domingo, 30 de marzo de 2014

martes, 25 de marzo de 2014

“ENEMIGO PERVERSO”



“ENEMIGO PERVERSO”
 
 
El enemigo perverso es todo aquel que no ama a su prójimo. Utiliza al ser humano en beneficio propio y en detrimento del subyugado.
Hay perversos de todos los tamaños: grandes, medianos y pequeños.
El perverso grande sigue tragándose al pequeño. Aunque el pequeño es capaz de dañar lo inimaginable. Ese comportamiento es consustancial con la vivencia y acción de los mismos.
Tragarse todo lo que pueda: es su condición, sine qua non, en la búsqueda del dinero y del poder, que son las atracciones, apetencias y fines del perverso. Esa búsqueda la hace a costa de lo que sea.
¿En quienes se apoyan los perversos para conseguir sus fines? En los pasotas, en los individualistas y en los despreocupados (los que dicen: eso no va conmigo, que lo arreglen los de arriba, etc.). Todos ellos son el fundamento en donde se apoya el poder perverso. Sin ellos no existirían.
Lo primero que hace el poder perverso es convertirnos en esclavos.
Sólo existe un poder que pueda vencer al perverso: el honesto comportamiento de la mayoría.
El hombre nació y vive para ser feliz y libre.
Todo lo que reste felicidad y libertad es un enemigo declarado de la humanidad.
De la misma manera que la corrupción es un delito, debería serlo el poder perverso. Y de acuerdo al mal uso y daño del poder y del dinero, así debería ser la pena. Separándolos de la sociedad, imposibilitándoles seguir ejerciendo cualquier tipo de poder.
Todo aquel que perturbe, reste o quite la felicidad y la libertad deben ser castigados severamente y aislados de la sociedad. No puede convivir con los demás.
La convivencia es el estado normal del hombre. La convivencia es el cimiento de la felicidad y del progreso tanto ético como material, así como del ejercicio de la libertad.
El amor al prójimo tenemos que aprenderlo y vivirlo desde niños. Los cristianos lo tenemos clarísimo: Amar a Dios sobre todas la cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
El amor disuelve al perverso. El amor es el que acrecienta la felicidad y a la libertad.
Insisto que el perverso que consigue subyugar, nos convierte en esclavos.
¿De qué forma y a qué contribuyo con mi comportamiento?

martes, 18 de marzo de 2014

“SEGUIR CON LA JUSTICIA”


 
“SEGUIR CON LA JUSTICIA”
 
La justicia es la virtud cardinal que ordena la convivencia recta y limpia. Hace que las relaciones humanas sean honestas y libres, porque enseña a dar a cada uno lo que le es debido.
Sin justicia, la convivencia es inhumana. Se convierte en una lucha desigual, donde el hombre atropella a sus congéneres.
La justicia exige que la ley establezca los derechos y deberes en el seno del cuerpo social, para que los individuos vivamos de acuerdos a ellos: cumplir los deberes y las obligaciones que tenemos respecto a la comunidad; y exigir nuestros derechos.
Somos seres sociables y vivimos en comunidad.
La justicia es un ideal abstracto que se hace realidad en quienes componemos la sociedad. La persona justa vive la justicia consigo mismo, en la familia, en la empresa... incluso en los momentos de ocio.
Nuestros valores éticos o religiosos nos ayudan a proyectar la justicia en la sociedad y en nosotros mismos. Los que tienen autoridad tienen una obligación especial de ser justos.
Para que haya justicia social, se necesita una mayoría de hombres justos, en todos los órdenes de la vida, cuyo recto comportamiento incline a los demás a hacer lo mismo.
Todo depende de las decisiones personales de la mayoría participativa. Si somos justos tendremos una sociedad justa. Si no lo somos, la ciudad se convertirá en selva, donde siempre prima la ley del más fuerte.
Justicia es dar a cada uno lo suyo, y cada uno hacer el bien.
Ello nos obliga a compartir y trabajar por una sociedad justa, recta, limpia, feliz y libre.
Ser justos en lo grande y en lo pequeño. Santificándonos y santificando nuestras realidades ordinarias.
Después de miles de años de convivencia, ¡cuántas injusticias hay todavía que reparar!
San Josémaria Escrivá de Balaguer dijo: “tanto fanatismo acumulado en ojos que no quieren ver y en corazones que no quieren amar”.
Dejemos a nuestro paso una estela de amor, de alegría y de libertad. Sin transigir con la injusticia.
La gran fuerza que nos debe mover es el amor a Cristo. Siendo fieles al Señor, seremos justos y comprometidos con el bien de los demás. Sin pedir nada a cambio.
Los cristianos creemos que el prójimo es Cristo. Que Cristo está presente en los demás, especialmente a los que padecen injusticias. “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed …”
Esa es la gran responsabilidad personal y social del momento presente. Todos, sin excepción, estamos obligados a cooperar en la justicia persona y social universal.
Trabajadores y parados, jubilados y todo el que esté en activo ... todos tenemos la obligación de cooperar a la justicia.
Anatema a quien pudiendo ser justo no lo es.
Que Padre Dios nos de la fe y sabiduría para ser justos en todo momento, cooperando al bien de la comunidad y sin pedir nada a cambio. No dando como caridad lo que se debe por justicia.
La honesta participación es consecuencia de la justicia llevada a la práctica. De la justicia vivida.

domingo, 16 de marzo de 2014

martes, 11 de marzo de 2014

"EL TRABAJO PARA LOS JÓVENES"

 
 
 “EL TRABAJO PARA LOS JÓVENES”
 
 
Crear puestos de trabajo para los jóvenes tiene que ser un tema  de suma urgencia y preeminencia.
No hay problema mayor y más urgente que crear puesto de trabajo para los jóvenes.
Tiene que ser la meta urgente, inmediata e insustituible.
No se puede permitir tarar a una generación por falta de dinero y por falta de iniciativas, trabajo e inversiones, cuando se dedican  recursos a otras cosas, algunas innecesarias
La sociedad en su conjunto tiene que exigir que TODOS, públicos y privados, dediquemos nuestros recursos y esfuerzos en crear puestos de trabajo para los jóvenes.
Yo estoy dispuesto a dedicar tiempo y un tanto por ciento de mis ingresos a la creación de esos puestos.
Pero exijo que todo el mundo haga lo mismo.
El cobarde que se quede fuera, hay que estigmatizarlo socialmente, y excluirlo como a un apestado.
Igual a los entes públicos. Sus recursos personales y económicos tienen que tener la primera finalidad, después de atender las necesidades perentorias, la creación de empleo.
Una de las primeras acciones es convertir al “burrocracia”, en burocracia”.
Todo tiene que estar al servicio del ser humano. PERO TODO.
Ese debe de ser el cambio personal y social requerido: TODO ESTÉ AL SERVICIO DEL SER HUMANO
El que pueda poner trabas a la calle o arrinconarlo. No es digno de ser considerado responsable.
Todo es tan sencillo como servir honesta e incondicionalmente.
Quien sea servidor incondicional hay que bendecirlo y alabarlo por la sociedad. Sea reconocido y estarle eternamente agradecido. Se le distinga y promocione a dirigir a los que son menos servidores.
Que todos sintamos la enorme satisfacción del deber cumplido. Que podamos caminar con la cabeza levantada y nos saludemos con respeto y consideración.
Que se diga de nosotros: es una buena persona, cumplidora con su trabajo, solucionando problemas, y no creándolos o entorpeciendo con inútiles y perjudiciales dilaciones por mala uva, desconocimiento o corrupción
Vivir para los demás de forma honesta e incondicional, debe ser la norma de vida. Lo contrario sea la extrema excepción, y sea condenada.
Seamos lo que somos: seres humanos buenos y sociables. Que nuestra felicidad sea la continuación de la del vecino, amigo o compañero. Y todo porque todo está al servicio del ser humano, para hacerlo feliz y libre.
Todo el sacrificio que hagamos por los jóvenes, es poco.
 

 

lunes, 10 de marzo de 2014

“RECTIFICACIÓN”




“RECTIFICACIÓN”

 
Creo que estoy escribiendo demasiado. Dos artículos a la semana (martes y viernes) y los domingos las máximas. Pienso que puede ser una información excesiva en tan corto espacio de tiempo. Lo veré.

A partir de ahora sólo publicaré un escrito los martes, y los domingos las máximas (hasta que se me acaben).

Mis deseos, ilusiones y trabajo son servir a la comunidad. Y hacerlo de la mejor manera,  y sin pedir nada a cambio.

Gracias por el apoyo. Sin ustedes no tienen sentido ni razón  mis escritos.

Gracias y que Padre Dios les bendiga, como lo hago yo.

viernes, 7 de marzo de 2014

“LA NOBLEZA Y LA VALENTÍA”



“LA NOBLEZA Y LA VALENTÍA”
 

No hay nobleza sin valentía. No hay valentía sin nobleza.
Un cobarde puede ser todo menos noble.
El comportamiento del valiente puede tener un componente familiar y educativo. También el del cobarde. A veces, la cobardía y la valentía parecen hereditarias. El innoble y el valiente educan a sus hijos como lo que son.
Los hijos aprenden lo que ven hacer a sus padres.
Todos sabemos que hay familias valientes y familias cobardes. Lo bueno y lo malo se contagia. Se transmite e incluso se hereda.
¿Cuánta responsabilidad tenemos los padres con la educación que damos a nuestros hijos?
No creo que la cobardía ni la valentía se improvisen.
¡Dichoso aquel que aumenta sus virtudes! ¡Feliz aquel que trata de corregir sus defectos! Alegrémonos con aquellas/os que llenan el alma de alegría y bien. Recemos por los cobardes que llenan el alma de odio y la ahelean, siendo los primeros en sufrir la triste y amarga consecuencia de su comportamiento.
Recemos, y mucho, para que unos aumenten sus valores y otros disminuyan sus errores. Y así se beneficien ellos y la familia y la comunidad.
Con cobardía no hay felicidad. Tampoco libertad.
La libertad la hacen crecer los valientes con su comportamiento, con su buena voluntad y con sus valores. Y los cobardes la disminuyen.
Creo que hay un método efectivo, - que debemos poner en práctica -, y es este: que sepan que sabemos que son unos cobardes, perversos, corruptos o sinvergüenzas.
Que lo sepan. Que noten que la sociedad honesta y valiente los rechaza.
“Honor al valiente y deshonor al cobarde. Pero sin olvidar nunca que ambos son seres humanos”.
El corrupto, - tan en boga-, pertenece al grupo de los sinvergüenzas e innobles.
Debemos tratar que los innobles se sientan avergonzados, - aunque suele ser difícil -, porque una de las características de los sinvergüenzas es ser caraduras. Pero hay que tratar de que sepan el concepto que tenemos de ellos, y que pueden cambiar hacia la nobleza y la valentía.

martes, 4 de marzo de 2014

"USTED NO TIENE NECESIDAD DE HACER LO QUE HACE"

                                      

"USTED NO TIENE NECESIDAD DE HACER LO QUE HACE"
 
Esta frase la he oído varias veces, al referirse a que no debería o no tenía necesidad de hacer lo que hago por razón de mi edad y posición económica o social. Debería estar descansado, no haciendo nada o simplemente contemplando.
El ser humano ha nacido para estar activo. La inactividad anula o destruye al ser humano, tanto física como mentalmente.
Coja un brazo sano, póngalo en un cabestrillo durante 3 o 4 semanas, vaya a moverlo, estará anquilosado.
Hay algo aún más importante que la inactividad física, y es la inactividad de la honesta participación, la omisión del deber de participación.
Toda persona sana y con tiempo tiene la obligación, no “devoción” – de trabajar tanto para sí como para los demás. Por supuesto, a fondo perdido, nunca tratar de rentabilizar ese trabajo.
No me refiero ahora a la necesidad evidente de trabajar para sostenerse y sacar adelante a la familia. No debemos tratar de rentabilizar el trabajo por los demás porque - no nos cansaremos de repetirlo - vivimos para servir.
Hay que contrarrestar aquella idea que también he oído a un jubilado: me he ganado el derecho a no hacer nada.
Ni hablar. Nadie tiene derecho a no hacer nada.
Usted se ha ganado el derecho a cobrar una paga, pero no a no hacer nada.
Porque la obligación de seguir sirviendo está incluida en la propia jubilación.
Los mayores tenemos la suerte de tener la experiencia, que es la madre de la ciencia.
Ahora, como mayor, tengo más “valor” tanto personal como socialmente. Tengo la experiencia, que debo poner al servicio de la comunidad. La tengo para usarla, y con la obligación de usarla en bien de los demás.
Siempre - hasta que mis posibilidades me lo permitan - estoy obligado a hacer todo lo que pueda, según nuestro leal saber y entender, por la comunidad. Ello fortalece el alma, nos enriquece, y seremos merecedores de la paga local en esta tierra y después en el cielo.
Quien cumple con su obligación social, de trabajar por los demás sin pedir nada a cambio, se llenará de valores que le impulsarán hacia la santidad. Caminará por el sendero luminoso de bien, y brillaran sus actos, dando la luz a la obscuridad que otros tienen, la luz que necesita el mundo para tener la felicidad para la que hemos nacido.
Para ello le necesitamos a usted activo, honesto y feliz. Y alcanzará “el palmito” del éxito y del reconocimiento y agradecimiento de su comunidad. Para que cuando le llegue la maravillosa hora de la despedida terrenal, se presente ante Padre Dios con las manos llenas, y pueda oír “ven bendito de mi Padre al cielo que te tenía prometido”.
Hasta tanto tendrá el reconocimiento de su comunidad, haciéndolo feliz y libre. Pero no antes. Y podrá seguir haciendo lo que usted hace ahora, pero será con dicha, y recompensa.
La honesta participación es la solución y es nuestro deber y obligación.

domingo, 2 de marzo de 2014

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