“¡¡¡UNIR!!!” “¡DESUNIR!”
Escribo este artículo en la madrugada de mi 89
cumpleaños.
Me desperté, después de
tan solo un par de horas de sueño. Y me desperté con la insistente melodía
de escribir sobre este importante tema.
"¡¡¡UNIR!!!"
es aumentar; es sumar; es agregar; es reunir; es complementar; es añadir.
La unión sigue siendo
la fortaleza entre dos cosas o personas.
Unirse es la condición
de matrimonio. Convertir dos cuerpos en uno. "¡Lo que Dios
ha unido, no lo separe el hombre!"
La debacle de los
pueblos comienza cuando la unión es circunstancial
y no duradera, o totalmente olvidada y no practicada.
"¡La unión de las personas y de las
naciones es la fortaleza ante la adversidad material o espiritual!"
Hay una frase que he
querido usar repetidamente y hasta acuñar, que es: “¡La honesta participación en
la unión, es la solución de los problemas sociales!”
La unión es el germen
de la felicidad y de la libertad.
Solos no podemos ser
libres ni felices, necesitamos a los demás.
Unir es el logro del
bien y el enemigo del mal.
Desunir es restar, es
separar, es menguar, es reducir todo lo que debería se unido. Desunir impide
el bienestar personal y social.
Desunir conduce a la
infelicidad y reduce la libertad. Y nos convierte en colaborador del mal.
"¡Quién desune,
carga con una responsabilidad por el daño que pueda efectuar,
que pueda causar!"
"¡Nunca
desuna!" "¡Siempre una!"
La vida, esa maravilla
que nos ha tocado vivir, es la gran oportunidad que tenemos para crear y
desarrollar el amor, la amistad, la hermandad, la unión entre personas para
desarrollar y vivir la felicidad y la libertad, siempre en unión con los demás.
En mi larga experiencia
vivencial una y otra vez llego a la misma conclusión: he pecado cuando he
separado, he desunido, mi amor a Padre Dios o a los demás.
Se vive para unir. Y la
muerte llega para que esa unión sea eterna con Padre Dios y supere así
la descomposición del cuerpo, la desunión del cuerpo. Pervive el alma en unión
con Dios, a la espera de la resurrección con su nueva unión con el cuerpo
glorioso, en la gloria de una vida eterna.
Padre Dios es la
infinita unión en la felicidad desconocida de la eternidad. Ese desconocimiento
existe porque es imposible, humanamente, saber qué es la eternidad.
Para mí la eternidad es
la contemplación de Padre Dios y la participación por su bondad en
la infinita vida divina (que eso creo que es el cielo).
Nos podemos ni imaginar
la vivencia real del cielo ni por supuesto saber cómo es y qué se siente al
vivir en la contemplación de Padre Dios, al estar en el cielo prometido y tan
profundamente deseado.
Unir debe ser nuestra
meta diaria.
Desunir debe ser
nuestro objetivo a combatir.
Jamás desunamos.
Siempre unamos.
"¡¡¡El amor es la
forma y la manera de vivir la verdadera y real unión entre los seres
vivientes!!!"
Los seres humanos
nacimos para la unión.
La desunión es el mal
que hay que combatir hasta el momento de la muerte.
Una, no desuna. Y habrá
conseguido la felicidad personal y la de los demás.
Unir es crear un
vínculo que solo sirve para fortalecer e incrementar la unión
hasta que la muerte nos separe. Y entonces no nos separará la muerte.
La unión en el amor, es
convertirse en el complemento del ser amado, es la necesidad de compartir la
vida con el ser unido, con el ser amado.
¿Unir? ¿Desunir? ¿Qué
hará? Usted me lo dirá.
Según lo que me
conteste sabré contestarle -simplemente sugerirle- hacia dónde va y a donde
llegará.
Si Padre Dios nos
ilumina, y hemos sabido vivir la honesta y participativa unión con los
demás, llegaremos al cielo, y en la tierra a la felicidad.
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