ETERNO AGRADECIMIENTO, Y ENORME ESPERANZA.
Debo declarar, de la forma más efusiva, mi admiración, cariño, emoción y agradecimiento por todos los apoyos recibidos, por todos los alientos y por tanta magnanimidad de alma que, afortunadamente, existe en los humanos, lo que me produce una gran esperanza.
Y lo digo por las participaciones a mi escrito: "Presiento que me queda poco tiempo".
Sepan, -en todos los rincones del planeta-, que les quiero apasionadamente, hoy con mayor razón. Ustedes también me quieren. Nos queremos.
Ya sólo necesitamos la mayoría, y el mundo será lo que tiene que ser: lugar de felicidad y libertad, donde se trabaja, se goza, y se vive compartiendo penas e ilusiones. Ayudándonos e imponiendo formas de vida, porque nos amamos como a nosotros mismos. Seremos el ejemplo y los impulsores de ese mudo mejor, que tanto necesitamos.
Gracias, -estamos en el camino-, y que Padre Dios les bendiga, lo que yo también hago, rezo y vivo con una gran esperanza, la que tenemos que hacer realidad por el contagio de nuestra participación, y cuanto antes mejor.
La participación es la solución.
Tu exigencia es extrema. Yo me hnro y doy gracias por pode compartir contigo tu persona, tu saber y, sobre todo, tu fe.
ResponderEliminarEl Señor es sabio, te tiene, entre nosotros, porque tienes mucho que hacer y dar todavía.
Cada día con tu hacer, con tus palabras, con tus actitudes y aptitudes, c umples esa voluntad de vida que Padre DIos te ha designado, confía en ti¡por algo será!
Yo te agradezco lo que me ayudas a difundir alguna enseñanza de mejora a los ayentes de RDio Tamaraceite.Lo que tu actitud me aporta.Gracias, Luis, amigo.
Vívelo todo con paz, como decía un santo: Enrique de Ossó. Sé que la paz del Señor guia tus latidos del corazón, porque amas la vida y al ser humano.Sigue como eres, que no precisas de más exigencia para ser ideal modelo de vida.
Has hecho que se me nublara la vista. Me has emocionado.
EliminarBusco las razones de tu maravillosa alabanza, y supongo sea por mis activos: la educación recibida en valores religiosos, y como consecuencia amar al ser humano apasionadamente, intentando ser consecuente.
Por ello quisiera serle de auténtica ayuda. Se lo pido constantemente a Padre Dios.
¡Cuánto me honraría – y daría sentido pleno a mi vida -, ser mensajero y cooperador de la libertad y de la felicidad!
Creo plenamente en la ayuda de Padre Dios, y a El apelo, pero necesito la participación de todos, al menos de la mayoría.
Reitero las gracias, te sigo pidiendo tus oraciones, y te doy lo que de más valor tengo: Que Padre Dios te bendiga y a los tuyos, junto con un fortísimo abrazo, tu amigo Luis.