“QUÉ ES UNA MONARQUÍA PARLAMENTARIA”
Por honestidad no se puede amar, ni opinar y menos atacar a lo que no se conoce.
La monarquía parlamentaria es un sistema político que tiene un monarca como jefe de Estado.
En
la monarquía parlamentaria española, el Jefe del Estado es el Rey con el
añadido del mando supremo de las Fuerzas Armadas. La mayor parte de su función es
representativa del Estado, de la Nación, y como
tal, protocolaria. Otras funciones incluyen la responsabilidad de
arbitrar y armonizar el funcionamiento del Estado, más allá de la resolución de
conflictos entre los poderes del Estado, que suele residir en un Tribunal
Constitucional. Es función del Rey actuar para ayudar a las instituciones y al
pueblo, o velar para que se respeten las leyes que elabora el Parlamento y que
hacen cumplir el Poder Ejecutivo, el Tribunal Constitucional, los Ejércitos y
las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Como
ejemplo, y en la práctica habitual, puede ayudar y ayuda como árbitro entre los
distintos partidos políticos que han sido elegidos, intentando encuentre el fin
para el que fueron elegidos: representar a los ciudadanos en el Gobierno del
Estado.
Pero
hay algo del Rey parlamentario que es de una grandiosa actuación y
representación: “al ser el gran símbolo de la unidad
nacional”.
La
monarquía hereditaria es el sistema más común de escoger a un monarca, además
de tener el gran valor de la historia, porque la monarquía no se puede
improvisar ni crear por acuerdos y votaciones, se tiene o no se tiene. Este valor
histórico es uno de los grandes valores a proteger, valorar y amar, al tener la
monarquía necesariamente una historia singular e irrepetible, que en el caso de
la española es varias veces centenaria.
Ya
no existe, y menos en España, la monarquía del antiguo régimen, que era una
monarquía en la que el poder supremo ejecutivo del Estado estaba en el Rey. Así
eran los reyes absolutistas, en donde se añadía que la legitimidad provenía de
un derecho divino y la soberanía se ejercía como un derecho propio.
Ya
esta teoría es historia, porque el progreso de las libertades y de la cultura
de los pueblos ha ido fortaleciendo la autoridad del pueblo en su
responsabilidad, solidaridad y honesta participación.
Siempre
digo y repito: “¡la honesta participación es la solución!”, y lo es para una
segura, feliz y próspera convivencia.
La
honestidad es el cimiento del orden, de la felicidad y de la libertad, y en
donde se cimentan las monarquías parlamentarias.
El
Rey parlamentario es el Representante de la Nación como Jefe del Estado, pero
sin atribuciones gubernativas, que en España, las tienen el Gobierno y
Administración del Estado, la Justicia, las Cortes y el Senado.
Tener
una monarquía, y encima parlamentaria en estos días, es un honor y un valor,
que se tiene o no se tiene. No hay forma de crear hoy una monarquía, su
cimiento solo puede ser la tradición y la historia.
Benditos
y afortunados los pueblos que tienen monarquía, que la conservan y protegen
como valor de su historia, y porque la monarquía es la historia viva del pueblo
en la persona del Rey o de la Reina, de su ascendencia y de su descendencia.
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