“EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS”
El
progreso de los pueblos es el que hacen sus ciudadanos.
¿De quién cree que depende el
progreso?
El progreso no depende solo del
vecino, depende de usted y de mí, y de todos los demás.
El progreso, de donde vivo, depende de mi parte
alícuota e insustituible de
colaboración.
Todos, sin excepción, tenemos y estamos
obligados a contribuir, con nuestra honesta participación, al progreso.
La globalización es una
maravillosa realidad. ¡Claro! Depende del comportamiento de la humanidad,
en donde, reitero, usted, yo somos insustituibles.
Hay, básicamente, el progreso
personal, social, cultural y económico.
La educación tiene una
importantísima influencia en el progreso personal. La educación es
sobre todo la recibida de los padres en valores éticos, morales o religiosos.
El progreso social es la suma de los progresos
personales. Se progresa en la
misma medida que lo hace la cultura vivida y recibida.
El progreso cultural e
intelectual depende de los padres educados y educadores.
Depende de la responsabilidad, conocimientos y honestidad de los educadores y de la praxis en las escuelas
y universidades.
El progreso económico depende,
básicamente, de la educación, honestidad y libertad del
pueblo, con la inestimable ayuda de quienes tienen responsabilidades como lo son las autoridades.
¿Qué otras características creo
que tienen que tener los pueblos para su progreso?
Tener instituciones inclusivas,
que engloben la honesta participación en la plena libertad.
La pobreza o la prosperidad
dependen del grado de educación, honestidad, participación y
libertad de ese pueblo.
Si existe conflicto entre
administrados y administradores es una clara manifestación
de la falta de honestidad, y, como consecuencia, del imperio arrasador de la corrupción.
No hay posibilidad de progreso,
y menos continuado, sin un pueblo honesto, instrucciones
honestas y autoridades honestas.
La ley, el orden, el progreso y
el bienestar son una consecuencia de la honestidad.
La igualdad de oportunidades y
la convivencia feliz no suceden por albur, son una consecuencia
de la honesta participación de la mayoría.
El pluralismo, la necesaria
honesta participación y, como consecuencia, el honesto comportamientos de
ciudadano, de sus legítimos y honestos representantes, dependen de usted,
de mi y de la mayoría de la ciudadanía.
El progreso de los pueblos es
la necesaria consecuencia de la honesta participación de la mayoría.
Hemos nacido para ser felices y libres. De
usted, de mi… depende, y no solo del vecino.