viernes, 13 de febrero de 2015

“EL IMPORTANTE TEMA DE LA LUCHA DE CLASES”


“EL IMPORTANTE TEMA DE LA LUCHA DE CLASES”
 
No creo que los seres humanos, en cuanto individuos pertenecientes a la misma especie, seamos de diferentes clases.
Las clases las hacemos para diferenciarnos entre nosotros. Lo cual no parece muy saludable.
Las clases, de haberlas, serían casi infinitas.
El pasota, el individualista, el maleducado, el egoísta, el deshonesto, el honesto, el bueno, el malo… ¿son clases?
La lucha implica contienda, enemistad, pendencia… todo menos amistad, respeto, consideración y solución de los problemas.
En la lucha, los que mandan están en la retaguardia y los demás en el campo de batalla. Y eso si es discriminación.
Creo, ciegamente, en el diálogo.
Creo, ciegamente, en la honesta participación y en la libertad.
Y creo ciegamente en el poder de la mayoría honesta y participativa, que es quien induce, convence y hasta ordena el comportamiento para la solución de cualquier problema.
En las luchas siempre hay vencedores y vecinos; no suele haber acuerdos de mutuo entendimiento y obligado comportamiento.
Entiendo el rechazo al mal causado. Entiendo el deseo de enmienda y de restauración. Entiendo la necesidad de reparar el mal causado.
No creo que la lucha sea el camino para la solución del problema y menos para el restablecimiento de obligaciones y derechos.
Siempre llego a lo mismo: la honesta participación de la mayoría es la solución.
Cuando hay problemas que necesitan esa mayoría, los hay porque no hay esa mayoría. Aquí creo que está la raíz del problema.
En la lucha hay vencedores y vencidos. No hay convencidos ni acuerdos en igualdad de condiciones, conducentes al fin necesario en la causa de la discrepancia.
La igualdad es la esencia del ser humano.
La libertad es la esencia de la felicidad, por la igualdad.
La igualdad y la libertad se basan en la paz, en el respeto y en la consideración, que son los cimientos de la plena felicidad.
La lucha de clases es desgaste de energías; es fuente de rencores, de odios y de venganzas, actitudes que no conducen a un final feliz, sino a diferenciarnos y no igualarnos, se sea empresario se sea empleado, se sea político, se sea lo que se sea. 

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