“¡MORIR DE Y
CON ABURRIMIENTO!”
La vida y la muerte son el comienzo y el fin de la vida.
Nacer, crecer y
desarrollarnos es la gran aportación que hacemos los padres.
El crecimiento
inicial se lo debemos a la ayuda de los padres, pero seguir creciendo
como adultos depende de los valores infundidos y aceptados, y luego
practicados.
“Morir de
aburrimiento y con aburrimiento” es haber llegado a la vejez y no haberle
dedicado tiempo a crecer como persona y ayudar a los demás. No
dedicar una parte importante de la vida a enriquecernos espiritualmente y
no ayudar a que los demás también crezcan y se desarrollen espiritualmente, es
morir de aburrimiento y con el vacío de la soledad y del olvido.
El egoísmo se
desarrolla y se ampara en la despreocupación y falta de valores e
iniciativas de tal forma que nos impulsa a no ayudar cuando más podemos
hacerlo y mejor sabemos hacerlo: cuando hemos llegado a la vejez.
La vejez, como
todas las edades, tiene una importancia personal y social. Y por ser la
vejez la edad de los mayores años, tiene el
añadido de la sabiduría.
añadido de la sabiduría.
Vivimos en
sociedad. Y nos necesitamos los unos los otros.
Mirar al cielo
aburridos cuando nos hemos jubilado, es morir de
aburrimiento y con aburrimiento, y perder el tiempo que nunca regresa jamás.
aburrimiento y con aburrimiento, y perder el tiempo que nunca regresa jamás.
“¡El
aburrimiento, por falta de actividad, va mermando las capacidades, voluntades
y los deseos de hacer algo!”
“¡¡¡Perder el
tiempo cuando más vale, es imperdonable!!!”
Llegar a la
vejez y esperar a la muerte estando aburrido, es imperdonable.
Se llega a la vejez por razones casi desconocidas para cada uno.
Se llega a la vejez por razones casi desconocidas para cada uno.
Pero se ha
llegado. Se acaba el fluir de nuestro tiempo.
“¡¡¡Yo creo que
también se llega a la vejez porque nos queda algo que hacer!!!”
Perder la edad
de la vejez sin hacer nada y aburrido, sino vegetando, es imperdonable.
La vejez tiene
la virtud de la madurez.
La vejez tiene
la virtud del saber.
“¡¡¡La
vejez deber ser: dar sin mirar a quién!!!”
Morir de
aburrimiento y con aburrimiento es perder el valor de la vida, que tanto
ha costado vivir, para luego, cuando más sabemos, irnos a la tumba con la
caja vacía.
El ataúd del
muerto aburrido es el más pequeño.
En el ataúd no
nos llevamos nada material, pero si el cúmulo de actos buenos que hayamos
podido realizar. Que no tienen peso material, pero son de mucho valor
espiritual.
“¡¡¡Morir,
y con aburrimiento, es haber perdido la oportunidad de haber ayudado y
haber enriquecido la vida propia y ajena!!!”
Llegar a la
vejez es una grande y enorme posibilidad de ayudar a los demás y de paso
enriquecernos para llevarnos más cosas buenas en el equipaje eterno.
Perder la
oportunidad de ayudar cuando más tiempo tenemos, y más sabemos, es una
responsabilidad que aplasta y deja sin valor la vida del viejo.
La vejez es la
gran oportunidad que nos da la vida para llenarla de contenido, y morir
feliz por haber ayudado.
“¡¡¡No perdamos
el tiempo y más cuando somos viejos!!!”
La vejez es la
época de hacer mucho por los demás y de repartir el saber.
La vejez nos llenará de alegría si la hemos compartido en saber y en hacer.
La vejez nos llenará de alegría si la hemos compartido en saber y en hacer.
“¡¡¡La
vejez es para hacer!!!”
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