“LA UTOPÍA ES REALIDAD”
Cuando existen circunstancias adversas, comportamientos
anómalos y maleducados, pasotas e individualistas, en especial, corrupción,
cualquier comportamiento honesto y participativo se considera utópico y fuera
de la realidad.
Viví momentos trascendentales y reales de la honesta
participación de la gran mayoría de un pueblo. La que hacía tanto por ciento.
En la década de los años 70 del siglo pasado, siendo
Concejal del Ayuntamiento de mi ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y del
Distrito de Tamaraceite, Tenoya y San Lorenzo, se creó la primera Federación de
Asociaciones de Vecinos de España.
Explicar y narrar lo que era, como se fundó y cómo
funcionaba dicha Federación es difícil hoy de entender, y hay quien lo
consideraría utópico, fuera de la realidad.
¡Qué espanto que exista esta realidad! ¡Desafortunadamente
es verdad!
Insisto, y lo haré mientras pueda, por el enorme ejemplo de
una realidad necesaria para que haya felicidad y libertad.
La Federación se reunía una vez al mes. Asistían el
Presidente y otro acompañante de cada Asociación. Cada Asociación exponía sus
problemas más urgentes y necesarios, y por unanimidad se acordaban cuáles eran
las formas de solucionarlos, fuese de quienes fuesen. Y todo el Distrito, y yo,
como Concejal, nos poníamos en marcha, manos a la obra: al servicio de la
solución acordada.
Cuando decidí retirarme por agotamiento, convoqué a todas
las Asociaciones, y a su Federación, en un acto público, que fue maravilloso
–existe un video – para rendir cuentas y exponer lo que quedaba por hacer y lo
que estaba en marcha. Fue un acto impresionante y maravilloso, de eterno
recuerdo y de ejemplo para hoy y siempre. Y no fue un hecho utópico, sino una
realidad de un pueblo comprometido: un pueblo organizado entorno a una mayoría
honesta y participativa.
Lo descrito es una realidad, no una utopía. Un ejemplo a
imitar. Es urgente buscar esa necesaria mayoría honesta y participativa, que
con su comportamiento induzca y hasta imponga su honesto comportamiento
participativo, solidario, real y necesario, para que haya felicidad y auténtica
libertad.
Lo que se creía utopía, fue una realidad.
La utopía se llevó a la práctica: fue real, fue realidad.
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