“LA IGUALDAD DE GÉNERO,
LA EDUCACIÓN Y EL IGUALITARISMO”
La igualdad de género lo es de acuerdo a como se mire y se entienda.
Nadie, mujer o hombre, puede tener más derechos y deberes que los demás.
Para mí, la igualdad de género es: la igualdad de derechos y deberes.
Todos tenemos los mismos derechos y deberes, con las excepcionalidades que siempre existen en el ser humano.
Hay algo que tenemos que tener muy presente y estar convencidos de ello: Nadie es mejor ni peor que nadie. Salvo, claro, las excepcionalidades.
Las castas se han creado para separar, y para que se les tenga respeto, cuando el respeto es el cimiento de la igualdad.
Hay ejemplos inagotables.
Las cosas de diseño, determinadas costumbres y hábitos se han puesto de moda y se han generalizado.
Se ha puesto de moda no usar cinturones y a todo el mundo se le caen los pantalones.
El culto al cuerpo está de moda – me parece fantástico - y las personas que corren por la calzada absorbiendo la tremenda contaminación de los coches.
La igualdad de género, algo, repito, sumamente justo y necesario, puede que la estemos llevando al extremo. Quizá hayamos pasado de un extremo a otro.
El machismo y el feminismo son extremos y por lo tanto no son correctos y menos necesarios, porque ambos son faltas de respeto.
La ley del péndulo es inexorable: de un extremo se pasa al otro, sin detenerse en el medio. Se necesita tiempo para que se pierda la inercia por el conocimiento y la humildad, y se llegue al centro, al respeto.
Somos lo que nos educaron y aceptamos. Lo digo por experiencia.
Si nos dejamos arrastrar por lo que nos dicen, como las modas, es señal de falta de educación y de valores.
Todos somos iguales en derechos y deberes, pero con las diferencias normales que tienen los seres que existimos en el Planeta Tierra.
No creo que el desarrollo sea el consumismo.
El consumismo es una falta de educación y, como tal, una falta de criterio.
El igualitarismo, entendido por igualdad irreal, se ha extendido y aceptado, y con ello nos hemos convertido en vasallos y esclavos.
Creo que el igualitarismo y la igualdad de género se han unido y juntado, y de momento no hay quien los separe. La mujer y el hombre se han convertido en gemelos, son iguales, aunque las diferencias sean notables, necesarias y maravillosas.