“PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO. PERO YA”
La voluntad es la palanca mayor que
tiene el ser humano.
Sólo con la voluntad de cambiar el
mundo comienza el cambio.
¿Por qué? Porque desde que aceptamos
que tenemos el poder de la voluntad a nuestra disposición, ya comenzó el
cambio. Y de forma imparable e irresistible.
Sólo necesitamos una mayoría que esté
decidida a ser feliz con la honradez y su participación y hará felices a los
demás.
Hay el problema de ese gran porcentaje
con insolidaridad consentida, aceptada y vivida.
El ser humano es social por
naturaleza. Entonces ¿por qué en un porcentaje tan elevado somos insolidarios
inhibiendo al hombre bueno que llevamos dentro?
Le espero mañana. Le dejo el día de
hoy para que lo piense y se convenza.
Mañana será el gran día: ¡Comenzará el
cambio! La solidaridad será la forma normal de convivir.
Somos felices porque compartimos.
Comencemos por cosas fundamentales
como saludar al vecino. Preocuparme de los problemas que tienen mis compañeros
de clase, de trabajo, de profesión; preguntar por la salud del amigo; tener
detalles de urbanidad, etc., etc.
Insisto: comenzar por el “buenos días”,
y lo demás vendrá por añadidura.
¿Se imagina la cara de asombro y
admiración de su compañero cuando, de forma natural, le pregunte cómo le va? Y
le añada ¿te puedo ser de alguna utilidad?
Que sintamos plena felicidad en
compartir, y que el receptor se sienta igualmente feliz por ser el
beneficiario.
Pasar de este mundo insolidario, al
solidario.
Pasar del mal al bien.
Pasar a un mundo pleno de felicidad y
de auténtica libertad.
La urbanidad es contagiosa
¿A qué esperamos?
Cambiemos el mundo. Pero ya.
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