“LA AUTORIDAD Y SU RELACIÓN CON LA CORRUPCIÓN”
La autoridad es la responsabilidad de
representar al representado.
La autoridad no es suplantar, es representar.
Suplantar al representado es corrupción, y si lo
es por buscar el propio beneficio económico es deshonestidad, latrocinio y
robo.
La responsabilidad de la autoridad es enorme,
como enorme es la alegría y el honor de tener autoridad.
La autoridad es delegada, nunca es impuesta y
menos dictatoríalmente.
Tener autoridad es haber llegado a la cumbre
personal y social.
La autoridad se recibe de quien la tiene.
La autoridad no está vinculada a la condición de
ser humano sino a un cargo.
Un padre tiene autoridad por ser padre. Un
profesor la tiene por dar clases. Un juez por el cargo de juzgar. Un político
por representar. Un empresario y un trabajador porque producen riqueza…
La autoridad es una gran responsabilidad, que es
compensada con creces por el poder de autorizar y del reconocimiento personal y
social.
Tener autoridad para autorizar y gobernar es
haber conquistado el cenit de la responsabilidad.
Benditos y alabados sean las autoridades
honestas porque de ellas nace y crecen el bien particular, social y general.
La corrupción es el abuso deshonesto de la
autoridad.
Anatema y condena eterna a quien abusa y usa la
autoridad en beneficio propio, lo que hace en detrimento y perjuicio del
administrado y del representado. Eso es corrupción.
La corrupción no se cansa de hacer el mal,
arrastrando al perjudicado al mal sin necesidad, debiendo ser condenado y
apartado de la sociedad.
Quien se arrepiente tenga el castigo merecido y
el beneficio del arrepentimiento, que debe ser reconocido y aplaudido.
La autoridad es representar –nunca suplantar– al
representado.
La autoridad es por delegación, no por
imposición.
La autoridad es gobernar, no ordenar.
La
autoridad es honestidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.