“MI
TEORÍA DE LA IGUALDAD”
La igualdad es una
necesidad.
El mal es la ausencia
del bien. Y una parte del bien es la igualdad.
No hay bien material ni
espiritual que no tenga como cimiento la igualdad.
Aunque cada uno somos
únicos e irrepetibles, tenemos algo en común: todos somos igualmente hombres.
Ese sustrato común, el
pertenecer al género humano, es el medio, el camino para llegar a lo infinito.
Solo vive plenamente
como ser humano quien aprovecha la potencia, la energía que encierra esa
condición. Condición que es igual para todos.
La igualdad es un
recipiente que encierra lo intangible.
Negar la igualdad, vivir
de espaldas a ella, es morir a la verdad.
Nadie nace, vive y muere
sin tener la posibilidad de usarla.
Porque nacimos iguales,
debemos vivir y morir como iguales.
Los acontecimientos
valiosos, los acontecimientos que son dignos de mención, tienen como fundamento
la igualdad.
La igualdad rige los
comportamientos honestos y conduce al bien por su propia naturaleza.
Se vive para ser igual,
por la igualdad. Y se muere por ser igual, por la igualdad.
La igualdad lo mide
todo.
Sin igualdad no
existimos. Sin la igualdad no somos dignos.
Somos y seremos con, por
y en la igualdad.
La igualdad nos hace
felices y libres, si realmente lo sentimos y somos.
Ser conscientes de la
igualdad y de todas sus posibilidades es la primera meta a alcanzar.
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