domingo, 30 de noviembre de 2014

MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA



MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA




                                            

“Sin la honesta participación no hay progreso, ni felicidad, y menos libertad”.

viernes, 28 de noviembre de 2014

REFLEXIÓN

     
    REFLEXIÓN



“La ciencia es fundamento del crecimiento.

Mejora con la experiencia”.

“LA HONESTIDAD”



“LA HONESTIDAD”


La honestidad es la virtud de los grandes, de los humildes y la de los buenos.
Sin honestidad no hay felicidad ni libertad.
Amor y honestidad son la misma cosa. No se puede amar sin honestidad y no hay honestidad sin amor.
La cumbre de la felicidad personal y social está en amar y ser amado.
Para amar y ser amado tiene que existir la honestidad.
La honestidad no se improvisa, se hereda y se tiene por la educación recibida.
Hemos nacido para la santidad, para ser felices y libres, y ello se consigue, y hasta se persigue, con la educación y la honestidad.
Los males personales y sociales derivan de la falta de honestidad personal o social.
La corrupción es una consecuencia de la falta de honestidad personal y social.
La corrupción no se improvisa, es una forma de proceder por la mala educación y, consecuentemente, por la falta de honestidad.
La honestidad es el comportamiento y disfrute de la plena felicidad y de la plena libertad.
Los pueblos son lo que son, mayoritariamente, cada uno de los ciudadanos en particular.
El poder y la necesidad de la mayoría honesta y participativa es tal, que sin esa mayoría no hay felicidad ni libertad personal y social.
El bien personal es la proyección del bien general.
No existe bien personal si no lo hay general.
La honestidad es la vivencia de la santidad.
Si usted no es honesto y participativo, su poder es tan grande, que si no hay una mayoría de honestos, no hay felicidad ni libertad personal ni colectiva.
 La honestidad es la creencia y vivencia del bien, de la felicidad y de la libertad.
¿Usted qué opina?
Lo que opine y haga la mayoría, así será la minoría.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

lunes, 24 de noviembre de 2014

¡LA MARAVILLA DEL AMANECER!


¡LA MARAVILLA DEL AMANECER! 



¡Qué maravilla ver el amanecer!
El amanecer no sólo es ver la luz del sol que oculta la obscuridad, sino comprobar que vivimos en un nuevo día para ser felices, hacer  felices y amar hasta la eternidad.
Todos los días de la vida tienen un amanecer, que debería ser de  ilusión y esperanza para alcanzar lo que ambicionamos y luchamos por  conseguir.
La felicidad y la libertad -patrimonios de la humanidad- sólo se  alcanzan con amaneceres llenos de honestidad, humildad y con deseo de  ser, de que sean y tengan todos lo mismo bueno que los demás.
La maravilla de la vida es un continuo amanecer.
Los ocasos en la vida sólo deberían ser los que la Naturaleza nos da a  diario, y no los resultados de nuestros actos.
No hay ocasos o fracasos cuando hay honestidad y sinceridad, buscando  el bien por encima del mal.
El bien está en nosotros por encima del mal cuando amamos con pasión, con honestidad y veracidad.
El bien no viene, el bien se tiene.
El bien se consigue y se tiene con nuestro comportamiento, que si  añadimos la virtud de la fraternidad y del amor a los demás, haciendo  y diciendo todo aquello que vaya dirigido al bien de los demás, y al nuestro propio, seremos portadores y distribuidores de la plena  felicidad y la plena libertad.
¿Qué más puedo desear que tener y repartir la plena felicidad y la  plena libertad? ¡Origen y fin de la honestidad para esta vida y para  la eternidad!
Esperemos a que amanezca y sea un nuevo día de ilusiones, de trabajo y de esfuerzos por ser y por repartir lo que los demás desean y nosotros  les damos, y que eso sea siempre para el bien de  todos sin distinción.
Amar el amanecer: para que sea un nuevo día de ilusiones y esperanzas,  que todos necesitamos, y para que luchemos por la paz.
Sin paz no hay  libertad ni felicidad, y menos continuidad.
La maravilla del amanecer será cuando hayamos conseguido la tan necesaria mayoría de personas honestas y participativas que nos  impliquen a los demás.

Si amamos y somos amados, con verdadero y sincero amor, tendremos,  todos los días, la maravilla del amanecer.

domingo, 23 de noviembre de 2014

viernes, 21 de noviembre de 2014

“ECOLOGÍA NO, HABITATISTA SI”




“ECOLOGÍA NO, HABITATISTA SI” 



La palabra ecología quisiera sustituirla, en muchas facetas, por habitatista.
Habitatista viene de hábitat. Creo que es una palabra más onomatopéyica, que se entiende, que se puede recordar mejor, y que nos  sirve para ser mejores.
Habitatista es la persona que cuida el hábitat natural.
La desmedida apetencia del poder perverso del dinero, y del propio poder, y un número grande de pasotas, individualistas y despreocupados  - en quienes se apoya el citado poder perverso - nos están llevando a la autodestrucción de nuestro hábitat natural.
Todo lo que hagamos por hacer que vean y reaccionen quienes viven de  espaldas a su real esclavitud, será poco.
Tenemos que ir contra reloj. Puede que estemos ya en el espantoso punto de no retorno en cuanto a la destrucción de nuestro hábitat natural.
Será cuestión de tiempo, no lejano desgraciadamente, que no podamos  vivir de forma natural en esta aún maravillosa tierra, en este  maravilloso Planeta Azul. ¿Y qué hacemos?
¡Padre Dios! ¿Cómo es posible que permitamos que destruyan - por desforestación o nosotros mismos por contaminación -  nuestro necesario e imprescindible hábitat natural?
Ser esclavo con aceptación malévola, enfermiza, alocada, disparatada y consentida de la esclavitud, es de tal inconsciencia y sumisión que me repele y me amarga, porque esos esclavos no me dejan luchar por defender mi libertad.
¿Quién no está contaminando y quién no está destruyendo? ¡Todos, porque aún los que no queremos contaminar cometemos tal cantidad de hechos destructores, que ni siquiera obligan, que no podemos dejar de serlo completamente!
Anatema, descrédito, pecado de lesa majestad, y ojalá hubiese castigo a todo aquel o aquella que, conscientemente contamina, destruye y anula el bien natural por despreocupación, por maldad, por aceptación o sumisión a las órdenes del poder perverso.
¡Padre Dios nuestro! ¿Cuándo y cómo podremos cambiar el signo negativo  por el positivo y seguir viviendo de manera natural en nuestro hábitat  natural, siendo honestos habitatistas?




miércoles, 19 de noviembre de 2014


REFLEXIÓN Y CONCIENCIACIÓN.



Ser habitatista es ser honesto consigo mismo, con los demás y con nuestro necesario hábitat natural. 

lunes, 17 de noviembre de 2014

“LA GRANDEZA DE LOS PUEBLOS”



“LA GRANDEZA DE LOS PUEBLOS”


Los pueblos son grandes porque sus habitantes son grandes.
Los pueblos grandes reparten felicidad y libertad.
La grandeza es una de las consecuencias de vivir los valores, entre ellos, la honesta participación
El pasota y el individualista no pueden ser grandes.
La grandeza es la cumbre de los pueblos.
Vivir en un pueblo grande es grandioso, solemne, maravilloso.
Benditos sean y por siempre alabados nuestros padres que nos educaron en valores que nos llevan a comportarnos con grandeza.
La grandeza no se improvisa, es una herencia que se transmite de padres a hijos.
Vivir con grandeza es vivir en el amor al Ser humano. Si los amamos con pasión, llenamos la mente y el corazón.
La grandeza de los pueblos se mide por la grandeza de sus ciudadanos: cuanto mayor es el número de grandes, mayor es la grandeza de todos y mayor es la grandeza de ese pueblo.
Amar es ir camino de la santidad.
Ser grande por la honesta participación es ir camino del amor y de la santidad.
La mayor de las grandezas es la santidad, a la que estamos llamados todos. Lo seremos en la medida de nuestra honesta participación, como consecuencia del amor a los demás.
Amar al prójimo como a nosotros mismos es la cumbre de la grandeza.
Y para los creyentes con el añadido maravilloso del amor apasionada a Padre Dios.
Los pueblos grandes pagan a lo grande. 

domingo, 16 de noviembre de 2014

REFLEXIÓN


REFLEXIÓN


"Quien no pregunta y da por hechos a sus sospechas,
es injusto, desamorable y condenado a muchas dudas"

viernes, 14 de noviembre de 2014

“LA IMPERTINENCIA, LA IMPACIENCIA Y LA EDUCACIÓN”



“LA IMPERTINENCIA, LA IMPACIENCIA Y LA EDUCACIÓN”


Impertinencia es la falta de objetividad y paciencia con respecto al comportamiento ajeno.
Los viejos nos volvemos impaciente, y alguno impertinente. Y la manera de controlar la impaciencia y la impertinencia es la educación.
¡Qué enorme responsabilidad tenemos los padres en la educación de nuestros hijos! Los efectos, las consecuencias y las vivencias de la educación son de por vida.
La educación ni se improvisa ni se aprende fuera de casa.
La educación se tiene o no se tiene. Salvo el que la ha recibido y no la acepta.
Ser impaciente y no tolerante denota, de forma fehaciente, que es de una persona malcriada.
La malcriadez o malcriado son  palabras onomatopéyica. Malcriadez y malcriado vienen de mal criado, mal educado.
Aunque hay que perdonar al malcriado de buena voluntad y sin impertinencia, si hay que hacerle ver el mal que hace y produce en la vida personal, familiar, empresarial y social.
El malcriado es un enemigo constante y permanente en la vida personal, familiar, empresarial y social.
Tenemos que contener la impaciencia - es lo que estoy haciendo constantemente - en especial si salgo de mi casa, y no digamos conduciendo.
País malcriado, país mal educado, es un país subdesarrollado,  es un país invivible y sin felicidad y menos libertad.
La educación es el cimiento del progreso personal, social  y económico.
País sin educación – con mayoría de malcriados – es país sin libertad y sin felicidad.
No hay posibilidad de una convivencia normal, si no hay educación.
Un pueblo educado no tiene la impertinencia, si tiene las necesarias vivencias,  circunstancias y experiencia para poder ser feliz y libre.
La impertinencia y la impaciencia incontroladas son efectos y actos de un pueblo subdesarrollado y malcriado.
¡Líbrame, Padre Dios, de vivir en un pueblo malcriado!
Me educaron para controlar la impertinencia y la impaciencia, y para cooperar al bien de los demás y sin pedir nada a cambio. Y el resultado ha sido maravilloso. He recibido y me han pagado con creces. Y vivo con ilusión, feliz y trato de ser verdaderamente libre, aunque  aún no lo he conseguido.
He recibido más de lo que he dado.
Los pueblos grandes, educados y solidarios, le reconocen y les dan a sus ciudadanos el pago con  liberalidad y grandeza. Y controlan la impertinencia y la impaciencia.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

lunes, 10 de noviembre de 2014

“QUERER ES PODER”



“QUERER ES PODER”


Esa máxima de “querer es poder” es muy vieja, y lo es porque significa 
una verdad, que la sabemos desde siempre.
Lo malo es poder y no querer hacer lo que tenemos que hacer. Entonces no es poder ni querer, sino un pecado por faltar a las obligaciones y responsabilidades.
Querer debe ser una constante en la vida. Querer hacer el bien, querer a las personas, querer soñar, querer volar, querer ser libre…querer ser feliz.
La vida se sustenta en el querer.
A quien no quiere, no le quieren, y no lo querrán.
Querer es vivir, y debe ser una constante, una continua y una efectiva continuidad de hechos porque queremos.
Querer es poder hacer el bien o el mal. Esa es la libertad. Esa es la sagrada y necesaria libertad para alcanzar la plena felicidad.
No hacer el bien es pecar contra el hombre, contra Padre Dios y contra  uno mismo.
La inactividad consentida y aceptada es un verdadero adulterio contra la virginidad y honestidad de la libertad.
Amar o querer es hacer el bien, disfrutar el bien y repartir el bien.
Dichoso quien con trabajo y esfuerzo quiere hacer y hace el bien.
Anatema sea quien -pudiendo y debiendo- no quiere hacer y no hace el bien.
Querer es poder hacer el bien, repartir el bien y, como consecuencia, sentirse bien.
La sagrada libertad y la sagrada honestidad lo son y lo serán en la medida en que queremos hacer y hacemos el bien.
¡El mal coarta la libertad, causa la deshonestidad y elimina la felicidad!
Querer es poder de hacer el bien, repartir el bien, recibir el bien y  con todo ello tener la plena felicidad y la plena libertad.
“Querer es poder, si tenemos el poder de querer”

domingo, 9 de noviembre de 2014

viernes, 7 de noviembre de 2014

“EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS”


“EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS”


El progreso de los pueblos es el que hacen sus ciudadanos.
¿De quién cree que depende el progreso?
El progreso no depende solo del vecino, depende de usted y de mí, y de  todos los demás.
El progreso, de donde vivo, depende de mi parte alícuota e  insustituible de colaboración.
Todos, sin excepción, tenemos y estamos obligados a contribuir, con nuestra honesta participación, al progreso.
La globalización es una maravillosa realidad. ¡Claro! Depende del comportamiento de la humanidad, en donde, reitero, usted, yo somos  insustituibles.
Hay, básicamente, el progreso personal, social, cultural y  económico.
La educación tiene una importantísima influencia en el progreso  personal. La educación es sobre todo la recibida de los padres en  valores éticos, morales o religiosos.
El progreso social es la suma de los progresos personales. Se progresa  en la misma medida que lo hace la cultura vivida y recibida.
El progreso cultural e intelectual depende de los padres educados y  educadores. Depende de la responsabilidad, conocimientos y honestidad  de los educadores y de la praxis en las  escuelas y universidades.
El progreso económico depende, básicamente, de la educación,  honestidad y libertad del pueblo, con la inestimable ayuda de quienes  tienen responsabilidades como lo son las autoridades.
¿Qué otras características creo que tienen que tener los pueblos para  su progreso?
Tener instituciones inclusivas, que engloben la honesta participación  en la plena libertad.
La pobreza o la prosperidad dependen del grado de educación,  honestidad, participación y libertad de ese pueblo.
Si existe conflicto entre administrados y administradores es una clara  manifestación de la falta de honestidad, y, como consecuencia, del  imperio arrasador de la corrupción.
No hay posibilidad de progreso, y menos continuado, sin un pueblo  honesto, instrucciones honestas y autoridades honestas.
La ley, el orden, el progreso y el bienestar son una consecuencia de  la honestidad.
La igualdad de oportunidades y la convivencia feliz no suceden por  albur, son una consecuencia de la honesta participación de la mayoría.
El pluralismo, la necesaria honesta participación y, como consecuencia, el honesto comportamientos de ciudadano, de sus legítimos y honestos representantes, dependen de usted, de mi y de la mayoría de la ciudadanía.
El progreso de los pueblos es la necesaria consecuencia de la honesta participación de la mayoría.

Hemos nacido para ser felices y libres. De usted, de mi… depende, y no solo del vecino.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

lunes, 3 de noviembre de 2014

“COMPARTIR"


“COMPARTIR"   


La satisfacción personal, la satisfacción social, están directamente relacionadas con lo que compartimos y con lo que repartimos
La felicidad está en compartir y en repartir.
El egoísmo es la antítesis del compartir. Su consecuencia normal es la infelicidad.
Bendice Padre Nuestro -como también bendecimos nosotros- a aquellos cuya magnanimidad, por la educación en valores recibida, les lleva a repartir lo que tienen: la felicidad y la libertad.
Compartir es la manera simple, sencilla y útil de repartir felicidad y libertad. También de recibir felicidad y libertad, porque se produce un efecto bumerán.
Compartir es un comportamiento que depende de la educación.
No se puede ser feliz ni libre sin haber recibido una educación en valores.
Compartir es repartir. Se puede repartir tanto el bien como el mal: la diferencia la marca el haber recibido una educación en valores; el aceptar esa educación y esos valores; y el ser congruentes con nuestras creencias y vivencias.
Compartir la vida con los demás, sin pedir nada a cambio, es santidad.
En la medida que compartimos, en esa misma medida nos santificamos.
¡Compartir! ¡Bendito sea!
No hay felicidad ni libertad, ni nada bueno, sin el honesto compartir.
Compartir es vivir. Compartir es repartir. Compartir es vivir la dicha incomparable de repartir el bien por la honesta participación, y recibir lo que hemos sembrado: la felicidad y la libertad.
Compartir es vivir y repartir la santidad, por ser honestos y participativos. Y vivir y repartir la felicidad y la libertad.

sábado, 1 de noviembre de 2014

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