martes, 29 de abril de 2014

"EL PATRIOTISMO”

"EL PATRIOTISMO”
Patriotismo: amor a la Patria. Sea chica o grande. Añado de mi cosecha: el patriotismo es la esencia de una nación.
¡Hay del pueblo, de la nación sin patriotismo! Está frustrado, y abocado a la desaparición y puede que hasta con violencia.
El patriotismo no se improvisa. Se hereda y se cultiva por la educación recibida de los padres. La sana formación patriótica -tan distinta de los nacionalismos exclusivistas- se amplía en los colegios, en las Universidades, y en el comportamiento de los ciudadanos.
Hay quien confunde el patriotismo con la afición o la afiliación.
El patriotismo es querer y cuidar el sitio en el que nos ha tocado nacer y crecer. También lo adquieren aquellas almas educadas, sensibles y honestas que viven en un lugar que adoptan como residencia, pudiendo querer a esa tierra con tanto amor como un nativo. Y puede que alguno la quiera más que otros ciudadanos ignorantes.
El querer a la tierra no va implícito con solo haber nacido en un lugar: se necesita la enseñanza, haber sido educado en el amor a la propia tierra.
Hay quienes están en el lugar donde han nacido, y solo es el sitio donde subsisten, pero no donde viven.
La grandeza de un país, su economía, el sentido y la vivencia de comunidad dependen directamente del número de patriotas honestos y participativos.
Quien no quiere lo que conoce, está abocado y condenado a la soledad.
Amar a la patria -ser un auténtico patriota- debe ser un orgullo y una vivencia que nos haga vibrar al oír su himno, ver su bandera, pisar su tierra y saludar al vecino.
¡Dichosa/o el libre y feliz en su tierra! Es un patriota. Y ese valor lo heredarán sus hijos, quienes, junto con otros patriotas, engrandecerán su nación, porque la harán poderosa y digna de ser vivida.
El auténtico patriota-el que siente el patriotismo- es un ciudadano enamorado de su país, honesto y participativo. El patriota sabe vivir plenamente feliz y en libertad.
Roguemos para que haya muchos patriotas en todas las naciones del mundo; para que el Planeta Tierra sea el auténtico hábitat natural humano; y para que seamos aquello para lo que hemos nacido: seres felices y libres.

domingo, 27 de abril de 2014

¿QUÉ OBLIGACIÓN TENEMOS DE PARTICIPAR HONESTAMENTE EN LA COMUNIDAD?


Recibido, hoy, esta maravillosa e impresionante disquisición de don Enrique González Araña. Mi amigo y compañero, y lo somos desde hace, como mínimo, 75 años. Y siempre ha sido un virtuoso en el saber, en el sentir y en ser.

¿QUÉ OBLIGACIÓN TENEMOS DE PARTICIPAR HONESTAMENTE EN LA COMUNIDAD?

Mi querido Luis.
¡Tienes cada pregunta... !
Sé que te brota del alma el deseo de construir una sociedad justa, armónica, humana.
Sé que tienes una necesidad apremiante de emplear el tiempo que te quede, en esa tarea ilusionante.
Sé que te llena de gozo pensar o sentir que tu pequeño granito no se pierde en el espacio infinito, sino que es una pequeñita cuenta de un rosario, una cadena, una red, creadora de verdad, de vida, de paz, justicia, fraternidad...
Y me preguntas ¿tenemos obligación de participar honestamente en la comunidad?
Contesto de atrás para adelante: ¿qué es la comunidad? ¿Qué es ser honesto? ¿Qué es participar? ¿Qué es obligación?
Cualquiera de esas palabritas tiene la inmensidad de un océano.
Por curiosidad busco cada una de esas palabras en el navegador de google, y me salen las siguientes entradas:
.-Comunidad: 146.000.000 resultado.
.- honestidad: 3.460.000 resultado.
. - participación ciudadana: 966.000 resultado
.- participación social. 4.530.000 resultados.
.- obligaciones: 10.300.000 resultados.
.- obligaciones del estado: 28.000.000 resultados.
Y en ese inmensidad de voces...
 
23 de abril de 2014

Luis, al insertar la fecha, me doy cuenta que hace como dos semanas que empecé a escribir. Créeme que todos los días me acuerdo y no sé cómo seguir, dar un paso ante esa inmensidad del panorama que se me ofrece por delante.
Se me ocurre un cuento:
Érase una vez un niño, un niño pequeñito, que empezaba a caminar. Su padre le extendía  los brazos delante de él animando a dar el primer paso. Un día el niño se atrevió y sintió como bajo sus rodillas temblorosas el suelo parecía como si se moviera: en unos instantes, el suelo se había quedado atrás. Se llenó de una gozosa emoción que le duró toda la tarde, y después (no sabemos si realidad o imaginación) flotaba caminando por los espacios infinitos.
Y, ya mayor, se preguntaba ¿a dónde voy? ¿A dónde tengo que llegar? ¿Dónde está la meta, mi meta?
Miraba a su alrededor y se le habrían miles de senderos. Miró en el googel... y se le abrieron 50 millones de entradas...
Sentía pereza, siento pereza, y por eso me he parado dos semanas...
Sí; me pesa el cuerpo, me pesan los 83 tacos.
Sí. Mi imaginación, mis deseos, mi gozo, añoranza y anhelos,  acompañan el andar por pequeños pasos, que acortan cada día la distancia hasta la meta.
Esta es mi oración: escuchar en lo más hondo, sentir en lo más hondo, las manos y el rostro que y me invitan a dar un paso en le inmensidad del camino, la inmensidad de senderos, la inmensidad de señales y voces que me rodea; y andar, dar el paso, dar ese paso, pequeño, pequeñísimo, pero que es el mío, en el que se unen las manos de mi padre, y la tierra de los senderos.

25 de abril de 2014

Me llamaste por el teléfono y me diste un toque...
Sigo, y retomó el tema: la comunión.
La comunión es esa meta a la que nos movemos todos los seres.
Porque ser es eso, comunión, comunicación, realizarse,  hacerse realidad, precisamente en relación a la presencia constituyente del otro.
Ese proceso constitutivo del ser, del hacerse, a todos los niveles: como tú defines: Dios, familia, amigos, comunidad, sociedad, nación, estado, mundo,  universo.
Existe una correlación entre todos esos niveles: desde la intimidad de nosotros mismos, hasta la sintonía del infinito universo; desde la vibración de un instante, hasta la infinitud de los tiempos.
A todos esos niveles la llamada es a la comunión, común-unión.

27 de abril de 2014
 
Hola,  Luis.
Hoy termino. Espero.
La comunión, más que obligación, es el propio ser.
Es importante insistir en esta perspectiva. Más que una obligación penosa, fuente de culpabilizaciones, sentimiento de impotencia, trasfondo de tristeza, Inc. y malrollos... es oportunidad de realizarse, de ser persona, de ser feliz.
La comunión empieza dentro de uno mismo.
Se hace espacio en el encuentro con la primera persona de nuestro entorno primario.
Se abre a nuevas sintonías con los amigos que se cruzan en nuestro andar.
Se hace tejido de convivencia en las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades.
Se hace estructuras, cauces de nuestro convivir, y co-morir
Se hace lenguaje, cultura, símbolos, alegrías y dolores, que son las fibras que forman el tejido de la historia de los pueblos.
Se hace entramado de estructuras de poder en constante inestable equilibrio.
Se hace mundo, universo, donde nos hemos de encontrar con la misma experiencia profunda de nuestra intimidad.
Ah, y se me faltaba una palabra de tu pregunta:" honestidad".
Pues, muy fácil... honestidad es sencillamente ser.
Con lo que en definitiva el dilema es "ser o no ser".
Bueno,... nos quedamos como el príncipe de Dinamarca...: "to be or not to be"

 

MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA.


MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA.


“El que hace todo lo que puede, hace todo lo que debe”.

martes, 22 de abril de 2014

“ALELUYA, ALELUYA, JESUCRISTO HA RESUCITADO”


  “ALELUYA, ALELUYA, JESUCRISTO HA RESUCITADO”
 

 Aleluya, Aleluya, el Señor ha resucitado. Aleluya, Aleluya.
El gozo y la esperanza humanos se hacen divinos con la Resurrección.
Sólo Dios puede Resucitar. El que se resucite a sí mismo es Dios.
Amo apasionadamente a mi Dios resucitado. En Él espero y en Él confío mi eternidad en su contemplación, y creo en el proceder de la eternidad por Su deseo.
Soy totalmente incapaz, por mí mismo, de merecer y gozar de su eterna contemplación. Necesito su misericordia.
Vivo, sueño y espero su misericordia con la eterna ilusión de gozar del cielo que nos tiene prometido.
Vivo, rezo y espero a la muerte como el comienzo de la eternidad y el fin de la materialidad.
Dame fe y humildad Señor. No desoigas mis súplicas por las necesidades de la humanidad, por las de mi familia y por la mías.
Atiende Señor, te ruego, mi oración sincera y esperanzada. Danos el perdón de nuestros pecados, para que podamos ser merecedores del alcanzar el cielo que nos prometiste.
Aleluya, Aleluya. El Señor ha resucitado, y con Él todos los que han muerto y todos los que esperamos.
Aleluya, Aleluya. En Ti confío y en Ti espero el perdón y la gloria eterna.
Aleluya, Aleluya. Contigo Señor quiero vivir y morir, pidiendo la intercesión de Tu Santísima Madre la Virgen María y tu padre terrenal San José.
Aleluya, Aleluya. Jesucristo Dios ha resucitado.

domingo, 20 de abril de 2014

martes, 15 de abril de 2014

“LA SOLEDAD”



 “LA SOLEDAD”  

 
Los humanos somos seres sociables por naturaleza y nos necesitamos los unos a los otros. Hasta el anacoreta.
La soledad es la ausencia de esa ayuda incomparable en forma de compañía.
Estar solo obliga a la mente a adaptarse a esa circunstancia, a la soledad.
Esa aceptación y adaptación son bastante difíciles de llegar a vivirla en su totalidad.
Hace años decía: “si me quieren castigar, déjenme solo”. Y he tenido que corregir, en parte, esa aseveración. No me he acostumbrado, pero la he tenido que aceptar, sin complacencia.
Gracias a mi fe, mi familia, mis amigos, mi comunidad y a lo importante que es este blog voy llenado los huecos y las soledades de mi vida.
Aprovecho el sacrificio de la soledad para ofrecérselo a Padre Dios. Así le saco partido en el presente y también para la eternidad. Todo esto hace sentirme mejor y más reconfortado, y menos solo.
Sin olvidar y sin dejar de vivir que “la soledad es la soledad”.
Por eso les necesito a todos ustedes, y les deseo la plena felicidad y la plena libertad en compañía de los seres queridos, amigos y vecinos.
Que no tengan la soledad, sino la compañía de Nuestro Señor Jesucristo, en especial en esta Semana Santa, con el gozo de la Resurrección, fundamento de nuestra religión católica.


domingo, 13 de abril de 2014

MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA

 
 
 
MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA
 
 
 
    “Líbrame Dios del tibio, que yo lo haré del listo”          

martes, 8 de abril de 2014

“EL GRAN SENTIDO DE LA VIDA”.



“EL GRAN SENTIDO DE LA VIDA”.
 
El gran sentido de la vida es ser útil de a los demás y a uno mismo.
A los que no no comprometen su vida, como los pasotas o individualistas, hay que preguntarles: ¿qué sentido le da Ud. a la vida?
Como creyente, tengo claro el fin y el sentido de mi vida: amar a Dios y al prójimo como a mí mismo. Lo cual no es otra cosa que servirles (estar a su servicio). Así alcanzo ahora la felicidad terrenal, y espero ganar después la eterna.
Todo esto supone un trabajo y un esfuerzo. Las bendiciones que le dan un sentido trascendental e inmortal a la vida hay que ganárselas.
Somos únicos e irrepetibles. Estos valores le dan un sentido incomparable a la vida.
La vida es algo maravilloso cuando se fundamenta y se vive de acuerdo a valores éticos o religiosos. La ausencia de esos valores debe dejar un vacío insondable, y hará pensar que la vida no tiene sentido.
Vivir creyendo que la vida no tiene sentido tiene que ser frustrante. Debe producir un vacío agobiante y quizá neurótico.
Cada día que vivo creo y la vida me llena de un gran sentido.
Tengo la suerte de ser creyente, porque estas vivencias complementan la felicidad y la esperanza.
Vivir, y tratar de cumplir lo mejor posible el Primer Mandamiento -amar a Dios y al prójimo- llena mi vida y colma mi alma.
Quiero apasionadamente al ser humano y a Padre Dios. Sin ellos ni vida no tiene sentido. No puedo dejara atrás a la Naturaleza, nuestro hábitat natural.
Se sea creyente o no, no se puede negar, salvo la excepción antes mencionada de lo pasotas e individualistas, que la vida tiene un enorme y feliz sentido. Los egoístas ¿qué sentido y qué vivencias espirituales pueden tener?
¡Doy gracias a mis padres por haberme engendrado, criado y educado, en especial en valores, en mí caso religiosos! Son los valores que le han dado a mi vida un gran valor y un gran sentido.
Quiero y necesito seguir amando a Padre Dios y al prójimo, para que mi vida siga teniendo el sentido que debe, y compartir estas experiencias en la búsqueda del bien de los demás, tratando de encontrar, para todos, la felicidad y la libertad en pleno dominio y en plena realización, dándoles un gran sentido y vivencia a la vida.

 

 


domingo, 6 de abril de 2014

MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA.


 
MÁXIMA DE MI VIVENCIA Y CREENCIA.

 
 

“El daño al hombre y a la Naturaleza, solo debería ser perdonado,
con la reparación del daño causado”

martes, 1 de abril de 2014

“LA MORTIFICACIÓN”

 
 
 “LA MORTIFICACIÓN”   
 
 
No existe vida normal sin alguna mortificación, sin alguna penitencia, debiendo ser el medio para mejorar tanto espiritual como materialmente.
Las cosas de valor solo se consiguen con esfuerzo.
Trato la mortificación ya que los católicos estamos en Cuaresma, y porque para los no creyentes es una de las virtudes que más elevan los sentimientos humanos, y nos redime. El deber cumplido.
La mortificación la debemos vivir de forma normal, en el quehacer diario. No necesitamos ocasiones especiales.
Mortificación es cumplir con la palabra dada, con el horario, hacer el trabajo correctamente, es ser un ciudadano honesto.
Mortificación es saber compaginar todas las obligaciones materiales y éticas o espirituales.
La caridad es una manifestación de la mortificación.
La mortificación es soportar las contrariedades pequeñas y grandes con buen humor y con caridad.
Mortificación es la gran obligación de educar a nuestros hijos, al corregirlos cuando sea necesario, al darles con amor unos valores éticos o religiosos, que sean fundamento para la praxis  honesta de sus vidas.
Mortificación es comportarse honestamente con aquellos que tienen autoridad, y ellos con los demás.
El espíritu de mortificación nos lleva a vivir ordenadamente. Nos ayuda a prefijar nuestros proyectos, cuando nos corrige aquellos comportamientos de maestrillo; y cuando nos da el toque de integridad.
Mortificación es ayudar incluso al que no nos lo va a agradecer.
Mortificación es servir tanto con miras materiales como espirituales, con visión sobrenatural, y que los no creyentes sientan el orgullo y satisfacción del deber cumplido con el familiar,  el amigo,  el vecino, etc.
Nuestras vidas - seamos profesionales o no -  suponen un servicio a los demás, lo que requiere una mortificación, que se eleva a grado de santidad cuando se hace olvidándose de uno mismo y sin pedir nada a cambio.
Hoy, quizá como nunca, necesitamos, al menos, una mayoría de personas que hagan de la honesta mortificación una norma de vida, olvidándose de sí mismo para servir a los demás.
Mortificación es santidad, sea creyente o no. Solo se necesita estar vivo y ser honesto.
 

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