viernes, 16 de septiembre de 2016

“¡TODO VALE!”.


“¡TODO VALE!”.



He oído y leído, varias veces últimamente, que ¡TODO VALE! Y quiero entender que quién está de acuerdo con que TODO VALE se refiere a que todos tenemos libertad y, por lo tanto, se puede hacer lo que cada uno quiera.
Entiendo por libertad no hacer lo que se quiera, sino hacer lo que se deba y se pueda con honestidad.
Ir desnudo por la calle.
Interrumpir por largo tiempo el tráfico, por hablar con alguien.
Escupir, echar chicles en la calle y colillas. Botar basura o lo que sea en la calle.
Etc. etc. etc.
Todo eso lo puedo hacer. Ahora bien, ¿es correcto? ¿eso es libertad?
No creo que TODO VALE.
La libertad es la potestad de hacer. Pero, como todo en la vida, de acuerdo a unas normas de educación, honestidad, respeto y convivencia.
La libertad es hacer sin dañar.
Las normas de urbanidad, buenas costumbres y educación se han creado para tener una mayor y mejor convivencia, no para fastidiar ni para coartar o quitar la libertad.
La libertad se basa y exige el respeto.
Además, no todo vale lo mismo.
El límite del comportamiento lo fija las necesidades de una convivencia feliz, en libertad.
El respeto, la honestidad, la educación… son normas y comportamientos que fortalecen la libertad.
La libertad es hacer todo lo que no dañe a un tercero.
El ser humano, la Naturaleza, el hábitat natural necesitan un respeto y una consideración y no TODO VALE.
Yo no puedo hacer lo que me da la gana, porque puedo ofender, dañar, perjudicar… a terceras personas o cosas que merecen todo el respeto.
TODO VALDRÍA si todo contribuyera a la felicidad personal y a la de los demás, hecho con honesta libertad.

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