Esto lo escribí el 27-01-2014.
“ALGO MÁS DEL VIVIR”
La
vida es un don. Desperdiciarla es perderla y puede ser algo imperdonable.
Todos
somos, yo también, únicos e irrepetibles. Sólo tenemos una vida. (No creo en la
reencarnación).
Vivir
es algo maravilloso. Estamos creados para vivir felices y libres. ¿Por qué no
lo somos siempre?
¿Cuántas
contestaciones hay a esa pregunta? Probablemente miles. Yo daré la mía.
Vivir
es cumplir las obligaciones éticas, morales o religiosos. Es cuidarse. Es darse
a los demás: amar, tener y repartir felicidad y libertad.
Los
católicos lo tenemos clarísimo, pues nos basta cumplir el Primer Mandamiento:
amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.
¡Si
todos los cristianos practicáramos ese Mandamiento, el mundo sería
completamente diferente! ¡Sería feliz y libre!
No
me cansaré de repetir la obligación que tenemos los padres de enseñar a
nuestros hijos a ser honestos y a vivir ese Mandamiento.
La
alegría es otra parte importante de la vida. Un infeliz, alguien a quien le
falta la alegría, mal vive y lo contagia.
Sonreír
llena las almas, tanto la del que sonríe, como la de quienes le ven y le oyen.
Todo
esto, y algo más, son razones para tener una vida llena de contenido y de
valores transferibles.
Amar,
no dejar de amar, siempre que se pueda. Es la forma más feliz de vivir y de
compartir con la(s) persona(s) amada(s), y con todo lo que nos rodea.
Vivimos
una sola vez. Vale la pena aprovechar la vida. Es una responsabilidad.
Perder
el tiempo es una forma de vaciarse de contenido. Y en el vacío no cabe la
felicidad.
No
lo olvidemos: somos únicos e irrepetibles. Vivimos una sola vez. Y es grandioso
lo que podemos hacer, aún siendo corta la vida.
Vivir
con valores éticos, morales o religiosos da la felicidad y la libertad.
¿Qué
más necesitamos?
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