“LA MENTIRA”
La mentira hace daño. También al que la dice.
La mentira distorsiona, desdibuja la realidad
Quien miente se queda con una sensación
amarga. Incluso el mentiroso compulsivo.
La mentira deja huellas en quien engaña y en
quien es engañado.
La mentira degrada al mentiroso y desorienta
al honesto.
¿Por qué mentimos?
Para justificarnos, para quedar bien, para
imponer un criterio, para engañar con la finalidad de salirnos con la nuestra,
para obtener algún beneficio (...).
Nunca hay justificación para la mentira.
Tampoco para tolerarla. El daño puede llegar a ser irreversible.
No creo que el mentiroso se sienta satisfecho
de sus mentiras. Me parece imposible.
Si creo, por el contrario, que tiene que
sentir remordimiento, pena y hasta angustia, porque nunca consigue nada bueno.
Decir la verdad es un don de los justos, de
los honestos. De los que aman al ser humano y se respetan a si mismos.
Mentir es sinónimo de cobardía. No se tiene la
valentía de decir la verdad.
Hay quien miente con minúsculas. Por ejemplo
el que quiere justificar o realzar un hecho con una mentirilla. Pero esta
persona tiene que aprender a dejar de mentir, porque el siguiente paso es
convertirse en un mentiroso con mayúsculas, con todas sus implicaciones y
consecuencias.
Incluso los hay que mienten para enfatizar un
hecho, para resaltar su importancia.
Todos, los minúsculos y los mayúsculos, no
dejan de ser mentirosos, desafortunadamente.
¿Cuánto daño hace y reparte el mentiroso? Lo
más preocupante es que la mayor parte de las veces no tiene ninguna necesidad
de mentir.
“La verdad os hará libres”
Es necesario ayudar al mentiroso a que deje de
serlo. Que sea lo que somos, y debemos ser, los maravillosos, felices y
libres seres humanos: honestos.
La honestidad supera y anula cualquier acto o persona
mentirosa.
Intentar hacer ver a los mentirosos el error
en que se encuentran y el daño que causan, y se causan, sin ninguna necesidad.
¡Que se acepten como son, no como les gustaría ser!
¡Dichoso y bienaventurado aquella, aquel que
consigue convencer a un mentiroso y deje de serlo!
¡Qué triste es, y qué tristeza deja el
mentiroso! Y sin necesidad.
Roguemos porque los mentirosos dejen de serlo,
y se unan a los honestos, haciendo que la convivencia sea algo maravilloso, se
desarrollo en el amor verdadero y sincero, y nos podamos querer como hermanos,
y no como primos.
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