“LA INCONDICIONALIDAD”
Decía mi amiga y gran artista-conservacionista
Mary Ann Kunkel, que el comportamiento debería ser incondicional,
referido a que yo decía que la honesta ayuda debía ser sin pedir nada a
cambio.
Estoy de acuerdo, también incondicional.
Incondicional debería ser nuestro comportamiento
en todo lo que podemos hacer por los demás. La
incondicionalidad debería ser una forma de convivencia. Entregamos y recibimos
todo aquello que necesitamos sin más compensación que las gracias
y la dicha de haberlo realizado.
La incondicionalidad no significa la idiotez, el
abuso. Debe significar la participación honesta en la
búsqueda y práctica del bien ajeno.
“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a nosotros mismos”. Eso es incondicionalidad. Y esto lo
podemos y debemos practicar la humanidad entera, sea creyente o
no.
¿Qué valores debemos tener para actuar de forma
incondicional con mi prójimo?
Como inicio: ser sumamente educado en valores
éticos o religiosos.
Creer en la humanidad. Somos los seres más
importantes de la Creación o de los que vivimos sobre este Planeta, según
opinión religiosa o laica.
Todo está al servicio del ser humano. Tanto de
la vida personal, familiar, social, política o comunitaria.
Si este principio se practicase; no habría
problemas, sólo situaciones más o menos complicadas.
El egoísmo, la mala educación, pasotismo,
individualismo, materialismo etc. etc. son los enemigos acérrimos de la
incondicionalidad.
Se comienza a ser incondicional desde que se
tiene uso de razón, por la educación recibida de los padres. Nunca es
improvisada, es creada y a conciencia.
¿Vale la pena educar en la incondicionalidad?
¿Vale la pena vivirla?
Incondicionalidad y santidad van en paralelo.
Nacen y se desarrollan de la misma manera.
¿Hay mayor grado de satisfacción y alegría que
vivir la santidad? Se sea creyente o no.
La incondicionalidad es un fundamento importante
de la felicidad y de la libertad. Y para ello solo se necesita la
honesta participación en todos los actos de nuestra vida.
¿ A qué esperamos?
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