“LA MUJER”
La Virgen María
fue la Madre de Nuestro Señor Jesucristo, Dios hecho hombre. La Virgen es, ha
sido y será la persona más grande e importante de la humanidad. La Virgen es
una mujer.
La mujer está
dotada de unas características físicas, emocionales y psíquicas excepcionales.
La mujer es más resistente al dolor que el hombre. Es más reflexiva. Es más
firme ante las tentaciones y ante las contradicciones.
La virginidad es
un don grandioso, en especial en estos días. Hay quien no valora la virginidad.
Hay quien desprecia la virginidad. En estos tiempos, es posible que alguna
mujer virgen se considere anticuada. ¡No es verdad! Algo similar pasa con la
protección de la vida: los detractores del aborto y de la eutanasia son
menospreciados.
Los valores
morales, éticos y religiosos han sido, son y serán eternos. La mujer es una
garante de esos valores.
La igualdad
entre la mujer y el hombre está en tener los mismos deberes y derechos, las
mismas responsabilidades y las mismas satisfacciones.
Es difícil
hablar de igualdad sin tener en cuenta el género. El hombre suele tener más
fuerza física que una mujer. Pretender que todas las mujeres tengan las mismas
fuerzas que los hombres, para considerarlas iguales a los hombres, es un
disparate.
No creo que
exista algo - relacionado con el género - que la mujer no sea capaz de hacer y
de ser merecedora.
Cuando exista la
verdadera igualdad, y se viva entre mujeres y hombres, el mundo cambiará y
mejorará de manera inimaginable.
Sin embargo, hay
mujeres que confunden la igualdad con el igualitarismo. Y son conceptos
distintos.
Amo,
apasionadamente, a la mujer. Su atracción física, intelectual y moral me
impresionan y me llenan de ilusión y alegría. La mujer refuerza mis deseos de
honestidad, de honradez y de amor.
Mis recuerdos
felices, como viudo, son imborrables y eternos. También lo son mis
arrepentimientos.
Aprovechen el
tiempo los que se aman, no lo desperdicien. El tiempo no vuelve y se pierde
para siempre.
Con mi profundo
agradecimiento - le debo mi vida a mi madre – y con mi reconocimiento a la
mujer, sueño poder sentir la cercanía de una mujer amada. Aunque le rogaría
perdonase mis errores y defectos, que son muchos.
Padre Dios
bendiga la belleza, las virtudes y los valores de las mujeres. Sigan siendo el
fundamento de la felicidad, y con ellas podamos compartir la responsabilidad,
el honor y la alegría de la libertad. Y todo ello con amor.
No existiría el
mundo y la vida sin la mujer. Sin ella, no existiría la felicidad.
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