viernes, 14 de junio de 2013

“LA SUPINA IRRESPONSABILIDAD”


“LA SUPINA  IRRESPONSABILIDAD”

Vivimos en Gran Canaria (España) uno de los momentos más trágico de su historia reciente. Sin duda, el más trágico de la historia que he vivido y recuerdo.
Nuestra economía está “en caída libre”, según el diagnóstico de mi querido y admirado don Juan Arencibia Rocha.
No sé si hay algún estamento particular, social, empresarial, político local o nacional, que luche, denodadamente, para parar esta caída. Poco podrá hacer si no permite que la sociedad civil asuma sus responsabilidades y tire hacia arriba en la parte importante que le corresponde.
La corrupción es un hándicap.
Aquellos responsables políticos -meros administradores-, algunos ya estigmatizados por sus comportamientos deshonestos, no sólo retrasan el progreso, sino que lo destruyen.
El ejercicio del poder que se concede a los que ostentan algún tipo de autoridad tiene una repercusión inmediata y determinante en las familias y en la economía.
La autoridad conlleva la toma de decisiones.
La honestidad, la participación.
La participación honesta es la voz de la autoridad disidente, la mayor fuerza frente a la autoridad "legítimamente" constituida.
Para que la autoridad se ejerza de manera honesta, es imprescindible la participación mayoritaria del pueblo, cuya responsabilidad es máxima.
Lo contrario es la supina irresponsabilidad, que, desafortunadamente, campa por sus fueros en estos momentos de la historia.
¡Dios mío! ¡Cuánta irresponsabilidad! ¡En qué poco tiempo se ha enseñoreado del cuerpo social! ¡Qué necesaria y urgente es la responsabilidad honesta!
Cada uno nos debemos preguntar ¿cómo colaboro a aumentar o mantener la irresponsabilidad?

4 comentarios:

  1. Los Políticos están demostrando en España su "supina irresponsabilidad". Mientras todo se derrumba, ellos se agarran a un sillón que mantiene sus estómagos calientes y su vida resuelta. Para eso se hacen compañeros de viaje de los poderosos adinerados.
    No están para servir, sino para servirse.
    Mientras el pueblo, bastante hace con sobrevivir. Se trabaja por migajas, se sacrifican los pequeños empresarios y autónomos hasta la derrota total, se desesperan los parados en huelga de estómagos vacíos y nuestros niños empiezan a tener hambre ( http://blogs.cadenaser.com/lo-llevamos-crudo/2013/06/12/la-vida-no-es-bella/ )
    ¿No merece esto una revolución?

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    1. MI CONTESTACIÓN:
      ¡Revolución! Sí, me considero un revolucionario. Desde hace muchos años estoy comprometido con la única revolución que, a mi modesto entender, provocará el cambio profundo y duradero que todos deseamos, y creo necesitamos.
      El mal solo se vence con el bien.
      Por eso intento, en la medida de mis posibilidades, fomentar la honestidad. Primero en mi conducta y luego en la de quienes me rodean. Hago todo lo que puedo por generar una mayoría que provoque el cambio con su buen hacer. No entiendo el odio ni la violencia. Cualquier acto violento es tan dañino como el mal que pretende remediar.
      El mal solo engendra mal.
      El paternalismo, por ejemplo, es peor que el mal que pretende corregir. Sus frutos son la desilusión, el pasotismo y el individualismo.
      Me gusta la palabra lucha. Pero sin lucha personal, la lucha social no tiene sentido. Si yo soy menos egoísta, menos soberbio, mejor trabajador, buen padre, amigo leal, fiel a la palabra dada ... contribuiré a crear un ambiente de generosidad, de escucha, de respeto, de profesionalidad, de lealtad, de amistad, reforzaré los lazos familiares ... En definitiva, me comportaré honestamente y contagiaré la honestidad y la responsabilidad personal y social. Porque el bien es atractivo.
      El mal no se mata. El mal se cambia por el bien. El bien desplaza al mal.
      La riqueza (no me refiero únicamente a la económica) y la felicidad (la verdadera felicidad) se crean. No pueden imponerse. Y menos con la fuerza.
      Esto es lo que creo y lo que intento vivir y transmitir.

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    2. Amigo Luis: comprendo las buenas intenciones pero... ¿puede usted mencionar un sólo caso en la historia que se haya avanzado a mejor con sus premisas?
      Lamentablemente la palabra lucha ha tenido que adoptar su significado más crudo para poder avanzar escasa distancia una vez restado el retroceso que las revoluciones suponen.
      Y lo peor es que esto que yo le cuento, no es manejable. Los pueblos se alzan de forma irremediable, cuando sus sistemas oprimen demasiado. Luego viene la sangre y los excesos, pero en manos de los poderosos está el evitarlo pero ellos se sienten fuertes en su posición y no ceden.
      A las clases bajas nunca se les ha regalado nada, cada brizna de bienestar y libertad, han tenido que sembrarlas con su propia sangre.
      Desgraciadamente esto siempre fue así.
      Un saludo.

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    3. Queriendo contestar a don Luis Ángel Díez Lazo, y corresponder a la aceptación que ha tenido este tema, lo he ampliado y publico ahora en el blog con el título “MI CREENCIA ACERCA DE LA VIOLENCIA”.
      Gracias por participar, no importan las diferencias. Importa la aportación y la honestidad. Que Padre Dios lo y les bendiga, como hago yo. Gracias y un fortísimo abrazo.
      Amar es ser libre, y ser libre es ser feliz.

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Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.

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