martes, 30 de octubre de 2012

"CÓMO ES MI DIOS”

"CÓMO ES MI DIOS”
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 Hoy me van a permitir que hable, y personalice, a quien dedico mi vida, y a quien espero contemplar en la eternidad: mi Dios, mi Padre Dios.
Todos, sin excepción, caminamos hacia un juicio, terrenal o eterno. Yo creo en los dos.
Busco, constantemente, los signos que me señalan la presencia de Padre Dios, en especial en la Comunión.
Ahora es el tiempo para merecer, se sea creyente o no.
La caridad, la bondad ennoblecen al ser humano, sólo necesita ser compartida.
A diario intento descubrir el sentido profundo del tiempo, y me sirva para buscar soluciones a mis faltas: faltas de gratitud, de perdón, de justicia …
A la vez intento que otros me acompañen en el maravilloso camino de la vida, e interpretemos juntos las huellas que dejaron los pasos del Señor en esta tierra, ya sean en la familia, en el trabajo, en la comunidad etc.
Creo que lo que muchos combaten no es al verdadero Padre Dios, sino a la falsa idea que ellos se han hecho de Dios. Piensan que es un Dios que protege a los ricos perversos, que sólo pide y apremia, que siente envidia de muestro progreso, que nos envía males, que está pendiente de nuestras faltas para condenarnos (…).
Mi Dios no es así. Mi Dios es justo y bueno a la vez.
Padre de todos nosotros, que nos quiere, desarrollados, grandes, libres, creadores de nuestro propio destino.
Es tan poco rival del hombre, que ha querido hacerse nuestro amigo, llamándonos a participar de rasgos de su misma naturaleza divina y de su misma eterna felicidad.
Somos hermanos de Jesucristo, que es el Hijo de Dios.
Se contenta con poco. Si no fuera así, mal lo iba yo a pasar.
Se hace conocer y amar cada vez más. Esa es una de las ventajas de la vejez: que cada vez le amamos más.
Creo que hay una gran mayoría, que su error consiste en  que le miran desde un punto de vista equivocado.
Ellos puede que no le crean, pero Él si cree en ellos. Jamás se desanima.
Dios no quiere que existan calamidades. No sería Dios, sería otra cosa, no puede tener mal alguno.
Nos debemos preguntar ¿Qué hago por eliminar la contaminación?
¿Qué hago por ayudar a mi prójimo? ¿A mi familia, a mis amigos a mis vecinos? Si por ellos no  haga nada ¿Qué voy hacer por los que no conozco, y que tanto necesitan mi ayuda?
¿Contribuyo directamente a la contaminación, a la especulación, a la degradación del medio...?¿Qué tiene que ver Padre Dios con estas maleficencias?  Él nos ha dado la sagrada libertad, y nos la mantiene y se atiene a ella. El mal lo hago yo, no Dios. Contribuyo a las catástrofes por la contaminación. Los accidentes los provoco yo, porque el mal lo hacemos los hombres cuando usamos la libertad que nos dio para hacer el mal, y Dios respeta esa libertad.
¿Quién fabrica las armas? ¿Y quienes las utilizamos? ¿Y quienes declaran o sostienen las guerras?
Mi Dios es Padre y la plena bondad, sin mal alguno. Y ese es el Dios que les recomiendo. A mí me ayuda poderosamente. Les ofrezco lo mejor que tengo.
Gracias por haberme leído esta creencia y vivencia mía. Les quiero y les deseo la plena libertad y la plena felicidad, y creo con El se consiguen.
Prueben. Si no tiene resultado es porque me he olvidado de decirles que hay que insistir en la petición. No es que se haya equivocado porque Jesucristo dijo: “Pedid y recibiréis”. Yo lo creo ciegamente, lo he vivido, y he tenido resultados.
Reitero que les ofrezco lo mejor que he tenido, que tengo y espero tener eternamente.
Les quiero mucho y, lógicamente, lo que les deseo y ofrezco es el bien en la libertad, para la plena felicidad.

domingo, 28 de octubre de 2012

CONTESTAR A DOÑA VIVIANA.

Contestar al artículo “Una España, dos tempos” de doña Viviana, publicado en su blog:  vivisiflowers.blogspot.com.

Mi admiración y cariño por sus constantes inquietudes por España, y como contestación y participación a su escrito, digo lo siguiente:

“deme usted derechos que yo ya veré cuáles son mis deberes”. Creo que esta frase suya condensa el comportamiento de una parte importante de la ciudadanía.
No me cansaré de repetir “la participación y la unión son la solución”.
Hay mucho individualismo y pasotismo, que disgrega, no suma, resta.
Más de nueve siglos para una reconquista, y desde hace pocos años se han multiplicado los deseos independentistas, de lo que es una gran nación: España.
Alemania ha gastado, durante años, dinero y esfuerzo para unirse, y crear una gran nación.
Nosotros hacemos lo contrario, dividimos, aplastamos el presente y deshacemos el futuro.
“deme usted derechos que yo ya veré cuáles son mis deberes”.
¿Es que siendo independiente se es y se vive mejor? ¿Dividir es la solución?
“deme usted derechos que yo ya veré cuáles son mis deberes”
¿Qué responsabilidad, Dios mío? Lo que hagamos hoy será lo que le dejaremos a nuestros hijos.

sábado, 27 de octubre de 2012

ETERNO AGRADECIMIENTO, Y ENORME ESPERANZA.

ETERNO AGRADECIMIENTO, Y ENORME ESPERANZA.

Debo declarar, de la forma más efusiva, mi admiración, cariño, emoción y agradecimiento por todos los apoyos recibidos, por todos los alientos y por tanta magnanimidad de alma que, afortunadamente, existe en los humanos, lo que me produce una gran esperanza.
Y lo digo por las participaciones a mi escrito: "Presiento que me queda poco tiempo".
Sepan, -en todos los rincones del planeta-, que les quiero apasionadamente, hoy con mayor razón. Ustedes también me quieren. Nos queremos.
Ya sólo necesitamos la mayoría, y el mundo será lo que tiene que ser: lugar de felicidad y libertad, donde se trabaja, se goza, y se vive compartiendo penas e ilusiones. Ayudándonos e imponiendo formas de vida, porque nos amamos como a nosotros mismos. Seremos el ejemplo y los impulsores de ese mudo mejor, que tanto necesitamos.
Gracias, -estamos en el camino-, y que Padre Dios les bendiga, lo que yo también hago, rezo y vivo con una gran esperanza, la que tenemos que hacer realidad por el contagio de nuestra participación, y cuanto antes mejor.
La participación es la solución.

viernes, 26 de octubre de 2012

"EL DERECHO AL TRABAJO"


“EL DERECHO AL TRABAJO”

No creo que exista persona alguna que no crea que el trabajo es un derecho y un deber.
Es un derecho, porque ganarse el sustento y realizarse como persona útil a sí misma y a la sociedad es una necesidad.
Es un deber pues debe desarrollarse con profesionalidad y con honestidad.
El trabajador, para trabajar en condiciones y producir beneficio, necesita conocimientos, honestidad, dedicación, educación y profesionalidad.
El empresario, para generar riqueza y contribuir al bienestar personal y social, necesita conocimientos, honestidad, dedicación, educación y profesionalidad.
La empresa debe ser un lugar en el que el empresario y el trabajador ganen y se realizan como personas, contribuyendo al bien recíproco y al bien de la comunidad.
Como es natural, el empresario y el trabajador generan y obtienen un beneficio, para ellos y para la comunidad.
Ambos, trabajador y empresario son imprescindibles.
El progreso económico justo, social y particular, es fruto del trabajo bien hecho.
El cimiento del progreso es la honestidad de todos. Aquí no hay excepciones.
El binomio empresario / trabajador, movido por la honestidad, genera riqueza, y es principio, medio y fin para la subsistencia de los elementos que lo conforman.
Ambos se complementan.
Separarlos por clases, parece un disparate: genera un antagonismo innecesario y estéril.
¿Qué empleado se marcha de una empresa honesta?
¿Qué empresa honesta se desprende de un empleado honesto?
¿Los hay malos? Sin lugar a dudas. En todos los sitios.
¿Los hay buenos? Sin lugar a dudas. En todos los sitios, también
¿Es correcto que un empleado pida al empresario que le eche, si sabe que la indemnización le puede representar a la empresa un quebranto económico grave?
¿Es justo que un empresario eche a un buen trabajador por razones injustas, si conoce el daño que le causa a esa persona?
Cualquier abuso, venga de donde venga, es una injusticia y la sociedad lo debería castigar. En especial cuando grandes empresas (empresas perversas, habría que añadir) consideran al trabajador como una pieza y no como a una persona.
Lo mismo se puede decir del trabajador que daña a la empresa con su comportamiento deshonesto y con su falta de rentabilidad.
El derecho tiene obligaciones. El deber también.
El sentido común, la buena voluntad y la educación son grandes ingredientes que cooperan al bienestar personal y social.
El trabajador y el empresario deberían reconocerse en el lema de los Reyes Católicos: Tanto monta, monta tanto.
En momentos de crisis, hay que desterrar los comportamientos insolidarios.
La recuperación será el ave Fénix que renazca de las cenizas de la buena voluntad, de la honestidad y de la laboriosidad.
Todo lo demás son entelequias o maniobras viperinas. Un mal perverso y no deseable.
Como siempre: “la participación es la solución”.
Para cambiar radicalmente la vida social y económica, se necesita que la justicia gobierne el mundo del trabajo. Ese trabajo que es un derecho y una obligación.
Sin esos cambios todo seguirá empeorando.

martes, 23 de octubre de 2012

“PRESIENTO QUE ME QUEDA POCO TIEMPO”

 
“PRESIENTO QUE ME QUEDA POCO TIEMPO”
Y, ese poco tiempo que me queda, quisiera aprovecharlo.
¿Qué puedo y qué debo hacer?
Como creyente, ponerme en las manos de Padre Dios y de su Santísima Madre, y trabajar a tope, intentando cooperar al bien común, para procurar la felicidad de todos.
¿Cómo y en qué va a consistir esta cooperación al bien? No lo sé, algo intuyo, pero necesito que me ayuden. Que me den ideas sobre cómo aprovechar el tiempo para querer apasionadamente, y con eficacia al ser humano.
He sido muy feliz queriendo, y he dejado de serlo cuando no he amado. Es mi gran experiencia, que quiero compartir antes de que sea tarde.
Me educaron para amar, en especial al prójimo como a mí mismo. Y he intentado ser consecuente, y cuando he fallado me he sentido muy mal. No quisiera volver a cometer los mismos errores. Pero no basta con mis deseos de no repetir esos errores, necesito que me ayuden.
Necesito sentirme acompañado y aconsejado; ello me impulsará, dándome fuerzas y esperanza; y sentiré que estoy contribuyendo a un mundo mejor. El que tenemos que construir urgentemente.
El orden actual no sirve, si sirve es sólo para los perversos.
Yo soy un ejemplo más de persona que necesita a los demás.
Confío que mi experiencia y el sentido de participación que ha estado unido a mi forma de ser contribuyan, directamente, al bienestar social.
Al bienestar de personas concretas, aunque han sido hechos con la mejor intención, pueden ser ineficaces, por ello, es posible que necesite consejos, asesoramiento. Puede que no haya acertado.
Me doy cuenta de que a partir de este momento puedo llegar a más gente, gracias a
los creadores y participantes de estas maravillosas Redes Sociales. Me están dando la oportunidad de manifestarme, de hacer eficaz ese deseo mío de querer ayudar, y poder decir lo que de bueno tengo que decir, y que me oigan.
Pero todo esto pretende no sólo buenas intenciones, sino hechos concretos, para el bien de personas con nombres y apellidos.
Estamos a tiempo, no lo podemos, no lo puedo desperdiciar. Me queda, teórica y prácticamente, poco tiempo y quisiera aprovecharlo al máximo: me hará sentirme feliz y realizado.
Me sentiré como un buen humano que quiere al prójimo como a sí mismo. Y, como consecuencia, vive su felicidad compartida, que entonces es la mayor y la más duradera.
Acabada esta narración, expuestas estas ilusiones, y esta necesidad, ruego a Padre Dios me ilumine,-como a todos ustedes –para convertir mis deseos y necesidades en hechos reales y concretos para el bien de muchas personas concretas, así perderé esta inquietante preocupación, y la paz volverá a llenar mi espíritu.
Les quiero y necesito que me quieran.
Compartamos,- mientras haya tiempo terrenal-, la dicha de querernos y de ayudarnos, dando el ejemplo que hoy tenemos que dar, y la felicidad nos inundará.
Ya sólo me resta pedir a Padre Dios nos bendiga y nos haga felices participando en la gran, imparable y necesaria realidad para gozar del bien y la felicidad para la que hemos sido creados.
Y en esta oración – que debe unirse con la de muchos, nunca es aislada por la Comunión de los Santos –vamos cargados con las inmensas necesidades del mundo entero, y me pregunto ¿Me queda, nos queda mucha deuda que saldar?
Corrijamos nuestros errores, ampliemos nuestra participación en la búsqueda del bien común y...
Así será cuando reciba su participación, antes yo seguiré cerca del limbo, y puede que me acompañe, alguno tan desafortunado o más que yo. Y lo que deseo y necesito es: amarnos y participar.




viernes, 19 de octubre de 2012

“CONCIENCIA DE PUEBLO”

“CONCIENCIA DE PUEBLO” 

Estoy preocupado por nuestro pueblo, por el resto del Distrito, y por todos los pueblos del mundo.
Vivimos en un pueblo cuando podemos dar una respuesta positiva a estas tres preguntas:
¿Qué grado de intimidad, de relación tenemos con nuestros vecinos?
Cada vez que vamos a nuestras casas ¿sentimos que nos acercamos a algo propio?
Y tercera: las casas, las calles, las tiendas, y, en especial, las personas de este lugar ¿tienen algún significado para nosotros?
¡Hay de aquel que no lo sienta así! Porque es un forastero, o vive en una ciudad, triste e incomprensiblemente: los humanos somos seres sociables.
Identificar e identificarnos con lo que nos rodea - como lo hacemos cuando somos miembros de un pueblo - depende, en gran parte, de los años que hemos vivido en él y, supongo, esa identificación es mayor cuando, además, nuestros antepasados también fueron vecinos de nuestro pueblo.
Y la razón fundamental es que conocemos y hemos vivido su historia y somos personas educadas, con urbanidad.
Conocemos los nacimientos, las bodas, las defunciones, etc. etc... son hechos con los que dialogamos, y son conocidos y vividos por nosotros.
A partir de ese momento, los vecinos dejan de ser “conocidos de vista”, y pasan a tener una mayor relación y comunicación. Siempre insisto en lo mismo: que intentemos no perder la convivencia para seguir siendo pueblo.
Relacionarnos los unos con los otros, eso es pueblo.
Los pueblos se diferencian de la vida de una ciudad porque los habitantes se conocen y se relacionan entre sí.
Existe, hay una relación directamente proporcional, pero cargada de contradicción: cuanto mayor es la congregación de casas y vecinos en una ciudad, mayor es también el aislamiento y la desconexión entre ellos.
En un pueblo nos conocemos y somos conocidos.
Los de este Distrito siempre nos hemos caracterizados por el cariño que le hemos tenido a nuestros pueblos, y la gran relación personal entre nosotros.
Y que espero le sigamos teniendo.
Los seres humanos somos seres históricos, y lo que nos rodea termina siendo parte de nuestra historia.
Los árboles, las calles, los ruidos, los olores, la luz... son elementos que configuran nuestro pueblo, porque le dan una personalidad propia.
Hablar de nuestra casa es situarla dentro de una parte concreta de nuestro pueblo: una parte que nos es especialmente querida. 
Todo esto lo expongo, e insisto, porque no quiero perderlo, aunque crea que vamos camino de ello. Estas vivencias de pueblo no pueden quedar reducidas a la nostalgia de unos hechos humanos  que ya no vivimos.
El recuerdo de la relación de conocimientos y amistades que hubo en otros tiempos, pero que ya no existen. Si llegamos a eso, habremos perdido la noble categoría de pueblo: nos habremos convertidos en vecinos aislados de una ciudad, y posiblemente tristes y desamparados.
¡Qué tristeza si esto ocurriera! Se pierde una parte de la felicidad.
Perderíamos las relaciones cordiales, - más aún, cariñosas – entre nosotros. Y lo que eran vivencias alegres quedarían en recuerdos añorados.
Desembocaríamos en el clásico e incomprensible aislamiento de la ciudad.
Anónimos rodeados de muchos anónimos
Una fabulosa suma de seres aislados. ¡Qué triste, Dios mío!
Tenemos, y creo que debemos luchar, denodadamente, para que no desaparezcan nuestras vivencias como pueblo, y podamos seguir viviendo autosuficientes, en especial en el cariño y respeto que siempre ha existido entre nosotros. Así como el tratar de transmitírselo a nuestros hijos para darle continuidad en el tiempo y en los hechos.
Entonces podremos seguir siendo felices vecinos, porque vivimos en nuestro pueblo; en el que siempre hemos vivido, y en el que siempre queremos seguir viviendo.
De nosotros depende en gran medida, si participamos y nos relacionamos.
En espera de continuar viviendo como un pueblo, siendo seres sociables, educados y solidarios, compartiendo la felicidad, que es la más grande y duradera, reciban todo nuestro cariño vecinal con un fuerte abrazo.

jueves, 18 de octubre de 2012

Contestación, al comentario de don Luis Ángel Díez Lazo



Contestación, al importante comentario de don Luis Ángel Díez Lazo, del 16 de los corrientes, a mi artículo: "ESTAMOS CON LA MAYORÍA, PERO LA MAYORÍA NO ESTÁ CON NOSOTROS”:

Tras meditarlo mucho, intento buscar las palabras correctas, -no me es fácil- mi amigo y considerado Luis Ángel.
Viví la guerra civil española y su consecuencia fue: una dictadura. No entro en las razones u origen de la misma.
La violencia engendra violencia, y los paternalismos no tienen continuidad y son muy perjudiciales.
Un pueblo honesto y participativo tiene un poder ilimitado. No lo hay mayor.
Necesitamos a la mayoría que cree el ambiente e imponga y defina los comportamientos.
Y esto se hereda, -tiene continuidad-, que es el fin último: que dure para que la felicidad sea el estado natural, la convivencia sea feliz y desaparezca el poder perverso.
Seguiremos mientras Padre Dios me lo permita. A ustedes, a quienes quiero apasionadamente, -y le doy las gracias efusivas a mi amigo Luis Ángel-, les deseo la plena felicidad, en libertad, porque, al memos esto lo ha impuesto la honesta mayoría participativa con su comportamiento y exigencia. (Como puede hacerlo con lo demás).

martes, 16 de octubre de 2012

"ESTAMOS CON LA MAYORÍA, PERO LA MAYORÍA NO ESTÁ CON NOSOTROS”

"ESTAMOS CON LA MAYORÍA, PERO LA MAYORÍA NO ESTÁ CON NOSOTROS”

La gran mayoría de la humanidad vive aplastada por un poder económico perverso al que está sometida. Paradójicamente lo acepta, pues, de una forma u otra, sigue su juego.
Juego, sí, juego: a veces parecemos juguetes, marionetas manejadas por ese poder maligno.
Insisto: el objetivo de ese poder económico perverso es ganar dinero y poder, a costa de lo que sea. No tiene límite. Ningún valor ético o religioso es para él una línea roja infranqueable. Solo se mueve y busca el materialismo.
Pongo algunos ejemplos fáciles de comprender: hay propietarios de fábricas de armas que, al mismo tiempo, controlan laboratorios de medicinas. Hay quienes apoyan alguna ONG de defensa del medio ambiente, al tiempo que atacan, o no promocionan (que es lo mismo) las energía renovables, para proteger el consumo del petróleo.
Seguro que los hay quienes van a Misa. Espero que se conviertan.
El poder al que me refiero es tremendamente corrupto. Malogra todo lo que toca. Y lo hace con la impunidad que le concede el apoyo tácito del pueblo. A veces de forma sutil, otras burdamente. Transcribo lo que, por desgracia, he llegado a escuchar: ¡Es un tío listo! ¡Roba y no lo han cogido! ¡Que se beneficie!
Sin ánimo de faltar a la caridad, diremos que a esas personas les ciega el poder. Que no ven. Que están totalmente dominados por el mal. No ven el mal social que generan. Y hay quienes lo aceptan olímpicamente, se sienten como pez en el agua. Puede que estén incluso orgullosos de su dinero y de su poder perverso.
Por supuesto, no todo el poder y el dinero son malos. En sí mismos no lo son. Somos los humanos los que tergiversamos el poder y el dinero convirtiéndolos en algo malévolo.
Este maligno y funesto poder tiene dos grandes aliados: los pasotas y los individualistas.
¡Hasta que su número no disminuya, seguiremos siendo esclavos!
Esto nos debe impulsar a seguir denunciando el deterioro, no sólo económico -con todas sus nefatas consecuencias-, sino que nuestro aún bello Planeta Azul, la Tierra, ha dejado de ser nuestro paraíso, y se ha convertido en un basurero de materias y malos espíritus.
Entristece vivir y sentir el vacío y ausencia del bien por la falta del apoyo de la mayoría.
Seguiremos caminado, lento, pero seguro. No desfalleceremos. Le necesitamos a usted: vecino, amigo, compañero.
El mal no puede vencer al bien. Pero ese grupo de irresponsables malignos pesa tanto que puede obscurecerlo, dejando secuelas como la disminución de las garantías y desprotección sanitarias, el empeoramiento de la educación, las estrecheces económicas, el paro real, etc.
La lacra social del paro real sólo la conocen a fondo quienes la viven. Los demás apenas nos enteramos y hay quienes no quieren enterarse.
Así podría seguir enumerando hechos malignos del mal perverso, que aumentan la ignorancia, la inconsciencia y la falta de participación.
Así podríamos seguir enumerando hechos del daño particular y social que originan el maligno poder económico con sus aliados, los pasotas y los individualistas.
Rezo mucho, por la fe que tengo. Y confío en lo que dijo Nuestro Señor Jesucristo: “pedid y recibiréis”. Pero la oración tiene que ir acompañada de nuestra participación. Conformarse con la petición sería una deslealtad y una incoherencia: no haríamos todo lo que debemos y podemos hacer.
Es triste que haya quien no vive lo que decía San Josemaría Escrivá de Balaguer: “Admira la bondad de nuestro Padre Dios: ¿no te llena de gozo la certeza de que tu hogar, tu familia, tu país, que amas con locura, son materia de santidad?"
De momento, el poder económico perverso va ganando. Pero el partido no ha terminado.
Vivamos como buenos ciudadanos, con valores éticos o religiosos. Estoy seguro de que la mayor parte de las personas son buenas personas. Que sea esa mayoría silenciosa la que decida la forma y manera del mundo que debemos vivir. De lo contrario seguiremos siendo esclavos, sin libertad y sin felicidad.
Le ruego lo piense, y si está de acuerdo, se una con su comportamiento honesto, participativo y libre, y la tierra volverá a ser los que debe ser: un paraíso.
Que esa gran mayoría de gentes de bien sea la que decida. Que no decidan las minorías perversas.
El mundo andará mejor. Y la felicidad estará al alcance de todos.
Sólo necesitamos su honesta participación para que brille la resplandeciente luz de la verdadera libertad.
Entonces estaremos con la mayoría y la mayoría con nosotros. Que Padre Dios le bendiga.

viernes, 12 de octubre de 2012

“EL DÍA DE LA HISPANIDAD”

 “EL DÍA DE LA HISPANIDAD”

 Celebramos el 520 aniversario del descubrimiento del Continente Americano. Proeza española capitaneada por Cristóbal Colón y auspiciada por los Reyes Católicos en 1492, tras la firma de las Capitulaciones de Santa Fe.
Este día se ha titulado “La Fiesta Nacional de España” y “Día de la Hispanidad”, por ser el encuentro de dos Mundos.
La fecha del 12 de octubre de 1492 cambió el mundo, no sólo en la superficie conocida, sino que comenzó lo que debía ser llamado la unión de dos pueblos, que es lo que se pretende conmemorar.
Salvo el error de creer que don Cristóbal Colón  había llegado a la India (por eso fue llamado por siglos las Indias de su Majestad) y de haberse llamado América, concediéndole el  honor de su descubrimiento a don Américo Vespucio (y no a Colón con lo que su nombre acertado hubiera sido Colombia, como lo es ese maravilloso País que se llevó el nombre).
Además, ha sido, y sigue siendo para los Canarios, la parte del Planeta Azul que más hambrunas nos ha mitigado, con el que más nos hemos fundido, y en el que más hemos dejado nuestra sangre, cultura y acento, y en el que más nos hemos sentido como en casa, lo que agradecemos profunda y eternamente.
Los canarios tenemos que llamar a América “El Padre Patria”, a semejanza de que ellos  llaman a España “La Madre Patria”. El Padre y la Madre formamos una familia.
También ha sido llamado el Día de la Raza. Si ello ha querido significar la consideración de la unión de las distintas razas americanas y europeas, esa nominación también sirve.
En estos momentos me resulta paradójico que haya parte del pueblo que celebre y festeje este día, y, al mismo tiempo, haya quien quiera la independencia. Desmembrar los que costó siglos, generaciones, con el ingente esfuerzo que supuso  la Reconquista, para llegar a ser lo que somos: España y el territorio español.
Pero no es éste el tema de hoy. Lo que queremos es festejar la proeza, grandeza y esfuerzos que dedicaron generaciones para lo que es hoy: un Continente emergente y con un futuro esperanzador.
Le deseamos la plena felicidad a todos, en especial a aquellos que llevan nuestra sangre. Publicaremos un libro con los orígenes de algunas de esas personas.
Y a eso queremos unirnos, festejar lo que hemos hecho con orgullo, alegría, esfuerzos y amando apasionadamente a sus habitante en  la libertad.
Gracias mujeres y hombres, de ambos Continentes, por seguir hablando el mismo idioma. El gran vínculo de unión y el vehículo más eficaz de los medios de comunicación, que nos hace vibrar juntos, sentir cariño y participar en el engrandecimiento de nuestros pueblos.
La grandeza se mide por los hechos. Los canarios entregamos nuestro trabajo, nuestra sangre, nuestro acento y el cariño entrañable mantenido en el tiempo.
La vivencia de la fe y el engrandecimiento del alma, han sido inconmensurables en los dos lados del mar de la riqueza (como titulaba mi tío Bernardino Correa al Atlántico).
Que Padre Dios y su Santísima Madre bendiga a nuestros pueblos, engrandezca nuestras Naciones y que siempre nos sintamos unidos por los indisolubles lazos de la raza, la sangre y los esfuerzos.
¡Qué viva América! ¡Y qué viva España! En eterna unión, compresión y. sobre todo, con la mutua participación para el bien de ese Continente y esta patria.
¡Un gran día para ambos, y de una gran gesta!
El día de la Hispanidad. Que sea siempre el nuevo comienzo de la mutua participación en la búsqueda de la libertad y del bien de nuestros pueblos, por si alguna vez se falla.
Que así sea.

martes, 9 de octubre de 2012

¡CUÁNTO TENGO QUE AGRADECER! ¿QUÉ SOMOS EN REALIDAD?




 ¡CUÁNTO TENGO QUE AGRADECER! ¿QUÉ SOMOS EN REALIDAD?

He sido y sigo siendo muy afortunado. He podido vivir con amigos, con trabajo, con responsabilidades. He tratado a muchas personas. Todo esto, - junto a la educación que he recibido-, ha configurado mi manera de pensar y de actuar.
Si no se hubieran dado estas circunstancias ¿hubiera sido diferente? No lo sé. Lo único que se es que, con el paso de los años, mis vivencias han fortalecido mis inquietudes y mis creencias.
He gustado, y sigo gustando, las mieles de la amistad, de la compresión y del cariño.
Me regocijo con el bien ajeno y me entristezco con el dolor y el mal. No lo puedo remediar. Y no quisiera tener que hacerlo.
Probablemente sea un sentimental. Pero no quiero cambiar. Lo único que me preocupa es mejorar.
Vibro con el abrazo de un amigo, con las palabras de reconocimientos, con la sonrisa y el saludo de un conocido ... Son mis momentos de felicidad, que no cambiaría por nada material.
Me glorío en el cariño recibido.
“Ser agradecido es de bien nacidos”. Totalmente de acuerdo.
Creo que debemos agradecer, constantemente, las muestras de cariño e intentar devolverlas multiplicadas por cien. Y hacer rendir, con el mismo multiplicador, todo el bien que tenemos.
Caminar iluminado por el resplandor de la belleza de la amistad es una forma grandiosa de vivir la felicidad. Y es la mejor manera de agradecer el cariño recibido.
¿Y todo esto por qué?
Porque soy feliz y quiero compartirlo con todos los seres queridos. Que son ustedes.
Amo apasionadamente al ser humano.
¿Cuánto debo a la vida y a los humanos? ¿Y cuánto tengo que agradecer? Tanto que no tengo con qué pagar.
Me comprometo a devolver cariño, a seguir queriéndoles, - como les quiero -, echándoles de menos y soñando con volver a oírles o verles.
¿Qué somos en realidad?
Humanos, únicos e irrepetibles. Portadores de valores eternos. Poseedores de la libertad más plena: aquella que nos lleva a hacer el bien y a ser capaces de amar.
¿Cuánto tengo que agradecer? Todo a todos.
No me dejen solo. No me dejen, por favor. Sigan ayudándome. Son parte importante de mi vida. Yo espero serlo de ustedes.
Con un fuerte abrazo fraternal y paternal, la paz sea con todos ustedes, con sus familias, amigos y vecinos. Que sea con el mundo entero, y para el que necesitamos reconstruir.

sábado, 6 de octubre de 2012

“LOS PERVERSOS Y LOS BUENOS”

Ruego me disculpen el retraso en la publicación del presente tema; he estado ausente, pero no en el olvido. 

“LOS PERVERSOS Y LOS BUENOS”

 
Los buenos son los que quieren ganar dinero y conseguir poder, por méritos propios, y lo comparten con los demás.os perversos son los que quieren ganar dinero y conseguir poder, a costa de los demás, y jamás lo comparten.
En ambos parece que no suele haber ni medida ni límite. Se es bueno o perverso tanto con cien euros como con cien mil millones. No depende de la cantidad, sólo de la voluntad.
Al perverso le es más fácil ganar, acumular y guardar dinero que al bueno. Es su meta y a costa de lo que sea, y todo lo hace por falta de valores.
El bueno, al tener valores, es desprendido y comparte.
¿El perverso es feliz? Lo dudo.
¿El bueno es feliz? Aunque no es fácil serlo, está en mejores condiciones para serlo. No lo dudo.
Si la felicidad estuviese en la posesión de bienes materiales, entendería al perverso.
¿La perversidad es una enfermedad? No lo sé. Sé el resultado: un mundo mezquino, injusto, insolidario y egoísta que nos ha llevado y conducido a esta crisis económica.
Se ha dicho a, menudo. que se puede juzgar de una civilización según su manera de conducirse y tratar a los más débiles, a los más necesitados.
Allí donde se encuentra un necesitado ha de ser el lugar humano por excelencia donde las personas son tratadas con dignidad y atendidas en sus necesidades. No es un acto que se deba hacer por cortesía sino para cumplir con nuestro deber de solidaridad humana, se sea creyente o no.
Cuando así nos comportamos, hacemos al mundo más humano, más justo y más feliz.
El mundo del sufrimiento humano invoca, sin tomarse ni una pausa, otro mundo. Al que suelo apelar urgentemente. Se necesita un cambio radical.
La misericordia – afirma San Agustín – es “el lustre del alma”. Del alma de un pueblo civilizado, culto, educado y libre.
Un perverso no suele tener valores éticos o religiosos. Su valor es el dinero y el poder.
No me canso de repetir que la crisis actual es consecuencia de la falta de valores, y su ausencia da lugar al desarrollo de los perversos, que son los culpables.
El día que la mayoría de los pueblos vivamos y actuemos con valores, ese día será el comienzo arrollador del cambio radical que necesitamos, tanto en lo político como en lo económico.
Ese día será el comienzo de un mundo mejor.
¡Qué fácil y qué difícil!
Fácil porque sólo se necesita el deseo y actuar. Difícil porque estamos tan engañados y tan enganchados habiéndonos convencido que la felicidad está en el poseer de cosas, y no en el ser personas que tienen valores. Y resulta nos lo hemos creído y lo vivimos como los perversos.
Rezar los creyentes pidiendo cosas buenas; y ofrecer los no creyentes momentos de felicidad, buscando la felicidad del otro, que también es una cosa buena. Será nuestra aportación y un momento, en que tan necesario es el cambio “radical”, para el comienzo del mundo mejor.
Lo sabemos ¿Por qué no lo ponemos en práctica? ¿Es por pereza o porque nos exige sacrificio?
Por favor, dejemos de ser vasallos o esclavos y seamos ciudadanos, y el resultado será ese mundo mejor.
Enseñaremos a los jóvenes para que ellos mantengan la continuidad, y perpetuarán el cambio radical que necesitamos.
¿Por qué no comenzamos ya? Solo no puedo, le necesito a usted, al vecino de aquí y de acuyá. Lo espero en mi casa, que es la suya.
Que Padre Dios nos bendiga y le hagamos caso.
Les quiere con toda el alma. Luis.

martes, 2 de octubre de 2012

“LA OBLIGACIÓN DE SER UN BUEN CIUDADANO”.

“LA OBLIGACIÓN DE SER UN BUEN CIUDADANO”  

            Todos, sin excepción, estamos obligados a ser buenos ciudadanos, y no por devoción sino por obligación.
            Los cristianos lo tenemos incluso por herencia; Los primeros  cristianos no sólo fueron buenos, sino ciudadanos ejemplares. Era consecuencia de una conciencia bien formada en valores, a través de los cuales se santificaban.
            ¿Creo que nos deberíamos preguntar si se nos conoce como buenos ciudadanos, - que cumplimos puntualmente nuestros deberes -, si somos buenos vecinos, buenos compañeros,  etc.?
            Trabajemos honestamente, cumpliendo fielmente las obligaciones de justicia en la empresa, en la asociación de vecinos o cultural; los estudiantes, estudiando a fondo y formándose a conciencia en los temas de sus futuros exámenes o de su profesión; el profesor, preparando cada día  sus clases; la madre y el padre de familia, cuidando del hogar y de los hijos……         
            No podemos ser buenos “ no creyentes” si no somos buenos ciudadanos.
No podemos ser buenos “cristianos” si no somos buenos ciudadanos.
            Nadie puede descuidar las obligaciones temporales, que le han tocado en su vida.
           Todos debemos estar presentes, según las posibilidades de cada uno, en donde se decide la vida del barrio, del pueblo o de la ciudad. También de la cultura, del deporte etc.
            Tenemos, al menos, un mínimo que atender de las dimensiones: social, política y familiar, a las que tenemos que servir bien: con esfuerzo y dedicación para acertar.
            Y para todas las dimensiones de la vida, la  caridad es fundamental.
            Hemos de tener siempre muy en cuenta la nobleza y dignidad moral del compromiso social y político.
Tenemos que vivir las grandes posibilidades que la caridad, la esperanza y la fortaleza nos dan para el desprendimiento y cultivar la generosidad para crecer como personas.
            Y cuando el compromiso familiar, empresarial, social y político es vivido con verdadero espíritu de participación,-se sea o no creyente-, se convierte en una dura escuela de perfección y en un exigente ejercicio de las virtudes, de poder imparable.
            Si somos ciudadanos que cumplen ejemplarmente sus deberes, podremos iluminar a muchos en el camino que lleva a la perfección humana  si somos no creyentes, y los católicos a seguir a Cristo.
            Tenemos que ser ciudadanos de pleno derecho cumpliendo nuestros deberes y ejercitando nuestros derechos, y no escondiéndonos o despreocuparnos ante las obligaciones y vicisitudes de la vida familiar, empresarial, pública y privada.
            Es fácil ser buen ciudadano, se necesita, fundamentalmente, educación y buena voluntad.
            El buen ciudadano no sólo ayuda a que desaparezca el mal que le rodea, sino que transmite inquietud y buen ejemplo, para que todos seamos ciudadanos participativos.
            Seamos lo que debemos ser: humanos buenos por naturaleza, que ahuyentamos el mal siendo buenos ciudadanos, y reconfortamos a la sociedad con nuestro buen proceder, para bien suyo, mío y de todos. Y la compensación por todo ello será: la satisfacción, el bienestar personal y la felicidad incrementada por la liberad.
            Ahora nos toca a usted y a mí. Le espero, gracias y un fuerte abrazo.

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