“LA DESTRUCCIÓN DE UNA
CIVILIZACIÓN”
Una mayoría sin valores morales o religiosos
desencadena la destrucción
de una civilización.
¿Qué es no tener valores?
No tener valores es vivir de espaldas a las normas de
convivencia.
La convivencia se basa en el respeto mutuo.
La droga, los padres que no educan a sus hijos, el
libertinaje –que no es lo mismo que la libertad– el dominio de los poderes
perversos, la falta de respeto..., así se podría seguir enumerando razones
que conducen a la autodestrucción de una civilización.
Los grandes fundamentos de la perversidad se basan en los
pasotas, los individualistas, los egoístas, que al sólo vivir para sí,
olvidan que la vida, la felicidad y la libertad se crean, se desarrollan y
se viven con la honestidad y con la participación.
La felicidad está en compartir lo bueno, por recibir lo
bueno, y por dar lo bueno.
La bondad es el cimiento de la felicidad.
La bondad se aprende desde niño y se desarrolla a lo largo de
la vida con valores.
La falta de valores, y, como consecuencia, el indiferentismo,
conduce, con certeza y a gran velocidad, a la destrucción de la especie
humana.
La libertad es un don de valor incalculable. La libertad permite
dar el bien o el mal, de acuerdo a los valores del que da. Y de acuerdo a lo
que repartimos así será el final.
¿Qué reparte la mayoría en estos días? ¿Qué vive hoy la
mayoría?
¿Hay miseria, en medio de la abundancia?
¿Hay corrupción?
¿Qué apoyo y leyes protegen el medio natural, el hábitat
natural?
¿Cómo se siente usted? ¿A qué grupo humano pertenece?
¡Hasta tanto no haya una mayoría honesta y que imponga la
honestidad, no hay posibilidad de parar la autodestrucción!
¿Qué puedo hacer, qué debemos hacer?
Según contestemos a esta pregunta nos lleva a la solución o a
la autodestrucción.
¿Cómo ve usted el panorama y cómo augura el
futuro inmediato?
¿A qué grupo pertenece: es pasota o es habitatista?
¿Contribuye a la autodestrucción de nuestra civilización?
¿O por el contrario, vive y hace lo que puede y debe hacer?
A usted le dejo la solución.
Gracias por su ayuda y que tenga su justa compensación
interior.