“HOY Y AHORA” “HODIE ET NUNC”
Todo tiene su tiempo y su momento.
Las circunstancias en las que vivimos y
todo lo que nos sucede, creemos, los creyentes, que dependen de un plan divino
y de la libertad. La predestinación absoluta no existe.
Deberíamos tratar de encontrar el
tiempo oportuno y necesario para cada cosa. El estudiante, para estudiar; el
trabajador, para trabajar; el médico, para practicar la medicina… Todo tiene su
tiempo y su momento.
El tiempo tiene un valor incalculable,
porque es irrepetible. Hay que aprovecharlo al máximo para hacer actos buenos.
El pasado, pasado es, no vuelve jamás.
El tiempo es una continua sucesión de
presentes.
Es un don. Debemos usarlo con la
ambición sana de hacer cosas de las que no nos tengamos que arrepentir. Y si a
eso le añadimos “sin pedir nada a cambio”, nos situamos en un plano superior:
el plano de la santidad.
Incluso cuando hay una contrapartida,
como puede ser un sueldo, el jornal debido, si intentamos hacer las cosas a su
momento y bien, aprovechamos santamente el tiempo.
Tampoco hay que olvidar que “El
reino de los cielos es de los arrepentidos”.
El ocio y el descanso también son
maneras de aprovechar el tiempo.
No perder el tiempo, ni hacerlo perder.
Ofrecer el futuro a Padre Dios y a los
hombres. No ha llegado y no sabremos cómo será, salvo que lo hayamos
predispuesto con nuestras acciones.
Vivir intensamente el momento presente.
Es el tiempo que tenemos. Hoy a hora. Y hacerlo con amor.
San Pablo recomendaba a los primeros
cristianos: Aprovechad el tiempo presente…
No ser perezoso rehusando hacer nuestra
obligación, o eligiendo las ocupaciones según nuestro capricho. Acabar bien lo
que se ha comenzado,
El hodie et nunc (hoy y ahora) con
plena obediencia, y con plena dedicación. Terminar bien las cosas.
Desoír las predicciones fatalistas, que
no se saben si serán realidad. Porque, si suceden, tendrás las fuerzas y las
gracias necesarias para afrontarlas que te dará tu Padre Dios.
Basar la vida espiritual desde un
realismo objetivo. Vivir la filiación divina con un aprovechamiento correcto
del tiempo.
¡Cuántas ideas no llegan a ocurrir!
Vivir con honestidad el momento actual
los más plenamente posible. Como si fuera el último.
El hoy y ahora aprovecharlo para
ofrecérselo a Padre Dios y a los hombres. Ejercitando las virtudes humanas: el
orden, el optimismo, la laboriosidad… Y las virtudes sobrenaturales: la fe, la
esperanza y la caridad.
Ahora es el tiempo de la misericordia y
luego será el de la justicia.
Eliminar preocupaciones inútiles: No
os agobies por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio; a
cada día le basta su afán.
Aprovechar el momento presente
santificándolo y despreciar lo imaginativo.
Lo importante es lo que está en
nuestras manos, viviendo el momento actual con realidad.
San Josémaría Escrivá de Balaguer
decía: “Pórtate bien “ahora”. Sin acordarte de “ayer”, que ya pasó, y sin
preocuparte de “mañana”, que no sabes si llegará para ti”.
Ahora es el momento de hacer, y no
pensar en lo que haremos en el futuro
Hoy y ahora. Hodie et nunc.
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