“¡¡¡El MUNDO ES LO QUE HAGO YO!!!”
El mundo es el espacio en que
vivimos. Y es lo que hago yo.
¿Cómo es nuestro mundo? ¿Hay
problemas de auténtica necesidad? ¿Tengo alguna culpabilidad? o ¿Estoy
contribuyendo a su solución?
No hay problemas sociales en
la comunidad en la que vivo en los que de alguna manera no haya contribuido por
activa o por pasiva.
Una de las maravillosas e
impresionantes repercusiones de la globalización es el dominio del bien o del
mal, del que todos y cada uno somos responsables, para bien o para mal, de
acuerdo a nuestra honesta y constante participación en la búsqueda y aportación
del bien a la comunidad.
El bien de la comunidad es mí
bien, que tiene mayor poder e influencia si interviene el resto de la
comunidad.
La ausencia de la suma de
bienes individuales, es el mal en el que se apoyan y sustentan los poderes
perversos con nuestra aquiescencia y benevolencia.
No hay mal sin el mal de mi
aportación, y hay bien si tiene mi aportación de bien. Nadie tiene la
autoridad, el título, de poder no hacer nada. El no hacer nada es hacer el mal.
El mal se desarrolla, regodea
y aumenta en el propio mal que yo hago o el bien que dejo de hacer, por mi
participación y por lo que he dejado de hacer.
Todos, sin excepción, somos
responsables o culpables de si hay bien o hay mal.
El mundo es lo que hacemos a
diario. Si hacemos el bien y sin mirar a quien, habrá el bien que luego será
también mi propio bien.
Si hacemos el mal o nos
despreocupamos del bien, habrá el mal que me repercutirá, y me dañará.
Todos, sin excepción, somos
responsables y culpables del bien o del mal.
El mundo es y será lo que
hagamos cada uno de nosotros en nuestro medio natural, personal y social.
El mundo es lo que vivimos y
hacemos con honestidad y responsabilidad. Tenemos la culpa del mal o la dicha
del bien de acuerdo a nuestro comportamiento personal y social.
La culpa o la dicha la tengo
yo, y no tengo a quien echarle la culpa.
En mi yo se fundamenta lo que
es el mundo por mi bien o por mi mal, y de acuerdo al comportamiento de mi yo.
Soy o he dejado de ser bueno
o malo, y hago o he dejado de hacer el bien o el mal. Yo, solamente yo.
“¡¡¡El mundo es lo que hago
yo!!!” Sea bien o sea mal, tendremos lo que hemos hecho, lo que hacemos o lo
que hemos dejado de hacer, sea el bien o el mal.
“El mundo es lo que hago yo”.