“LA IMPORTANCIA DE LA MUERTE”
La vida y la muerte son dos hechos, personales e intransferibles,
que completan el recorrido y el espacio del tiempo que va de la vida hasta la
muerte.
La vida es un tiempo de máxima responsabilidad, personal e
intransferible. Perder el tiempo -el poco y corto tiempo que vivimos- es
imperdonable y puede llegar a ser un pecado personal, familiar y social, pudiendo
llegar a ser universal.
Vivir es algo maravilloso. Con la vida se aprende a amar, a
servir, a ser feliz y a que sean felices los demás al compartir el amor con la
honesta participación.
Uno de los grandes hechos, vivencia y exigencias de la vida es
compartir y participar honestamente en la búsqueda del bien de todos, el de
ustedes, el mío y el del mundo entero.
Compartir la felicidad es repartir felicidad cuando participamos
honestamente. Así se crea la cadena de la felicidad.
La felicidad no es personal, ni siquiera de quien la comparte. La
felicidad es un estado compartido y ambientado, en el que a mayor número de
personas felices -por nuestra entrega y participación-, mayor es la alegría al
repartir felicidad. Y también es mayor la velocidad de regreso: felicidad
repartida, vuelve antes y, además, multiplicada.
Repartir felicidad hace la vida alegre y prepara la muerte con
felicidad.
La muerte es el final terrenal del camino de la vida, a la que se
llega con hechos que si son compartidos la dulcifican y si no son compartidos
tendremos el vacío solitario y el espantoso silencio de no haber compartido la
felicidad y el amor en la vida, quedando solo el vacío y el olvido.
Lo importante de la muerte es llegar al final del camino con el
deber cumplido, creyentes o no.
Al final del camino de la vida nos encontraremos con lo que hemos
hecho y creído. ¿Qué encontraremos? El cielo prometido, o, al no creyente,
terminar y acabar.
Como creyentes hay que confiar y rogar a la bondad infinita de
Padre Dios que nos dé el cielo prometido y que lo tengamos y gocemos
eternamente.
La importancia de la muerte es llegar el término del tiempo de la
vida.
La importancia de la muerte es acabar el recorrido terrenal y
dejar la vida.
La importancia de la muerte es, si se tiene fe, llegar al cielo
prometido; y si no se tiene fe: esperar a que los hechos de nuestra vida hayan
sido buenos y recibamos lo que hemos dado.
La importancia de la muerte es haber vivido compartiendo el tiempo
y ayudando a los además. Entonces la muerte tendrá sentido, por no haber
perdido el tiempo -que no se recupera jamás- y sea el valor que presentamos y
recibamos la paga que nos merecemos.
La importancia de la muerte es que solo se muere una vez, es el
final de la vida - se sea o no creyente - y será el momento de hacer balance.
El resultado señalará lo que nos darán.
La conciencia es la juez y la receptora del resultado del balance
final.
La importancia de la muerte es que solo es una vez, y no vuelve
jamás.