“HACIA UNA
NUEVA ERA”
Aunque el ser
humano es social por naturaleza, creo que estamos viviendo todo lo contrario.
El Concilio
Vaticano II nos recuerda que “el hombre, por su íntima naturaleza, es un ser
social, y no puede vivir ni desarrollar sus cualidades sin relacionarse con los
demás”.
El Papa Pío
XI en su Encíclica Divini Redemptoris, dice: “la sociedad es un medio
natural que el hombre puede y debe usar para obtener su fin”.
Por
desgracia, hoy presenciamos, con la mayor naturalidad, la siguiente
paradoja: cuanto mayor es el núcleo habitado, mayor es la incomunicación
entre sus habitantes, y mayor es su agresividad.
Reiterar que
los vecinos, puerta con puerta, no se conocen. Ni siquiera se saludan. Y en los
pueblos pequeños todo el mundo se conoce. Eso era lo normal en mi juventud
incluso en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Nos saludábamos, nos
conociésemos o no. Dar los buenos días, o las buenas tardes, distinguía a las
personas educadas.
Hoy existe un
deterioro educacional que nos conduce al aislamiento. Ni nos conocemos, ni nos
saludamos. Cada vez nos alejamos más los unos de los otros, y cada vez hay más
agresividad.
Este
comportamiento, esta separación crea un vacío personal y un deterioro en las
relaciones interpersonales.
La ausencia
de las relaciones humanas, - tan necesarias para la vida normal, la familia, la
comunidad -, crea como consecuencia la infelicidad.
¿Caminamos
hacia una nueva era?
Por la
experiencia vivida como persona, me atrevo a sugerir que esa era tiene
que integrar, de manera armónica y real, la persona y la sociedad con LA
NATURALEZA, el medio en el que podamos vivir felizmente los humanos.
Para realizar
esa aspiración disponemos de todos los elementos necesarios: la experiencia, la
ciencia y las creencias que junto a valores éticos o religiosos, nos permitirán
ver los errores cometidos por los comportamientos egoístas y consumistas, y lo
sustituyamos por comportamientos solidarios con nosotros mismos, con los demás
y con la Naturaleza.
Para esto,
lógicamente, se necesita ser conscientes y desear el cambio, y no con palabras,
como las mías, sino con hechos.
El mal aún no
ha vencido al bien.
Nunca es
tarde para mejorar.
Los humanos
somos buenos por naturaleza, y el medio y la educación influyen poderosamente
en nuestros hábitos y comportamientos.
Seamos lo que
somos: humanos buenos, y para ser buenos humanos tenemos que comunicarnos los
unos con los otros, para así poder ser un humano bueno.
Como siempre,
de nosotros depende, de usted y de mí, para llegar a la necesaria nueva era.
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