“LA GLORIA TERRENAL”
Todos, sin excepción, hemos nacido
para vivir y gozar de la gloria terrenal.
La gloria es la consecuencia del
amor que vivimos y que repartimos.
La máxima gloria se obtiene, se
vive y se goza con la santidad.
La gloria en la tierra debe de ser
lo normal.
La gloria terrenal es amar a los demás, compartiendo la felicidad
en la libertad.
“LA GLORIA TERRENAL”.
Todos, sin excepción, hemos nacido
para vivir y gozar de la gloria terrenal.
Somos herederos de la felicidad,
que se consigue y desarrolla con nuestra honesta voluntad.
La gloria no llega espontáneamente
o por casualidad.
La gloria es la consecuencia del
amor que vivimos y que repartimos.
La gloria siempre nos espera, con
ansiedad: solo tenemos que vivir y compartir el amor.
La gloria no es singular, es
plural, porque compartir es plural, y no hay gloria si no compartimos el amor.
La máxima gloria se obtiene, se
vive y se goza con la santidad.
Ser santo, repito, no es ser
heroico, es amar con honestidad.
La gloria terrenal la alcanzamos y
tenemos porque luchamos sin cesar.
No es justo que haya personas que
no gozan la gloria por nuestra dejación en la falta de amor a los demás.
La vida es maravillosa. Perderla o
amargarla por nuestra despreocupación es un pecado de lesa humanidad.
La gloria en la tierra debe de ser
lo normal.
Contribuyamos a gozarla y a
compartirla. Viviremos en el mundo mejor para el que hemos nacido y del que
tenemos, y todos tienen, derecho a gozar.
La gloria terrenal es amar a los demás, compartiendo la felicidad
en la libertad.
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