Por amor, honestidad y
lealtad publico hoy martes como excepción:
“LA PALABRA REY, Y EL REY”.
La palabra Rey se usa,
comúnmente, para designar a un monarca o príncipe soberano de un reino o de un
estado.
La palabra, sin embargo,
tiene una enorme variedad de aplicaciones: se habla del Rey de la baraja, o del
ajedrez; también señala a una cosa o a un hombre que sobresale por sus
cualidades. A veces se presenta con un epíteto que tiene gran prestigio entre
los niños: los Reyes Magos. Y así se podrían mencionar una infinidad de usos
cotidianos, porque los Reyes siguen siendo la admiración y el deseo de ser alguien
a quien admirar, porque son personas que nacieron, crecieron y han sido
educadas para ello.
Lo que no se puede es
generalizar y, en especial, aplicar la palabra rey a lo que es negativo o malo.
Hay quien para atacar, saca
a relucir los actos malos de algunos reyes y, a continuación, elabora un
principio general según el cual todos los reyes no son buenos y menos
necesarios.
Muchas veces, he oído
decir: no soy practicante, porque no creo en los curas. Cuando he preguntado la
razón, resulta que el interesado trató a un cura malo y, como consecuencia de
su experiencia dolorosa, generalizó para justificar su apartamiento de la
práctica religiosa. Algo similar he oído y algunas veces oigo de los Reyes.
“¡Por unos, todos son
malos!” Craso error, e injusticia sin igual.
¿Cómo hacer ver a esas
personas - que supongo honestas y patriotas - el mal uso, consciente o
inconsciente, de una generalización que se ha elaborado a partir de un hecho
singular?
Y no digamos con respecto a
los Reyes constitucionales. Que son, en especial, la representación de la
nación. He oído ataques que pretenden defender otra opción política de
representación nacional, como puede ser la República en vez de Reinado.
La palabra Rey nos debe
recordar y orientar al bien porque la mayoría, aplastante, de Reyes han sido
ejemplares, creadores de la nacionalidad, de países,… Algunos han sido
emperadores, por haber creado imperios.
No dejo de reconocer que
soy monárquico. Lo digo para que no me achaquen ceguera o cuestionen mi
imparcialidad en el tema.
Trato de ser honesto con
los demás y conmigo mismo. Así me educaron y así he tratado y trato de vivir,
con la finalidad de compartir y ayudar lo bueno y necesario, como lo es tener
un Rey en un reino, que en España es un Reino constitucional.
Quien tiene la dicha y
honor de tener un Rey constitucional, debe protegerlo, amarlo y respetarlo.
Un Rey constitucional es un
Rey nacional.
Un Rey constitucional
representa a la nación como el mejor.
Un Rey constitucional se
tiene o no se tiene, y tenerlo es un honor y un privilegio.
Un Rey constitucional debe
ser amado y respetado por ser lo que es: representar a un País con una historia
y un legado. Y la mayoría ha dejado un tesoro en hechos y dichos a lo largo de
toda la historia de España.
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