viernes, 4 de mayo de 2018

“¡SER LA SAL DE LA TIERRA!”




“¡SER LA SAL DE LA TIERRA!”   

  
Considero que ser la sal de la tierra es un privilegio digno de la santidad.
“¡¡¡La santidad debe ser la meta de todo ser humano!!!”
Todos: usted, el vecino, el amigo… yo también, todos estamos llamados a la santidad.
“¡¡¡Alcanzar la santidad es la gloria terrenal y luego la gloria de la eternidad!!!”
Hay muchos, muchísimos santos que nunca llegaremos a conocer y que permanecerán en el anonimato, pero que merecen la gloria terrenal y la celestial.
“¡¡¡Dichosa/o quien vive la santidad, porque ayudará a los demás!!!”
Todos hemos nacido para la santidad. De aquí surge la ineludible obligación personal, de todos y cada uno de los mortales, de luchar por estar en el camino de la santidad.
La santidad - lo repito hasta la saciedad - no es patrimonio de quienes tienen creencias religiosas. Todos, creyentes o no, estamos llamados a la santidad, por lo que hay que luchar por estar en el camino de la santidad, para que al final de la vida tengamos el activo que ayude a una muerte feliz, y a los creyentes la eterna felicidad.
“¡Seremos sal de la tierra si luchamos por la santidad!”
Ser sal de la tierra nos permite vivir con tranquilidad y morir, también, con tranquilidad.
La tranquilidad la da la conciencia de habernos comportado con honestidad y lealtad.
“¡La tranquilidad de conciencia nos convierte en sal de la tierra, y si ayudamos a los demás añadimos la santidad!”
Benditos y alabados sean los santos, por ser honestos, participativos y leales, lo que nos convertimos en la sal de la tierra que necesitamos para poder vivir y dormir con tranquilidad.
“¡El amor a los demás es una consecuencia de la santidad!”
“¡¡¡Ser sal de la tierra: nuestra conciencia nos felicitará!!!”
“¡La conciencia, que nunca duerme, es la gran aliada de la santidad!”
Fortalecer la conciencia con la fe, la esperanza y la caridad nos dará la humildad necesaria para vivir con intensidad la honestidad.
“¡La honestidad es un cimiento importante de la santidad!”
“¡La santidad es la meta que hay que alcanzar!
¿Qué nos ayudará a conseguir y vivir la santidad? La honestidad.
La honestidad con nosotros mismos y con los demás, es el camino de la santidad.
Ser la sal de la tierra no es una devoción, es una obligación.
La conciencia siempre nos dirá si somos la sal de la tierra.
La conciencia nos avisará cuando faltemos a la honestidad, y nos felicitarán cuando busquemos y luchemos por la santidad.
“¡¡¡Ser la sal de la tierra por ayudar a los demás, tratando que también sean santos, será la bendición que nos hará brillar y ser el ejemplo que necesita la sociedad!!!”
“¡Ser sal de la tierra y todo nos brillará!”
Ser sal de la tierra  y seremos el ejemplo con el que ayudamos a los demás, para juntos, vivir la santidad.
La santidad es la sal de la tierra si nosotros  brillamos con la honestidad por ser santos en la realidad.
“¡¡¡Ser sal de la tierra, por la santidad, es una necesidad personal y social, para que vivamos con felicidad y libertad!!!”








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