“MÁXIMAS" DE "LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS ESTÁN POR ENCIMA DE LAS
NUESTRAS”.
El compartir con honestidad – todos lo sabemos – es la felicidad.
La felicidad es ayudar, es compartir, es repartir con honestidad.
La felicidad, como la libertad, no se improvisa. Ambas son, han sido y serán una continuación de la honesta participación.
Recogemos lo que sembramos. Y esto le sucede a todo el mundo, y hoy más por la globalización del bien y del mal.
Es más fácil ayudar que olvidar.
“LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS ESTÁN POR ENCIMA DE LAS NUESTRAS”.
Comprender, vivir y aplicar el criterio según el
cual “las necesidades de los demás están por encima de las nuestras”,
no es fácil, si no se ha recibido una educación en valores.
Los egoísmos, los maltratos, las muertes… son
consecuencia de la no aplicación, como norma de vida, de ese criterio acerca de
la primigenia obligación de hacer el bien a los demás.
Ayudar al bien de los demás es algo que llena el
alma y el corazón de ilusión, esperanza y de felicidad.
El compartir con honestidad – todos lo sabemos –
es la felicidad.
La felicidad es ayudar, es compartir, es
repartir con honestidad.
La felicidad, como la libertad, no se improvisa.
Ambas son, han sido y serán una continuación de la honesta participación.
¡Hasta por egoísmo deberíamos ayudar al bien de
los demás!
Las necesidades de los demás están por encima de
las nuestras y la no aplicación de esta necesaria vivencia es caminar por el
sendero de la desilusión, del egoísmo, de la agresividad y de la maldad.
Recogemos lo que sembramos. Y esto le sucede a
todo el mundo, y hoy más por la globalización del bien y del mal.
Dichoso quien trabaja por el bien de los demás,
sin pedir nada a cambio, de ella o de él será el reino de la gloria aquí y
allá.
Es más fácil ayudar que olvidar.
Las necesidades de los demás están por encima de
las nuestras.
Espero que así lo entendamos. Seamos honestos,
participativos y buenos ciudadanos ayudando a los demás. Recibiremos lo que sembramos.