“¡¡¡AÚN NO HA LLEGADO LA GRAN REVOLUCIÓN!!!”.
Aún no ha
llegado la gran revolución. Estamos esperándola.
No ha llegado
porque nosotros no hemos cambiado.
¿Qué tenemos que
hacer para cambiar? Algo muy sencillo: ser honestos y participar con amor.
Los egoísmos, el
materialismo, individualismos… Tenemos que eliminar de nuestro
comportamiento todos esos -ismos. No es tan difícil conseguirlo: solo es
cuestión de tener valores.
Naturalmente,
quien convierte el dinero y el poder en sus únicos valores no tiene la menor
oportunidad de contribuir al bien del cambio: ¡a la gran revolución!
La gran
revolución es, como todo lo grande y beneficioso, sencillo, claro y evidente: comportarnos
como buenos hermanos.
Han pasado miles
de años y aún somos enemigos.
Nacimos como
hermanos y vivimos como enemigos. Algunos son enemigos hasta la muerte.
¿Qué podemos
hacer? Lo más fácil, lo que está al alcance de toda la humanidad: amar. Si lo
hacemos con pasión, acercaremos la gran revolución, ampliándola a la plena
felicidad en la plena libertad.
El odio, el
rencor, la mala educación, la envidia ... anulan, desvirtúan y eliminan la gran
revolución, porque no son solidarios con el amor.
Todo lo grande
en el ser humano es sencillo, fácil y se puede poner en práctica
inmediatamente. Solo se necesita la honesta participación.
¿Por qué la
honesta participación es algo tan olvidado y tan difícil de ser y de realizar?
“Aún no ha
llegado la gran revolución” ¿Qué cuota de responsabilidad tiene usted? ¿Qué cuota
tengo yo?
Por favor, no
dejemos de ser honestos. Así contribuiremos a la gran revolución.
Usted, yo, el
vecino y el mundo entero esperamos la gran revolución.
¿Cuándo
empezamos?
Empecemos ya,
sin esperar al vecino, que ya llegará convencido.
Todos haremos la
gran revolución del amor al vivir como buenos hermanos por la bendita hermandad
de la honesta participación.
La gran revolución
es amarnos como hermanos.
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