“MODERNIDAD”
¿Qué
entiendo por “modernidad”? La convicción de que la honesta participación es la
solución.
No
creo que haya existido o exista época alguna de la historia de la humanidad en
la que las circunstancias, aún siendo impuestas, no tengan solución. Basta
poner en práctica los grandes valores. Basta participar -implicarse y
comprometerse- en la búsqueda de una salida.
Mi
modernidad consiste en vivir de acuerdo al primer Mandamiento: amar a Padre
Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. Eso es, ha
sido y será mi modernidad.
De
existir una mayoría honesta y participativa, ésta impondría su honesto
comportamiento. La consecuencia sería, estoy convencido, la solidaridad en el
bien.
Las
verdades eternas, son eternas. No hay época ni circunstancias que las cambien o
anulen.
Nada
bueno se ha desvanecido. Puede haberse obscurecido, pero nunca ha desaparecido.
Es
cierto que las circunstancias siempre han tenido alguna influencia en los
problemas individuales. Pero nunca éstas han tenido la última palabra, han sido
omnipotentes. Incluso cuando se han intentado imponer de forma esclavizante.
La
esclavitud de hoy es creada por los poderes perversos, con el apoyo
incondicional de los pasotas y de los individualistas.
La
realidad que vivimos es real. Los efectos de nuestra indiferencia disuelven
nuestro entorno: el natural, el familiar, el profesional, el económico, el
social, el cultural.
Nos
estamos autodestruyendo -no en la teoría, sino en la práctica- por la espantosa
y devastadora contaminación y destrucción de nuestro hábitat natural.
Nunca
antes he sentido y vivido tanta libertad y nunca antes he sentido y vivido tan
coartada la libertad.
Una
señal clara de falta de libertad -y, por tanto, de espacio para los creadores
de modernidad- es que pueda haber instituciones oficiales -creadas para
solucionar los problemas personales y de la comunidad- que no estén a nuestro
servicio, sino al revés: nosotros estamos a su servicio.
Convertir
en realidad la necesaria vivencia de que todo esté al servicio del Ser humano, la
hará esa mayoría honesta y participativa, que, como tal mayoría, inducirá y
hasta impondrá su honesto comportamiento.
Todos
y cada uno de nosotros construimos nuestra realidad. La realidad no se nos
impone. Y nuestro compromiso generará una sociedad humana, justa y honesta, con
tal de que no nos dejemos arrastrar por el poder perverso.
Sin
amor y sin honestidad no hay posibilidad de solución.
Honestidad
es amar y servir apasionadamente sin pedir nada a cambio.
La
modernidad será la que haga la mayoría. Será honesta o deshonesta, si es
habitatista o antihabitatista.
La
felicidad y la libertad serán la que hagamos y vivamos a diario, con nuestra
honesta participación. Si ésta se une a la de la mayoría, tendremos el mundo
para el que hemos nacido, que es el de la plena felicidad y de la plena
libertad. Así es como veo la postmodernidad.
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