¿QUÉ SIENTO?
¿QUÉ PERCIBO?
¿QUÉ AÑORO?
¿Qué siento? ¿Qué percibo? ¿Qué añoro? La muerte.
La muerte se aproxima. Es una compañera de mi viaje por la vida,
que me sigue hasta alcanzarme.
¿Y qué siento? Esperanza en un mundo mejor, aquí y acullá.
¿Qué estoy haciendo? Rezar y pedir que Padre Dios me perdone los
pecados y me permita entrar en Su Reino, en Su contemplación, porque es así
como me imagino la gloria y el cielo.
El tiempo que vivimos es un maravilloso regalo que se nos ha
concedido.
¿He aprovechado el tiempo? ¿Lo he desperdiciado?
Muchas veces he desperdiciado el tiempo. Es una realidad que ya no
tiene vuelta atrás.
Sigo viviendo en la esperanza de que llegue pronto el mundo por el
que lucho, rezo y espero: un mundo mejor.
¿Cómo es ese mundo? El de la solidaridad y del amor entre nosotros,
el amor de y entre hermanos.
¿Cómo conseguir ese anhelado y necesitado mundo? Con la honestidad
para poder vivir y gozar la plena libertad.
Reitero que, después de mi amor apasionado a Padre Dios, a la
Naturaleza y al ser humano, he procurado en la vida buscar la libertad plena y
honesta.
¿Qué siento? ¿Qué percibo? ¿Qué añoro? Que el tiempo pasa y no
consigo que alcancemos el camino que deberíamos recorrer para llegar al mundo
mejor, siendo tan fácil con la honesta participación suya, mía y la de los
demás.
“¡La honesta y sincera participación sigue siendo la solución!”
¿Cómo puedo convencer - al menos a la mayoría - que es muy fácil alcanzar
la felicidad? Solo necesitamos el amor, y a ser posible apasionado, entre
nosotros. Todo lo demás vendrá por añadidura.
El tiempo se me pasa muy deprisa. No es cuestión de credo ni de
creencias: todos, creyentes o no creyentes, podemos y debemos luchar por la
felicidad y la libertad, pero se necesita la honesta participación.
Si hay un camino corto y seguro que nos dará la ansiada y
necesitada felicidad y libertad en un mundo mejor, ése es la santidad.
Nuestra meta inmediata tiene que ser la santidad, se sea creyente
o no. Solo necesitamos el amor apasionado a todo lo que nos rodea, en especial
al ser humano y a la Naturaleza. Hacer el bien sin mirar a quién.
La santidad es el camino certero. ¿Cómo convencer? No lo sé.
¿Qué siento? ¿Qué percibo? ¿Qué
añoro? ¿En qué creo? En la honesta
participación con amor sin condición camino de la santidad.
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