“EL
ROSARIO”
El 31 de este mes mayo, tendremos la enorme
alegría de que Nuestra Patrona, la Virgen del Pino, abandone por unos días su
Santuario y venga a la capital de Las Palmas de Gran Canaria, España. La
"bajada" conmemora el centenario de su entronización como Patrona de
la Diócesis de Canarias (1914-2014). Es un grandioso acontecimiento que merece
la pena disfrutar y que, seguro, merecerá la pena recordar. Por esta razón, hoy
quiero dedicar unas palabras al Santo Rosario, la oración que Ella misma - en
Lourdes, en Fátima... - nos ha recomendado rezar por la Santa Iglesia.
El Rosario y sus misterios son un resumen de las
principales verdades de nuestra fe cristiana.
El Rosario es una plegaria mariana.
El Rosario es una oración vocal que propone la
mediación de los misterios cristianos: es un recuerdo de la alegría del
Nacimiento de su hijo Jesucristo, de su muerte en la Cruz, de su Resurrección y
Ascensión gloriosa a los cielos.
El Rosario es un continuo acto de fe, de
esperanza, de adoración, de amor y reparación.
El Rosario no es otra cosa que “una corona de
rosas” - ése es su significado - ofrecida a la Madre de Dios, a nuestra Madre.
La Iglesia católica insiste en que recemos el
Rosario. El Rosario fomenta el culto generoso a la Santísima Virgen.
Ojalá se volviese a rezar el Rosario en familia.
Según su S.S. Pablo VI el Rosario es “una de las mas excelentes y eficaces
oraciones comunes que la familia cristiana está invitada a rezar”. Rezar el
Rosario debería ser un objetivo familiar. Claro, el haber vivido esta costumbre
desde niño tiene una gran influencia.
El Santo Rosario es un arma sumamente poderosa
para rogar y conseguir muchas gracias y favores que podemos necesitas y pedir.
Hay quien se disculpa, para no rezar el Rosario,
alegando las distracciones: “para rezarlo mal lo mejor es no rezarlo”.
El Papa San Juan XXIII decía que “el peor de los
rosarios es el que no se reza”.
Los hombres y las mujeres somos seres humanos.
Es lógico tener defectos, debilidades, errores. Como las distracciones al
rezar. Pero ello no merma lo más mínimo el valor inconmensurable de la oración.
Las distracciones involuntarias no restan el
valor y los frutos del Rosario, ni de ninguna otra oración. Basta el deseo de
no tenerlas y el esfuerzo por evitarlas. La lucha que esté al alcance de
nuestra mano.
San Alfonso María de Ligorio decía que “si tú
tienes muchas distracciones durante la oración, puede ser que al diablo le
moleste mucho esa oración”.
El Santo Rosario es poner nuestro pensamiento y
nuestro corazón en nuestra Madre la Santísima Virgen. Aunque no lo consigamos siempre.
A la hora de rezar, Santo Tomás daba tres
consejos: pronunciar correctamente todas las palabras de que consta, fijarse en
el sentido de esas palabras y poner especial empeño en el fin de la oración.
Tratemos de ofrecer muchas “rosas” a la Virgen.
"Coronas de rosas lozanas", en la medida de nuestra posibilidades.
Nuestra Santísima Madre conoce nuestras
debilidades, nuestros deseos y nuestros esfuerzos.
Tratemos de no retrasar la hora para rezar el
Rosario. Si se hace tarde, el cansancio de la jornada puede ser una buena
excusa para no rezarlo.
Hay muchas ocasiones para rezar el Rosario: por
la calle, cuando nos desplazamos de un lugar a otro, desgranando las avemaría
mentalmente; cuando conducimos, utilizando un Rosario grabado en un CD, o la
radio, como ayuda; en la Iglesia, con los miembros de nuestra comunidad parroquial;
en casa, con nuestros familiares ... Tratar, por todos los medios, de rezarlo
diariamente.
Siempre hay tiempo para rezar el Santo Rosario.
Cuando nos presentemos ante Padre Dios, seguro
nos dirá: ven bendito de mi Padre al cielo que te tenía prometido, porque
rezaste con devoción, aunque con distracciones.
Según recomendaba San Josemaría Escrivá de
Balaguer “Y te aconsejé, seguro, que rezaras el Santo Rosario: ¡bendita
monotonía de avemarías que purifica la monotonía de tus pecados¡”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.