“LA PAZ”
La Paz es un bien de valor
intrínsecamente incalculable porque es muy difícil obtenerla y mantenerla desde
fuera de nosotros mismos.
No hay paz exterior si no hay paz
interior. La paz de todos es la suma de la paz de cada uno y como consecuencia
de la honesta participación de la comunidad.
Los momentos pacíficos son un
mero sucedáneo, una falsa paz. La emulan, pero nunca llegan a igualarla.
No hay paz sin libertad,
¡Vivir la PAZ! Es la necesidad
más deseada, después de la salud y la libertad.
Todos aspiramos a tener paz y a
vivir en paz, pero no todos la alcanzamos.
Sin valores éticos o religiosos
es imposible disfrutar de la paz, y menos aún mantenerla.
La paz es un bien que invade el
alma y el cuerpo, envolviéndolos en un halo de luz y felicidad que contagia.
La paz no se altera, no se
irrita, no se crispa, ni es amarga. Es dulzura, sinceridad, honestidad, bondad,
tranquilidad y, en especial, honesta participación.
¡Dichoso quien la posea! Porque
habrá trabajado para conseguirla. La paz no llega inadvertidamente, ni por
generación espontánea.
No se prodiga ni se compra.
Una de nuestras ventajas frente
al poder perverso es que no tiene la paz. Es imposible que la tenga: va contra
su propia naturaleza. Tendrá dinero y poder, pero no la paz.
La paz sólo se consigue viviendo
las virtudes del alma, porque en ellas es donde radica, donde se desarrolla, y
donde la sentimos, la gozamos, y la transmitimos.
Hay que estar vivos, con la
conciencia tranquila, limpia y el alma predispuesta para recibir y dar la paz.
Es el único lugar donde puede sobrevivir, brillar y resplandecer.
Roguemos por la paz. Trabajemos
por la paz, y tendremos la paz.
Durará si damos continuidad a
nuestra libre y honesta participación.
No hay felicidad ni libertad sin paz. Ni paz sin felicidad y
libertad.
Y lo más importante. La paz sin justicia no existe, eso se llama resignación y sometimiento y es el germen de la guerra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo, aunque no me parece que el germen sea la guerra, sino el diálogo y la imposición de la mayoría honesta.
EliminarSigo pensando que la violencia engendra violencia, aunque exista la legítima defensa,
Un fuerte abrazo de su agradecido amigo por participar siempre, enriquece el tema y nos ayuda a todos.