sábado, 28 de julio de 2012

MI VISIÓN ESPERANZADA DE "LA REALIDAD”.

Quisiera aclarar el origen de este artículo, antes de que lo lean.
Habrá quien crea en la ciencia infusa o en el autoritarismo u otros, lo escrito está basado, lógicamente, en la libertad y la participación honesta.
Son mis creencias y vivencias de concejal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
Se creó la primera Federación de Asociaciones de Vecinos de España.
La participación fue maravillosa y contundente. El último presupuesto del Ayuntamiento, como concejal (me tuve que ir por agotamiento)  lo consensuamos con las Asociaciones.
Siempre digo y repito que le debo al Ayuntamiento el haberme ayudado a ser o intentar ser mejor persona. Me hizo más persona.


Vivencias, experiencias y Desiderátum.

 MI VISIÓN ESPERANZADA DE "LA REALIDAD”.

         ¿Cómo puede funcionar un pueblo si el subordinado ordena al propietario?
         ¿Quién es el subordinado? El político.
         ¿Quién es el propietario? El pueblo.
         ¿Cómo puede tomar decisiones el subordinado, - de obligado cumplimiento -, sin consultar y pedir la autorización al propietario?
         ¿Cómo puede obligar el subordinado al propietario a cumplir las decisiones que ha tomando unilateralmente, sin contar con él?
         ¿Tenemos el pueblo que exige a los políticos que tome las decisiones que ellos creen que se deben tomar? ¿Y ese pueblo está obligando a los políticos a que hagan lo que ellos ordenan? No, no lo está haciendo.
         ¿Quiénes son ese pueblo? ¿Las Asociaciones de vecinos, por ejemplo?
         ¿Cómo son y qué autoridad tienen las asociaciones como pueblo representativo?
         ¿Es verdad que muchas se han politizado partidistamente y hoy no tienen el prestigio y autoridad necesaria para exigir que cumplan sus órdenes, sus indicaciones?
         Si es verdad ¿Qué pueblo hay y qué autoridad tiene?
         ¿Esas asociaciones representan al pueblo?
         ¿Y dónde está el pueblo que está apoyando a esas Asociaciones?
         ¿Estaremos en nuestras casas, y diciendo: eso no va conmigo, yo no me meto en problemas, que lo arreglen los de arriba etc. etc.?
         ¿Estamos en nuestras casas viendo la llamada televisión basura que tantos ven, aunque la llamen basura?
         ¿Con esta realidad de pasotismo, individualismos, y sin participación, podremos salir de la crisis, si sólo el pueblo es quien puede hacerlo y si los gobiernos no hacen lo que el pueblo dice?
         ¿Con esta realidad podemos salir de la crisis económica sin tener los valores éticos o morales necesarios para tener la autoridad exigente que lidere a la sociedad?
         A mi leal saber y entender:   ¡ni de broma!
         Los que pueden no están y los que no pueden están, están en los cargos, pero no en el servicio. No tienen autoridad moral.
         Entonces ¿cuánto nos espera y para cuándo?
         Sólo depende de la honradez y participación de la mayoría, a lo mejor con menos se hace más. Pero que sea el pueblo honesto, trabajador y solidario quien imponga con su conducta y proceder el obligado cumplimiento de la honradez a todos los políticos.
         Hasta entonces, y como decía el pediatra de mis hijos: “aguantoformo”.
         Nada de ello, tenemos que buscar e imponer ya el criterio y los comportamientos honestos y solidarios.    ¿Cómo?
         Lo repetiré hasta la saciedad: con la participación honesta de todos y cada uno de nosotros. Cada uno en su trabajo, en su casa, en su diversión, en todos sitios, haciendo y comportándose como auténticos y solidarios ciudadanos, creando un ambiente exigente, y preocupados por el bien de los demás y sin pedir nada a cambio.
         Sin participación y sin honradez, personal y pública, no hay solución, ni creo, ni veo, ni me imagino otra.
         Sin ese cambio personal y social, lo demás será algo de lo mismo y nos seguiremos hundiendo.
         Espero que la cordura y responsabilidad nos lleguen e iluminen cuanto antes, y sepamos corregir el camino hacia la honradez y participación exigentes, que serán la solución.
         De usted, de mí, del vecino depende, depende de todos. Lo contrario es esperar al milagro en el que no cree nadie.

8 comentarios:

  1. Queno, que no, que no nos representan, dijimos.
    Nos llamaron perroflautas, nos desprestigiaron en los medios de comunicación y al final nos mandaron a sus policías con sus porras.
    Pero siguen sin representarnos y algún día saldrán corriendo.

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    1. Gracias por estar siempre ahí. Es lo que necesitamos. ¿Cómo podemos incentivar la participación?
      Su experiencia me es muy importante, cuando pueda le ruego nos la exponga.
      He creído que este artículo iba a crear una participación especial, espero con ilusión que la haya, si no, creo que estemos peor de lo que me imaginaba.
      ¿Usted que cree don Luis Ángel? Me siento un poco solo.
      Gracias y un fortísimo abrazo. Luis.

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  2. José Ignacio Buendía30 de julio de 2012, 0:42

    Tal vez la cuestión radique en la responsabilidad que actualmente se le exige a la clase política, responsabilidad por todas y cada una de las decisiones “mal tomadas”. Después de la caída del gigante norteamericano Worldcom los Estados Unidos comenzaron a exigir esa responsabilidad a los directivos de las grandes corporaciones, evitando así que se escondieran tras sus respectivos “consejos de administración” y por consiguiente recordando a todos y cada uno de ellos que sus cargos conllevan implícitamente una responsabilidad que deberán afrontar no solo moral sino también jurídicamente.

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    1. Magníficas puntualizaciones, como todas las suyas.
      El anonimato tiene que desaparecer, cada persona tiene que ser responsable, - como bien dice - moral y jurídicamente de sus acciones, en especial cuando afectan a terceros.
      Mi experiencia y deseo es que un pueblo honesto exigente consigo mismo, obliga, implícitamente, al resto de la sociedad.
      El pasotismo y la deshonestidad son grandes enemigos de la sociedad.
      Gracias, muchísimas gracias por tan importantes aportaciones, nos enriquecen a todos, y esperamos seguir contado con ellas.
      Un fuerte abrazo y reitero las gracias, amigo don José Ignacio.

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  3. Los grandes responsables somos nosotros, que hemos consentido toda acción que al final conllevara un beneficio egoísta. De esto se ha aprovechado desde el "arcarde" hasta el mayor jerarca del reino.

    Y ahora nos damos cuenta de que las hemos encharcado, ahora vemos que ellos son los culpables.

    Quizá, pero nosotros somos los responsables. Algo, empero, ha traído de bueno esta situación: todo se cuestiona como nunca se había hecho. Recordemos otras grandes crisis. Lo único que espero es que no haya degeneración hacia periodos jacobinos.

    A mí siempre, me recuerdan sus escritos una comparación con ese Evangelio al que usted sigue, don Luis, y yo le hago una pregunta igual: ¿Cómo es que Pedro le negó habiendo estado con Él en el Monte Tabor y haberlo visto transfigurado? Pues esto es igual: Hemos visto el peligro, hemos venido procedentes de un desastre mayor y no hemos aprendido nada.

    Repitamos, pues, nuestra historia. Matémonos, ya que nos odiamos, y volvamos a andar el camino.

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    1. Don Sergio ¿qué cerca está del cielo? Del suyo o del mío, pero muy cerca.
      Totalmente de acuerdo: somos los grandes responsables, y todos somos culpables.
      Aún estamos lejos de períodos jacobinos y ¿sabe por qué? Le tenemos a usted.
      Por supuesto tenemos que ir con prisa y sin pausa (no sin prisa …)
      Pedro lloró, ser arrepintió y volvió al camino recto hasta la muerte de cruz. Cimiento formidable, impresionante de la Iglesia.
      No se puede imaginar cómo me emocionan sus aportaciones.
      Tampoco creo la muerte como solución, todo lo contrario: la vida llena de participación, de honestidad, libertad y amor al prójimo.
      Seguro hemos aprendido, usted nos está dando el camino: la preocupación honesta y participativa con esa dosis arrolladora que a usted le rebosa de buena voluntad.
      Gracias por tanto Don Sergio, tenga – porque tiene que tenerla – la plena felicidad.
      Con el mayor cariño y admiración. Luis.

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  4. Papito, yo no tengo respuestas, solo preguntas. Me atrevo a decir que estos años en los que hemos sido "nuevos ricos", nos han sentado de pena. Nos convertimos en seres patéticos. Vinieron hermanos ecuatorianos o senegaleses a limpiarnos el culo. Ahora volvemos a nuestra realidad, a coger la maleta rumbo a Alemania. Si está crisis nos convierte en "pobres, pero limpios", bienvenida sea.
    Los españoles tenemos una palabra intraducible, "picaresca", que viene de los tiempos de Cervantes. Define lo que en otros países se llama "robo". Aquí estafar al vecino es "hacer uso de la picaresca española". Que listos somos.
    Como tú bien dices, los políticos son reflejo de la sociedad. Ojalá los nuestros problemas fueran solo los de la clase política.
    Mi generación (los cincuentones) está perdida. Confiemos en que la siguiente crezca en los valores de la solidaridad, el amor, el trabajo, y el respeto. No en la adoración del "Becerro de Oro" (tú que eres católico, seguro que te gusta esto tan bíblico, je, je), que ha sido el único "valor" que ha tenido mi generación. Ojo, yo también, que no me excuso.
    Lo dicho, no tengo respuestas, pero sí algunas preguntas.
    Salud y "que Dios nos coja confesados", incluso a los que no somos cristianos.

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  5. Ilde, hijo: gracias, continúas con la preocupación que yo heredé y tú has heredado: preocuparnos por demás.
    Todos nos hacemos preguntas, algunas tienen respuestas, el trabajo es llevarlas a la práctica. Lo digo por mi mismo, escribo, comento, digo y quizá también estoy fallando. Pero ello no es óbice para abandonar, todo lo contrario, nos sirva para conocer nuestras limitaciones e intentar corregirlas.
    No existe mal endémico e incorregible
    Tenemos que sustituir la picaresca por la honestidad, que no es otra cosa que participar con honradez. Y esto lo podemos y debemos hacer todos, sin distinción, y entre más responsabilidades familiares, sociales, políticas etc, más necesaria e importante es la honesta participación.
    TODOS lo podemos hacer, sin excepción. La influencia dependerá del porcentaje. Aquí
    es donde vivo preocupado y sea la razón de mi insistencia en la honrada participación.
    No es fácil corregirse, pero se consigue.
    Sabes que amo apasionadamente a mis congéneres, confío ciegamente en mis humanos y creo que el mal no a vencido al bien.
    Sólo un detalle más: convencernos del enorme poder que tenemos de influir en nuestra ambiente, siempre que sea precedido por buena voluntad y honestidad con libertad.
    Sigue dependiendo de ti, de mí y de todos los demás. No de pocos.
    Gracias hijos, abrazos para los dos y que Padre Dios los bendiga.

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Necesito y agredezco todos los comentarios que me puedan hacer, complementarán y enriquecerán este blog. La solución es la participación. Gracias.

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