Mi amigo y compañero José Luis Mota Garay, ha escrito este artículo que considero muy interesante publicar para conocimiento de la realidad.
MADRES DE ALQUILER
El de “las madres de alquiler” es uno de los temas “sobre el tapete” de la discusión social y mediática a propósito de la sexualidad y el matrimonio. Como ocurre con otras cuestiones, el uso de un eufemismo pretende dulcificar la situación, aun a costa de distorsionar la realidad. En este caso, cuando se habla de “maternidad subrogada” se describe esta conducta: una mujer alquila su útero para realizar la gestación del óvulo de otra mujer fecundado con los espermatozoides de su pareja, o con los de un voluntario anónimo, quien previamente los había donado a un banco de espermatozoides; la mujer gestante recibe a cambio unos 12.000 euros. Habría que hablar, por tanto, de “úteros de alquiler”, o de “alquiler de úteros”: ¿quién es la “madre”? ¿la mujer de la que procede el óvulo? ¿la mujer que da a luz?
Las técnicas de reproducción asistida han conseguido acabar con aquello de “mater semper certa est”. Puesta a disposición de la técnica, la sexualidad humana es falseada y manipulada, en especial cuando los avances tecnológicos solo satisfacen el interés de quien desea ser padre o madre a toda costa, y en cualquier circunstancia. Este tipo de gestaciones artificiales no son inocuas: repercuten negativamente en los hijos así engendrados. La fecundación “in vitro” (esto es, en el cristal del laboratorio) deja a un lado la unión amorosa del padre y de la madre. Es fuente de conflictos sobre el derecho de la paternidad o la maternidad del nacido, así como sobre la patria potestad. Y, en el ámbito psicológico, puede originar complejos de reconocimiento de la personalidad y de la propia identidad de los que así han sido engendrados.
José Luis Mota Garay. 14500951 A
LAS PALMAS de Gran Canaria.
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