“MORIR EN EL ATARDECER DE LA VIDA”
Después de nacer, el acontecimiento más
trascendental para cualquier ser humano es la muerte, sea creyente o no.
Nacer es llegar a un mundo en el que mi
contribución será decisiva para todas aquellas personas con las que comparta mi
vida.
Compartir es parte del cimiento del maravilloso
edificio de la vida.
“¡Compartir debe
ser repartir!”
¡Incluso
compartimos la muerte con todos los seres vivos!
Para un creyente, morir es llegar al final del
camino para comenzar la eternidad, con el deseo y la necesidad de que sea en la
compañía de Padre Dios y de toda la corte celestial.
Morir no es cuestión de edades ni de tiempo pues
solo tiene una explicación: para morir basta estar vivo.
Es cierto que el paso de los años hace más
presente la realidad de la muerte y nos acerca a ella. Pero, repito, para morir
solo hay una condición necesaria y suficiente: todos, en cualquier momento,
tenemos el billete en el bolsillo.
“¡Vivir sin hacer y sin ayudar es vegetar: sí,
es actuar como una planta, una flor, una brizna de hierba, que no tienen
finalidad moral!”
Todos, sin excepción, cubrimos un tiempo y un
espacio propios. Nadie lo hará en nuestro nombre. Por eso la importancia de
cada ser humano es trascendental y define la vida propia, así como la de los
que están a nuestro alrededor.
¡Morir en el
atardecer de la vida es lo normal!
Cada segundo, cada hora, cada día, todos los
días de la vida tienen un irrepetible e importante significado y sus efectos
son especiales. Tan especiales que se convierten en necesarios.
Morir en el atardecer de la vida es llegar a
viejo después de vivir muchos años, de los que se ha de responder. Pienso que
esa responsabilidad es más grande en relación a los años finales de una vida.
Para una persona entrada en años, el final de la
vida debería dar paso a una reflexión serena, porque se ha tenido la
oportunidad de ayudar durante más tiempo, de ir mejorando para acumular un
activo de valor que le sirva para la eternidad. Se sea o no creyente, el valor
es el mismo.
¡Morir en el
atardecer de la vida es una oportunidad que hay que aprovechar!
¡Quién no
aprovecha la vida para ayudar la pierde de forma y manera irreparable y no
recuperable!
¡El tiempo pasa deprisa y jamás vuelve, y si se
pierde, se pierde para siempre!
¡¡¡Cuando se muere en el atardecer de la vida se
tiene más responsabilidades y hay que dar gracias por haber tenido más
oportunidades!!!
¡Morir en el atardecer la vida debe servir para
más servir!
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