miércoles, 31 de enero de 2018

“LA INJUSTICIA”



 
“LA INJUSTICIA”  


La injusticia es la falta de justicia.
La falta de justicia amarga la existencia.
La existencia amarga se vive con la injusticia.

Hemos nacido para la justicia.
La injusticia es conceder la supremacía al mal,
lo cual anula la honesta, alegre y feliz existencia.

El recorrer, vivir, tener y gozar el día
sin justicia se convierten en una pesadilla
de horror, terror y de vida sin sueños y pura melancolía.

La injusticia se propaga como si no hubiera valor y valía
Arrasa la vida que ansiamos convirtiéndola en una  plena agonía
Cuando debería ser vivir con plena felicidad, hermandad y en familia.

He caminado largos años buscando la belleza y la armonía
La he encontrado estando unidos, viviendo tu hermandad  y la mía.
La hermandad une todo lo que hay de belleza, amor y verdadera justicia.

La justicia hermana, ahuyenta el mal, aumenta el bien y fortalece la vida.
Nunca esperemos a que los demás nos indiquen y marquen el camino de la vida.
Debemos buscar hasta encontrar la senda que conduce a la vivencia de la verdadera justicia.

La vida es una maravilla cuando hay verdadera, justa y real justicia.

lunes, 29 de enero de 2018

“¡¡¡EL ARREPENTIMIENTO!!!”






“¡¡¡EL ARREPENTIMIENTO!!!”


“¡El arrepentimiento es señal de haber reconocido y sentido el pecado y el daño causado!”

Arrepentirse es abrir la puerta a las ayudas espirituales que Padre Dios, infinitamente bueno, nos reparte, y que nos ponen en disposición de conseguir el perdón, porque sin él no hay salvación.

El pecado es aceptar el mal a conciencia, dañando a algo o a alguien.

Pecar es señal de nuestra fragilidad humana, que necesita la ayuda de Padre Dios para comportarnos como debemos de acuerdo a nuestros valores y creencias.

Pecar es muy fácil.

El mal está constantemente al acecho, pendiente de nuestras debilidades y errores, enturbiando nuestro comportamiento personal, que afecta negativamente a los demás.

El arrepentimiento, sincero y verdadero, es señal de que hay verdadero dolor del pecado cometido y el deseo ferviente de no volver a pecar para no dañar a los demás y a uno mismo, por la falta de amor a Padre Dios y a los demás.

Amar con pasión libera y aparta al mal que trata de vencernos para que cometamos pecados y dejemos de amar y no nos comportemos como verdaderos fieles de la humildad, del amor a Padre Dios y del amor a los demás.

“¡¡¡Benditos y alabados sean quienes resisten los constantes ataques del mal, venciéndolos con el AMOR A PADRE DIOS Y A LOS DEMÁS!!!”

“¡¡¡Los creyentes tenemos los Mandamientos que nos dicen lo que debemos hacer y cómo comportarnos para no pecar, y ser fieles hijos de Padre Dios y hermanos de los demás!!!”

“¡¡¡La hermandad con amor y humildad es el cimiento de la felicidad, que nos pone en el camino de la santidad!!”

Aspirar y desear la santidad debe ser el comportamiento personal diario y cotidiano, de día y de noche, y siempre sin descansar.

Tenemos todos los medios espirituales para resistir y no caer en la tentación, pero las consecuencias del pecado original agravan las debilidades de la que se aprovecha el mal.

Por eso tenemos esos recursos espirituales que nos reparte Padre Dios a manos llenas, y nos olvidamos cuando pecamos.

“¡El arrepentimiento es de santos, si lo hacemos con verdadero dolor y amor por haber pecado!”

“¡El arrepentimiento con verdadero dolor del pecado, nos santifica y nos perdona el pecado!”

Arrepentirse debe ser el sentir y el comportamiento para no volver a caer en la tentación y hacer el mal por haber pecado.

“¡Rezar y hacer pequeños sacrificios libera la mente del deseo de actuar mal y pecar!”

“¡El arrepentimiento sincero y verdadero nos libera de la pena del pecado!”

“¡El arrepentimiento es signo de querer ser santo!”

“¡La santidad, que nos reparte Padre Dios, nos da las fuerzas necesarias para no pecar!”

“¡¡¡Bendito y alabado sea el santo que, amando a Padre Dios y al prójimo, no peca para no ofender, hacer y hacerse daño!!!”
 


viernes, 26 de enero de 2018

“¡¡¡POR LO QUE VALE LA PENA VIVIR!!!”




“¡¡¡POR LO QUE VALE LA PENA VIVIR!!!”    


¿Por qué vale la pena vivir? Por haber nacido.

¿Por qué vale la pena vivir? Por vivir.

¿Por qué vale la pena vivir? Por morir.

“¡La vida tiene sentido y valor cuando le damos valor y sentido!”

Vivir no es solo vegetar. Es sacarle partido a la vida.

“¡¡¡Le sacamos partido a la vida si luchamos por la felicidad y la libertad y las compartimos con los demás!!!”

La libertad y la felicidad se consiguen si convertimos la vida en pura honestidad, con lo que enfatizamos los actos cotidianos.

La vida no son días. La vida son segundos, minutos y horas que tenemos que llenar de contenido.

¿Cómo llenamos la vida de contenido? Si tenemos fines por los que luchar, y damos nuestra alma y corazón a conquistar esos fines.

¿Qué fines tenemos? Aquí está la madre del cordero. El meollo de la cuestión.

¿Qué fines tenemos? Seguro que son de acuerdo a los valores que tenemos.

¿Qué valores tenemos? Los que nos infundieron y grabaron con la educación que nos dieron.

En mi caso es facilísimo y sencillísimo: Me grabaron, de forma indeleble, el amor apasionado a Padre Dios y a usted como a mí mismo.

Cuando he sido consecuente con esos fines he sido plenamente feliz y libre.

Cuando he fallado a esos fines, he pecado.

Espero haber recibido el perdón, que he pedido y pido sin cesar y con verdadero arrepentimiento, y confiando en la eterna misericordia de Padre Dios y de la buena voluntad de mi familia, de mis vecinos, de mis amigos, y del mundo entero.

Tenemos lo que sembramos. Cuando he sembrado el bien he recogido el bien, y cuando he sembrado el mal, el mal he recogido.

¿Por qué vale la pena vivir? Por el bien. Que engendra y desarrolla la felicidad y la libertad.

“¡La felicidad y la libertad son razones y fines a conquistar!”

¿Cómo se consigue la libertad y la felicidad? Haciendo el bien, ayudando, y tratando de ser honesto con uno mismo y con los demás.

Bendito y alabado sea el bueno, honesto y participativo que reparte felicidad y libertad, de ellas y de ella o de él nace y crece la felicidad y la libertad.

“¡La libertad y la felicidad son una consecuencia de la que repartimos a los demás!”

¿Por qué vale la pena vivir? Por ayudar.

“¡Al ayudar repartimos felicidad y libertad, que nos regresa a toda velocidad!”

Bendito y alabado sea quien ayuda a los demás. De ella, de él nace y crece el bien, y la dicha de la libertad  y la felicidad.

¿Por qué vale la pena vivir? Por la felicidad y la libertad.

Ahora solo le queda ayudar, y tendrá libertad y felicidad. Que serán plenas de acuerdo a lo que hemos ayudado a los demás.

¿Por qué vale la pena vivir? Por amar a Padre Dios y a usted como a mi mismo.










miércoles, 24 de enero de 2018

“EL TRABAJO!”




“EL TRABAJO!”

“¡El honesto trabajo dignifica al ser humano!”
Trabajar es una forma de ganar el sustento y servir a la comunidad.
No ganar lo suficiente para el sustento y para cubrir las necesidades más perentorias, es un pecado personal y social.
Servir a la comunidad no solo es un gusto es una ineludible obligación personal y social.
El derecho al trabajo lo tenemos todos, salvo las excepciones que haya por causas penales.
Amar el trabajo es una virtud de las personas honestas y leales a sí mismas y a la comunidad.
“¡Mi trabajo no solo llena mí tiempo, mis ilusiones, vivencias, creencias y valores, sino que me sirve para progresar como persona y si sirve para ayudar a los demás me pone en un camino que conduce a la santidad!”
“¡Si a mi trabajo solo le saco partido material, soy un egoísta y solo recibiré la paga temporal!  ¡Mi trabajo no trascenderá!”
El trabajo debe llenar la vida de contenido y valor, y recibir la compensación debida a la labor y  a las necesidades de una vida digna y familiar.
La paga es, y debe ser, la compensación al trabajo realizado, y si ha sido hecho con la mayor honestidad, debe tener el plus merecido por ese valor añadido.
Los poderes perversos son los que se aprovechan del trabajo de los demás para enriquecerse a su costa y aumentar su dinero y poder.
Uno de los gravísimos problemas de toda sociedad es el gran número de poderes perversos, su poder y su influencia en los demás.
Los poderes perversos, en una sociedad inerme, pueden llegar a anularla, contagiarla y llevarla a la destrucción.
Hay países inmensamente ricos en materias y recursos, y viven en la miseria porque hay un pueblo corrompido, del que salen sus autoridades corrompidas, anulando esas riquezas y aumentando la pobreza.
No hay trabajo personal que pueda competir con los poderes perversos cuando son acompañados por un pueblo corrupto y deshonesto.
“¡El círculo vicioso de autoridad corrupta en un pueblo corrupto, es la espiral de la muerte económica y de la pérdida de la vida de cualquier pueblo!”
El trabajo corrupto genera lo que tiene, corrupción. Se recoge lo que se siembra.
El empresario corrupto genera lo que es.
El trabajador corrupto corrompe su trabajo y el de sus compañeros, hace daño a la empresa y debe ser castigado como lo debe ser el deshonesto empresario.
Solo conozco un medio de quitar la corrupción: la honestidad como valor y creencia y como parte esencial del honor y dignidad de la persona.
“¡El trabajo dignifica o condena según la honestidad, lealtad y sinceridad de quien trabaja!”
“¡El trabajo es un derecho y una obligación y tiene los valores que tengan los trabajadores y los que tenga la empresa y toda la sociedad!”
“¡El trabajo es una necesidad y un derecho que lo tiene que solucionar la sociedad honesta y leal!”









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