“ALGÚN SEUDO HISTORIADOR”
Me asombra comprobar cómo
alguna persona se mofa, desvirtúa y hasta cambia la historia con el propósito
de beneficiarse.
Hay muchas maneras de
beneficiarse y actuar deshonestamente.
Una es esta. A estas personas las llamo “seudo historiadores”.
Lo peor es que tienen
su público. Quienes les ayudan en la propagación de sus escritos, incluso con
la palabra.
Puede que haya
envidia, rencor, mala educación, revancha… Es lo que tienen los intervinientes:
escribiente y propagante.
Hacer burla de
personas y de hechos históricos no es nuevo. Ha sido y es una forma de tratar
de hacerse notar y de sembrar el mal con mayor éxito si es persona conocida.
Creo que una forma de
repeler este daño es tratar de que no les lean. Hacer ver el daño que hacen y
que se hacen, porque quien siembra el mal, recogerá el mal ¡No va a recoger lo
que no sembró¡ Y si lo leen, que sepan la realidad.
Esto es tan triste y
perverso porque llega a contagiar.
La injusticia, como
la mentira, tanto verbal como escrita, es doblemente dañina porque no tiene
límite en el tiempo ni en el medio de difusión.
Tiran piedras sobre
su propio tejado. Y rompen también el del vecino.
Hay quien consigue
intoxicar.
Descubrirlos es
fácil: quieren hacerse notar, pero por la vía malévola.
Recemos para hacerlos
reflexionar, incluso al iluso, para que el mal se convierta en bien, y para que
la verdad prevalezca por encima de
intereses cargados de bastardía.
Lo que se siembra se
recoge y se reparte.
La mala siembra la
reparten los propagantes, la recogen los lectores y la crean los seudo
historiadores.
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