¡LE
LLAMAN PROGRESO! Y SOMOS CULPABLES.
Se contamina y se destruye justificándolo como progreso o
bienestar.
¿Cómo es posible que admitamos semejante daño y dislate?
Las lluvias o no las hay o son torrenciales. El viento se ha
acelerado a velocidades inimaginables. Hay donde no había.
Volamos hacia una destrucción del medio ambiente de forma
huracanada.
La tierra
–llamado Planeta Azul- que heredamos, la estamos dejando casi inservible, es
cuestión de tiempo y lo será.
La velocidad a la que vamos es tan acelerada que me impide
ver y calcular. ¿Ver el desastre que se avecina es progreso y es desarrollo
caminar hacia un mundo inhabitable?¿De qué me vale tener tecnología si no me
sirve para sobrevivir? Las próximas generaciones nos maldecirán, y con razón.
¿Qué les estamos dejando?
Los vientos y las lluvias destruyen cultivos y hasta las
obras creadas por nosotros. Pregúntenles a los norteamericanos. Aún hay campos
inundados y ciudad bajo el agua.
Las ciudades costeras desaparecerán.
Los perversos nos están dominando y son el origen y causa de
gran parte del mal. La otra es nuestra culpa. Ellos son más ricos en dinero y
poder, pero navegamos en el mismo barco. Están y estamos contribuyendo,
directamente, a la masacre, y contra nosotros mismos. ¡No va a haber dinero
suficiente para pagar el tener una vida natural en este Planeta! Y nosotros sus
cómplices, ya sea por pasotismo o individualismo. ¿Hasta cuándo? ¿Estamos ya en
el punto de no retorno? Nos ahogaremos juntos en los recursos de ellos.
Me siento impotente, malhumorado y decepcionado. Si no fuera
por las creencias religiosas y mi amor apasionado por el ser humano, ya hubiera
tirado la toalla. Esto no es un lamento, es un grito desgarrador, de angustia y
dolor. Destrucción de las ilusiones y de las esperanzas, cuando existe
solución. Seguiré gritando en el desierto, pero seguiré. Mi conciencia me
obliga y aunque el tremendo desastre me arrastra, me agarraré al
árbol que, arrancado por el huracán, flota arrastrado por el río tormentoso de
la destrucción y contaminación.
El sol se me está obscureciendo y solo me queda la luz de la
esperanza y de la conciencia humana.
¿Cómo puedo influir para que se pare esta hecatombe? Si hay
alguien que lo sepa, que lo diga, POR FAVOR Y POR DIOS.
Conseguiremos parar y comenzar a restaurar el daño causado.
Espero con angustia pero con fe en la humanidad -que aún no
la he perdido–, que podamos tener lo que hemos tenido, un Planeta
maravilloso y habitable.
Reitero: no olvidemos que todos, por activa o por pasiva,
contribuimos.
No sólo son responsables los perversos, lo somos nosotros
también, a nuestra medida. Pero los somos.
Creo ciegamente en el ser humano y en su conciencia, apelo a
ellas, para el bien de todos -incluidos los perversos– y tengamos el mundo que
nos merecemos, por el progreso de la honesta participación y de la libertad.
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