“LA COMUNICACIÓN ¡QUÉ MARAVILLA!”
La comunicación, con la necesaria honestidad, es una puerta que conduce y lleva a la plena felicidad, ayuda a la libertad, y ennoblece a quien la tiene, la disfruta y la reparte.
La honesta comunicación es el medio que sirve para repartir
el bien, si se hace sin pedir nada a cambio, deseando y repartiendo el
bien, la felicidad y la libertad.
La honesta comunicación es el enriquecimiento del saber, del
tener, del dar y el compartir el bien, sin límite ni condición; a cambio
se recibe la gran
compensación del reconocimiento y el agradecimiento.
La honesta comunicación es esa maravilla, tan necesaria, que
es dada, repartida y
compartida por el santo. Los santos viven el bien por el amor y la pasión
de querer dar y repartir sin pedir nada a cambio, sólo por amor a Padre Dios y
al Ser Humano.
La santa comunicación es dar por el amor lo que nos pide
Padre Dios.
El mundo se globaliza por la comunicación.
La comunicación debe ser el bien que se difunde por la voz,
la lectura, los signos y todo lo que transmita información.
Dichoso quien comunica, informa por la comunicación,
engrandece por la honesta participación. Camina hacia la santidad
por tener y repartir la felicidad y la libertad, usando el medio de la
comunicación.
La comunicación. ¡Qué maravilla! Da y reparte la felicidad y
la libertad por medio de la
información.
La comunicación, si es honesta, informa, da y reparte lo
necesario para vivir y morir como un buen y santo ser humano.
La comunicación. ¡Qué maravilla! Si lo es con la honesta
participación.
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