“¿QUIÉN
CREE QUE LA NATURALEZA ES EL HÁBITAT NATURAL HUMANO?”
¿Reconocemos y creemos que la Naturaleza es el hábitat natural del
hombre y de todos los seres vivos, vegetales y animales, que pueblan el Planeta
Tierra?
¿Quién lo reconoce? ¿Lo reconocemos los seres humanos? ¿Todos los
seres humanos? Y entre quienes lo reconocen, ¿quiénes lo creemos de verdad?
¿Quiénes creen, de verdad, que la Naturaleza es el medio natural
para la vida? ¡Quiénes sean, han de ser muy pocos! Además, tienen muy poco
peso, muy poca credibilidad y, como consecuencia, poca o ninguna autoridad para
impedir su destrozo.
¿Quiénes dirigen, real y efectivamente, el todavía maravilloso
Planeta Azul? El poder económico perverso.
¿Somos conscientes de que el cambio climático, en muy pocos años
-por el calentamiento atmosférico-, seguirá derritiendo los Polos y las
ciudades costeras quedarán anegadas e inservibles? ¿Nos lo creemos o nos
parece un cuento de hadas?
¿Alguien sabe cuál sería la forma de vivir sin la Naturaleza?
Tiene que haber muchísimos creídos y muchísimos inconscientes.
¿Es verdad que el Planeta Tierra va a dejar de ser nuestro hábitat
natural?
Las deforestaciones; las contaminaciones terrestres, marítimas,
fluviales y atmosféricas; la edificación y asfaltado de macro superficies; la
inusitada velocidad de los huracanes; el consumo incontrolado de petróleo y sus
extracciones… ¿Para qué añadir más causas egoístas e inhumanas que todos
conocemos? ¿Quién hace todo este mal?
¿O todo esto es un cuento de hadas? ¿No es más bien una realidad?
¿Por qué sucede todo esto? ¿El ser humano se ha vuelto loco?
Parece que sí y con el agravante de que todos estamos sujetos a las
consecuencias nefastas y devastadoras de estos cambios.
Los únicos cuerdos son esos poderes económicos perversos que
siguen y persiguen dinero y poder, a costa de lo que sea. Y lo están
consiguiendo esclavizando al resto de la humanidad, con el daño añadido de la
pobreza, material y moral.
¿En quienes se apoya ese poder maligno? En la ingente cantidad de
pasotas e individualistas, que amargan la existencia, la de ellos mismos y la
de los demás.
¡Hay quien cree que todo este mal es un infantilismo trasnochado y
exagerado!
Creo en la bondad natural del ser humano, y confió que artículos
como este vayan haciendo reflexionar a personas inconscientes del daño que
hacen. También a quienes lo hacen a conciencia. Quizá no deseen el mal,
pero lo practican de forma arrolladora.
¿Qué nos queda? Rezar, y mucho. Al mismo tiempo, comportarnos de
manera honesta y exigir que los demás hagan lo mismo.
El poder de la vivencia diaria humana, la fuerza de los actos
honestos, es irresistible e imparable.
El poder de la vida honesta se asemeja al paraíso, del que sólo
salen cosas buenas.
“La honesta participación es la solución”.
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