“LA
IRRACIONALIDAD DEL FANATISMO”
Es increíble a donde puede llegar el comportamiento de un
ser humano cuando lo domina el fanatismo.
El fanatismo es dejarse llevar por la pasión en la defensa
de las ideas, religiosas o políticas. El fanatismo es la ofuscación ciega del
comportamiento.
Atrapados en su obstinación tenaz, hay fanáticos que llegan
a matar y a inmolarse a sí mismos.
La muerte está en manos de Padre Dios. No hay ser humano, no
hay autoridad humana, no hay razón alguna para matar, o para matarse.
Defiendo la cadena perpetua, si no hay demostración, clara y
evidente, de arrepentimiento.
La vida es sagrada y, como tal, solo le pertenece a Padre
Dios. Supongo que los no creyentes protegerán la vida por el instinto de
conservación.
Sea como fuere, la vida es intocable, y nadie, absolutamente
nadie, tiene poder o autoridad para quitarla.
Dichoso y alabado sea el que protege, cuida y mima la vida:
venera un bien sagrado.
El fanatismo puede llegar a destruir el arte, la literatura,
el trabajo de otros. Lo hace, además, sin ningún tipo de respeto ni
consideración, actuando de forma irracional (por desgracia, irracionalmente
eficaz). El fanático puede llegar a matar.
La irracionalidad del fanatismo, sea religioso, político,
familiar… es un mal que puede tener consecuencias irreparables.
¡Padre Dios! Líbranos de la irracionalidad del fanatismo, y
conduce a tu pueblo por el respeto a la vida, por ser sagrada y de eterna
permanencia.
La autoridad honesta acata y ordena la orden de no matar, ni
de matarse. Lo contrario es un dominio maléfico y satánico de la ausencia de la
libertad.
Los valores éticos, morales y, por supuesto, los religiosos,
son el antídoto a la irracionalidad del fanatismo.
Las penas de muerte, de mutilación o de cualquier daño
físico o moral importante impuestas por el fanatismo deben ser castigadas con
cadena perpetua.
Padre Dios, ilumina las mentes de los fanáticos. Les habrás
dado una gran bendición. Nos habrás dando una gran bendición.
La irracionalidad del fanatismo es causa de separación, de
amargura, de tristeza y de muerte.
La irracionalidad del fanatismo puede
conducir al mal absoluto.
¡Padre Dios! Líbranos de la irracionalidad de fanatismo. Te
lo pedimos por tu infinita bondad, con el ruego de que ilumines las mentes de
los fanáticos irracionales.
¡Que así sea!
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