miércoles, 16 de diciembre de 2015

“ENERGÍA RENOVABLE, DESARROLLO SOSTENIBLE, IDENTIDAD DE CANARIAS”.

Publico este artículo por considerarlo de interés. Este artículo lo escribió don Enrique González Araña y redactado el 13 de julio de 2007. Y sigue de actualidad.


“ENERGÍA RENOVABLE,  DESARROLLO SOSTENIBLE, IDENTIDAD DE CANARIAS”.


Son  temas de creciente actualidad  e inseparables entre sí.
No hay vida sin energía, y la contaminación energética está acabando con la vida.
Canarias que intenta definirse mediante su Estatuto, tiene que hacer el esfuerzo de partir de su identidad: Pueblo amalgamado en el encuentro de las más diversas culturas, sangre mestiza, abierto a los caminos del mundo.
El isleñismo de su geografía, como todas las circunstancias de la vida, es un riesgo de aislamiento egocéntrico, y una oportunidad de apertura alternativa.
Es este el dilema del desarrollo, que en clave colectiva, más allá del espacio y el tiempo, más allá del corto plazo, y cada vez más corto, se centra en la búsqueda de la autentica energía inagotable, renovable,  alternativa.
Parece que la especie humana llega a un momento de su evolución, en el que se acaba el tiempo y el espacio para  seguir huyendo de sus raíces, escapando hacia un adelante sin salida.
Paradójicamente, es precisamente, en lo más radical del ser humano, donde está la  fuente de la siempre limpia e inagotable energía.
Es la que brota de los más profundo y auténtico de nuestro ser.
Es curioso que de esa energía, la más cercana, la más barata,  potente, renovable, sostenible, inagotable, ilimitada,  se habla tan poco.
Es difícil de ponerle nombre con igual significado para el que habla y para el que escucha. La palabra de algún modo, encuadra la expresión de la vivencia interior, en un marco en gran medida convencional, de referencias históricas, culturales, institucionales. Más aún, la mente humana que no abarca la infinitud del universo, tampoco alcanza la infinitud de la  profundidad de nuestro propio ser.
A esa limitación de la razón, se unen sentimientos inhibidores de la comunicación entre las personas, cuando los mensajes rozan niveles de intimidad. ¿Pudor? ¿defensa?¿cobardía?¿pereza ?
Es preciso ahondar en nuestra  entrañas, navegar a través de meandros, turbulencias, o bonanzas; escuchar las voces escritas en nuestros genes antes de que hubiera un antes; es urgente percibir la demanda e invitación a ser uno mismo.
Y, también paradójicamente, no es un camino en soledad, sino un andar al encuentro en la raíz donde todos, cada uno, siendo únicos, diferentes, irrepetibles, nos fundimos en un solo Ser, más allá del tiempo y el espacio.
Aceptando la precariedad de la comunicación verbal, es preciso  asumir los riesgos, hacer un esfuerzo de manifestar y poner en sintonía colectiva la energía interior de cada uno, que es la energía de todos.
Es un servicio a la definición y realización de nuestra identidad personal y colectiva.

            Enrique González Araña (del grupo de Opinión Matusalén)







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