“LA VERDAD”
El
aceptar la verdad o no aceptarla, condiciona radicalmente la vida de las
mujeres y de los hombres.
La
verdad tiene que ser, necesariamente, mi verdad. Lo contrario no es la verdad,
es disculpa.
Negar
la verdad supone, automáticamente, en erigirme en creador de mis propias
verdades,
Debemos
hacer lo posible porque la verdad resplandezca y esté en todos los órdenes de
nuestra vida, y en la vida de todos.
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