“AMAR LA
LIBERTAD”.
Amar la libertad
es tener, vivir y repartir responsabilidad.
La libertad no
es un bien patrimonial que se hereda, sino un bien que hay que merecer y
conquistar.
Para merecer la
libertad hay que vivir con honestidad.
Vivir la
libertad es propio de las personas grandes, porque son humildes, educadas y
están verdaderamente enamoradas de la vida, del hábitat, y de tener al vecino
como hermano.
Vivir y repartir
libertad es engrandecer y mejorar la felicidad propia y ajena.
Tenemos que
repetir hasta la saciedad y que esta actitud se convierta en una realidad
constante. Porque:
- No hay plena
felicidad sin plena libertad.
- No hay plena
libertad sin plena felicidad.
- Se ama la
libertad cuando hay verdadero amor a los demás.
- Sin amar la
libertad no se puede amar en libertad.
- Amar la libertad
debe ser la meta a alcanzar.
- Amar la libertad
es vivir la libertad para ayudar.
- Sin amor no hay
libertad, y tampoco se puede ayudar.
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