“INSISTIR EN LA RESPONSABILIDAD”
La responsabilidad es cimiento del bien, de la
felicidad y de la libertad.
Sin responsabilidad no hay posibilidad de una
convivencia normal, feliz y natural.
Sin responsabilidad no hay posibilidad de que
haya honestidad y conocimiento y vivencias del bien y de la libertad.
La responsabilidad es una herencia.
La responsabilidad se aprende de niño y se
practica y amplía mediante el compromiso, sostenido a lo largo de los años, con
los valores adquiridos y practicados.
Aceptar vivir sin responsabilidades es perder el
sentido de la vida. Es vaciar la vida de contenido.
La vida sin responsabilidad se convierte en el
páramo y el desierto de la existencia, por la falta de valores y vivencias que
llenen el alma y el corazón de contenido y valores por los que vivir, alegrarse
y llorar.
No llorar en la vida es inconcebible para una
vida con responsabilidad, llena de amor y actividad, pasión y alegría.
La vida con responsabilidad ennoblece y engrandece.
La persona responsable comparte los bienes y las dichas, las penas y los
sacrificios.
Benditos y alabados sean los responsables, los
honestos y participativos, porque de ellos nacen y creen las circunstancias
necesarias para la felicidad.
Uno de los grandes cimientos del mal personal y
social es la falta de responsabilidad personal y de la comunidad.
La responsabilidad evita el mal.
La responsabilidad ayuda al bien.
La responsabilidad engendra felicidad.
Con
responsabilidad se vive la libertad.
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