de Hipona añadió: “la paz es obra de la justicia”.
La paz se encuentra en donde hay amor y justicia, donde existe respeto a la dignidad humana, donde no se busca la propia utilidad. Está en quien vive para los demás.
El no querer tener a Dios en el corazón aleja la paz.
La paz perdurará mientras haya personas de buena voluntad. Pero cuando son minoría, la ocultan y parece que ha desaparecido. Es lo que aprovecha el poder perverso para seguir creando la guerra y  la fabricación, venta y consumo de armas.
Evitemos todo aquello que quita o debilita la paz: juicios temerarios o negativos, murmuraciones, mala educación …
Todos estamos obligados a llevar y repartir la paz, a ser sembradores de ella, de la alegría, de la libertad, y es ahí donde se encenderá, apasionadamente, nuestro amor a Dios y al prójimo.
Seremos lo que debemos ser: felices y libres, con paz.



domingo, 5 de mayo de 2013

“HOMENAJE EN EL DÍA DE LA MADRE”.



“HOMENAJE EN EL DÍA DE LA MADRE


Aunque todos los días tenemos y debemos homenajear a quien nos concibió, desarrollo y parió (por eso estamos vivos), sea hoy un día especial, por ello, añado:

“LA MADRE ES, NOS DA Y REPRESENTA A LA VIDA ¿QUÉ MÁS SE PUEDE DAR?
¿Y QUÉ MÁS, HUMANAMENTE, PODEMOS RECIBIR? LO ES TODO, Y TODO LO QUEREMOS AGRADECER, MANIFESTANDO NUESTRO PROFUNDO Y ETERNO QUERER.
GRACIAS, QUE PADRE DIOS Y SU SANTÍSIMA MADRE LA VIRGEN MARÍA BENDIGA A TODAS, DE TODOS LOS TIEMPOS, POP SER LO QUE SON: MADRES”

IMITÉMOSLAS, Y EL MUNDO SERÁ LO QUE DEBE SER.

MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA.

“Para vivir con largueza,
necesitase participación y fortaleza”. 

viernes, 3 de mayo de 2013

“ES PEOR COMETER INJUSTICIAS QUE PADECERLAS”


 “ES PEOR COMETER INJUSTICIAS QUE PADECERLAS”

¡Si hiciéramos lo que contestaron San Pedro y San Pablo al Sanedrín de Israel por estar predicando, que al haberles prohibido que lo hicieran dijeron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”! Estaban convencidos de que “no hay peligro para quienes temen a Dios sino para quienes no le temen, y de que es peor cometer injusticia que padecerla”. Si hiciéramos lo mismo, el mundo sería lo que debería ser: un paraíso.
Hoy y siempre se nos exigirá fortaleza en medio de algunos ambientes de indiferencia religiosa y social. De falta de participación en defensa de los valores humanos. Se necesitan ciudadanos con clara conciencia del deber de ser buenos ciudadanos. El primer deber: no aceptar normas contrarias a la ley natural.
Los Estados no son jurídicamente omnipotentes; no son la fuente del bien y del mal. Sí deberían ser los promotores del bien particular y social, y ser los servidores de la comunidad. Tenemos que ser críticos en las instituciones políticas y sociales. Colaborando a que desaparezcan las injusticias. Seamos auténticos protectores de los bienes fundamentales de la persona. Protegiendo al derecho a la vida, al matrimonio y a la familia, permitiendo que los padres puedan educar a sus hijos, la libertad de enseñanza y de expresión, la igualdad en las oportunidades en el trabajo, la seguridad ciudadana, la libertad religiosa, etc. etc. Apoyando todo aquello que afecta al bien común.
La pasividad de pasotas e individualistas ante estos asuntos es una realidad tremendamente preocupante, por la falta de lucha en defensa del bien común. Por los pecados de omisión. Los católicos tenemos la obligación de santificar esas realidades. 
Hay quien quiere construir un orden temporal sólido y fecundo sin Dios. No se trata de construir y convertir el mundo en una sacristía, ni la familia en conventos, ni la economía en beneficencia …Se trata de ser consecuente. De tener una estricta moralidad, o lo que es lo mismo: buen sentido. Ante el mal nadie puede pensar que no puede hacer nada.
Lo poco o mucho que podamos hacer hay que hacerlo. Todos podemos y debemos vivir y actuar con responsabilidad, tanto en la vida privada como pública.  Y evitar o tratar de evitar las injusticias, en la vida personal, social y familiar. Tanto en el orden económico y material como en las demás acciones sujetas al orden moral.
Tratemos de hacer este mundo sin injusticias. Depende de todos, de usted, de mí y del vecino. Tratemos de actuar con sentido sobrenatural y sentido común, convirtiendo el mundo en un lugar habitable, más humano, que sea un medio de santificarnos. 
Todos, sin excepción, podemos y debemos aportar nuestro grano para hacer la montaña de la felicidad y de la libertad, eliminando las injusticias. Sólo faltamos usted, yo y el vecino, y tendremos el mundo que merecemos. “Quien es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho”.

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