“¿QUÉ ES LA IGNORANCIA?”
¿Qué es la ignorancia?
Es patrimonio de la humanidad.
Humanamente hablando,
no hay posibilidad de saber de todo. Ni todo de todo.
Me arriesgo a tratar
este vidrioso y difícil tema confiando en su bondad a leer este escrito.
Y debe saber que, quien lo escribe, se reconoce, con toda la humildad de la que
es capaz, un ignorante.
Escribo sobre la
ignorancia para que me sirva para reflexionar, para mejorarme como persona. Y
para fortalecer mi humildad.
Nadie es capaz de
conocer y dominar todos los temas.
“¡Saber de algo ya es
un logro, siempre que se sepa que, de esos, no se sabe todo!”
Creo que conocer las
propias limitaciones es de sabios.
¿Qué es la ignorancia?
Conocer algo de todo.
Hablar ex-cátedra es
definir una creencia, creyéndose inspirado por la divinidad. Salvo esta
excepción, no creo que nadie pueda saber de todo y creérselo al mismo tiempo.
Saber algo de algo es
lo normal. La diferencia la marca el porcentaje del dominio que se tiene de ese
algo.
La virtud
imprescindible para hablar de algo es la humildad.
Sin humildad no hay
posibilidad de hablar de algo.
¿Tengo yo esa
humildad? Le seré sincero: no creo tenerla.
La humildad es algo
que busco con intensidad. En especial porque quiero estar en el camino de la
santidad.
“¡¡¡Sin humildad no
hay santidad!!!”
Entonces ¿Por qué
trato la ignorancia? Para aprender.
Este tema de la
ignorancia me está haciendo aprender y reconocer lo ignorante que soy y ver lo
mucho que aún me queda por recorrer y aprender.
Quisiera que a usted
le pasara lo mismo.
Que nos reconozcamos
ignorantes. Pero sin tratar de ser buena persona para aparentar: que lo seamos
de verdad. Entonces sabremos cómo poder e intentar ayudar.
“¡Ayudar sí es una
posibilidad de progresar, para favorecer a otros y enriquecernos en el saber y
estar!”
En la ayuda, como con
la ignorancia, no hay límite, solo hay que tratar de amar.
“¡El amor a los demás
es el bálsamo que cura la triste y grave enfermedad de la falta de humildad!”
Progresar en la
humildad es de sabios que lo hacen a uno progresar para aprender que siempre
hay algo que hacer cuando se ama de verdad, y saber que nunca se acaba de
aprender.
“¡En el amor sí
debemos tratar de ser los mejores en saber!”
“¡La ignorancia en el
amor es una pena capital!”
“¡En el amor debemos
tratar, siempre, de progresar!”
Ser ignorante en el
amor es perder la vida y dejarla sin valor.
En el amor debemos de
tratar de ser lo más sabios en el hacer.
La ignorancia en el
amor nos lleva al egoísmo y a ser esclavos del mal.
Tratemos de amar sin
condiciones y progresaremos en el saber del amor.
“¡Ser ignorantes en el
amor a los demás es caminar ciegos por la vida, tropezando en el egoísmo, que
es la ceguera de la felicidad y de la libertad!”
“¡Sin el amor a los
demás no hay posibilidad de vivir con felicidad y menos en libertad!”
“¡La felicidad y la
libertad son dos logros que se consiguen cuando se ama de verdad!”
Ser ignorantes en el
amor a los demás es apartarse y separarse de la dicha de la vida, de vivir y
transmitir felicidad y libertad. Si progresamos en la sabiduría del amor a los
demás, habremos conseguido vencer la ignorancia.
“¡El amor a los demás
es el progreso personal y social, con el que conseguimos apartar la ignorancia
y el egoísmo, y vivir y repartir la felicidad y la libertad!”
“¡La ignorancia en el
amor a los demás es vivir en soledad!”
“¡La soledad es la
vivencia de la ignorancia en el amor a los demás!”
“¡¡¡Dejemos de ser
ignorantes en el amor a los demás, y seremos sabios de verdad!!!”
¿Qué es la ignorancia
supina? Dejar de amar y de ser amado.
“¡¡¡¡¡¡¡Amemos a los
demás y seremos sabios de verdad!!!!!!!”
“¡¡¡¡¡¡¡Amar y ser
amado es la mayor sabiduría!!!!!!!”